Claudia Rodríguez
Durante los casi seis años de Gobierno –en realidad desgobierno– del Presidente en funciones, Enrique Peña Nieto, se han señalado un sin número de tropiezos o fracasos que han marcado su gestión y que lo tienen hoy, muy temprano en su vida política, incluso como mandatario federal, recibiendo el karma de sus malos haberes, omisiones y hasta empachos de poder.
Las distintas crisis a las que se ha enfrentado Peña Nieto como Jefe del Ejecutivo federal, no son pocas; algunas de éstas fueron provocadas desde dentro del Poder.
Aquél Pacto por México, acuerdo con las que eran las principales fuerzas partidistas del país –priistas, panistas, perredistas–, fracasó muy rápido porque el ganar-ganar, sólo fue para el Ejecutivo. Los partidos y sobre todo los dirigentes de Acción Nacional y de la Revolución Democrática, se sintieron usados para llevar a cabo una serie de Reformas constitucionales, que para ellos tuvo un alto costo político al interior de sus propios institutos políticos.
Los casos de Tlatlaya, Ayotzinapa y Apatzingan, se convirtieron en estandartes de la violencia generalizada en el país, contra los pobres, contra los niños y jóvenes, contra las mujeres e incluso contra los mismos que las autoridades señalan como delincuentes, prejuzgando sin duda.
La “Casa Blanca” de las Lomas de Chapultepec, Malinalco, OHL, Higa, Odebrecht y la fuga carcelaria de “El Chapo” Guzmán, luego de una recaptura tan cantada, igual mostraron las caras que más sonaron en este sexenio: corrupción y despilfarro con dinero público, así como la omisión de tareas en el encargo. Hubo quienes hasta púbicamente nos dijeron que ya se habían cansado.
Fue así como de manera colectiva la desaprobación a la ¿gestión? de Peña Nieto cobró fuerza, aunado a que se enviaba el mensaje constante de que México iba despejando al desarrollo y a la prosperidad gracias a la aprobación de las Reformas en materia laboral, energética, fiscal, financiera, telecomunicaciones, anticorrupción y hasta político-electoral. Sin embargo, estas modificaciones a la Constitución, pocos beneficios en la práctica han dejado a los gobernados.
Peña Nieto tampoco supo fortalecer la sucesión presidencial para el PRI, se le fue de las manos pérdida a pérdida y hasta en procesos electorales vulnerados; además que dividió y enfrentó a sus hombres al grado que al final no le quedó sino optar por un candidato “ciudadano” que luego se volvió más priista que la muy colorada Claudia Ruiz Massieu.
Pero si hay una muestra significativa de sus pérdidas y fracasos que a Peña Nieto lo muestra hasta desencajado; no es sólo el triunfo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia y la presencia de MORENA en casi todo el territorio nacional; también y por mucho en estos días y luego de la espectacular salida a escena de la maestra Elba Esther Gordillo, por el intento político del mismísimo Presidente de la República de marcar a la profesora de delincuente con pruebas fabricadas, además de fincar la responsabilidad de tal acto al Poder Judicial.
De nada valió al final pagar millones de dólares en publicidad que no pudieron convertir en estadista a un perdedor.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto negó que la maestra Elba Esther Gordillo sea una perseguida política y aseguró que el caso es estrictamente judicial.
Para advertir… Falta escuchar en unos meses la versión de los señalados por Peña.
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