Por Arturo Sandoval
“Ayudar a alguien que lo necesita no es sólo parte del deber, sino de la felicidad”. José Martí
Lo que me escribe un amigo porque le envié un video que subió a las redes, una jovencita de Puebla con Covit 19:
“Mira amigo, aquí estamos encerrados toda la familia. Sí, mi esposa y mis cinco hijos, al igual que el vídeo que nos enviaste de la chavita de Puebla que tiene Covid 19, también nosotros regresamos de esquiar en otro lado de Estados Unidos. Al regresar nos hicimos la prueba todos y de paso a Paula, la señora que viene dos veces cada semana a ordenar la casa desde hace once años. Salimos negativos y da tranquilidad.
Pero como Paula viene de fuera, le dije que ya no viniera hasta que pase la pandemia. Ocupa otros cuatro días en ir a otras casas, incluso de vecinos, quienes también le pidieron lo mismo. Sabemos que cuenta con esos ingresos. Mi negocio de partes industriales que abrí hace más de 40 años, me permite una vida con ciertos lujos como lo has visto. Decidimos hablarles a las otras dos familias que ocupan a Paula, para ver la posibilidad de cubrirle integro sus servicios durante dos meses o tres, sin que viniera, y sin que nos debiera nada. Una familia aceptó. Entonces, entre dos familias le cubriremos esos seis días a la semana. También a Paula le pagamos el Seguro Social desde hace 9 años.
Ella es una excelente trabajadora, sólo faltó un día por la fractura de un brazo de su hijo. Llega a las nueve, se va a las 5, come aquí; a veces en compañía de mis hijos o de mi esposa. Tiene tres hijos como madre soltera y su mamá se los cuida. No le damos limosna, sentimos que es nuestra obligación moral y económica ser solidarios, no queremos aplausos por ello. Paula no es un objeto desechable, es parte de nuestra vida y familia, tenemos que cuidarla amigo. Además las dos familias le dimos un extra por si se enferma alguien de los suyos. Créeme, el dinero no nos va hacer falta y nosotros limpiaremos y ordenaremos la casa, como lo hacíamos cuando no iban bien las cosas.
Por eso lamentamos que el corporativo de restaurantes Alsea, que da carísimo un café y sus restaurantes no sean la gran cosa; mande a sus empleados a sus casas un mes y no les pague su sueldo. Este corporativo puede cubrirle dos o tres meses sin resentir mucho sus finanzas.
Otros que se las verán muy duras son sus proveedores. Lo bueno que el Presidente ya les aventó sus cacayacas amenazantes y la Secretaria del trabajo está haciendo algo. Bueno, cuídate querido amigo, porque ya somos de la tercera edad aunque nos sintamos muy bien, queremos cargar los peregrinos en diciembre. Guardaremos los abrazos hasta que termine esto, porque, eso sí, los mexicanos no olvidaremos lo muy abrazadores que somos”.
NOTA: lo mismo deseo.