CUENTO: por Anthony Smart.
Turkey Fumarolas era un pavo joven, que durante todo un día podía fumarse hasta 84 cajetillas de cigarros.
Se creía muy fuerte, con unos pulmones que, como él mismo presumía, podían contener todo el humo de un volcán.
-¡Jo! -exclamaba el pavo hippie-. ¡No hay en todo el mundo pulmones más fuertes que los míos! -decía, con fanfarronería.
-¡Ah! ¡Qué pavo más fanfarrón es ése! – le decía un pava a su amiga.
-Sí. ¡Y lo peor de todo es que no hay nada que podamos hacer para que se calle el pico! -le contestaba la otra.
Turkey Fumarolas, además de ser un pavo presumido, ¡también era un hippie! Y esta es la razón -decía él- por la que todo el tiempo me la paso fumándo. Porque mi condición de hippie así me lo exíge.
-Nosotros los hippies fumamos mucho -les decía el pavo presumido a unos niños-. ¿Es que acaso no lo sabían? -les preungtaba, dándose aires de ser él muy importante.
-Patrañas. ¡Puras patrañas son las cosas que ese pavo hippie les dice! -le hacía ver un pavo anciano a su nieto, mientras miraba a Turkey Fumarolas parlotear con esos niños.
-Tú que eres joven… ¡Cuidate de nunca ser como él! Cuida tus pulmones lo mejor que puedas. No los dañes como ese pavo lo hace -le dijo el anciano a su nieto.
-Gracias, abuelo, por aconsejarme -éste le respondió.
-Clak, clak-. Turkey Fumarolas se pavoneaba por todos lados, con su habitual cigarrillo.
-Clak, clak-. ¡Fó! Allí viene el pavo hippie y engreído. ¡Vámonos de aquí! -le ordenó una mamá pava a sus hijitos.
-Clak, clak-. ¡Ah…! Pavo hippie, pavo loco, pavo humado, ¡qué cosa más creída eres! -decía un señor pavo, mientras miraba a Turkey Fumarolas pasearse con su pecho henchido de orgullo.
-Clak, clak-. Lo que yo hago ¡nadie más lo puede hacer! ¡Nadie puede superarme en cantidad de cigarros fumados! -decía
Turkey Fumarolas, en voz alta, para que todos los demás pavos jovenes lo escucharan claro.
-Cuando yo crezca ¡quiero ser como él! -le dijo un pavito a su padre.
-Quiero pasarmela fumando ¡todo el tiempo! -añadió.
-¡Cállate chiquito! ¡No sabes lo que estás diciendo! -su papá lo regañó.
-Turkey Fumarolas es solamente un creído, que ni tú ni nadie debería de imitar jamás. Y si lo haces, el tiempo te lo
cobrará -le dijo a su hijo.
-¿Pero por qué, papá? -quiso saber el niño.
-Porque fumar poco o mucho es ya de por sí algo muy malo – le hizo saber él. Luego le dijo:
-Hijo. Éste Turkey Fumarolas se cree muy grande, cree que ¡todo lo sabe! Pero él no sabe que lo queestá haciéndo le está dañando su salud.
El tiempo siguió su curso. Pasaron dos años.
-¿Qué será toda esa fila de pavos? – le preguntó una mamá pava a su hija.
-¡Ay mamá! -exclamó su hija. ¿Pero en qué mundo vives? -le preguntó-. ¡Qué! ¿No sabes?
-¿Saber qué, hija?
-Que toda esa fila de pavos que ves, son pavos que están llevando a enterrar a Turkey Fumarolas.
-¡Pero cómo…! -exclamó su madre-. ¿Es que acaso murió? -le preguntó a su hija.
-Sí, madre. El pavo hippie murió ayer en la tarde, de cáncer pulmonar. Sus pulmones estaban todos destruídos y llenos de humo. Así que, LA FALTA DE OXÍGENO LO MATÓ.
FIN.
Noviembre/28/2016