Desde el sismo del 2017 tanto autoridades como vecinos tienen presente que aún hay un número injustificablemente alto de inmuebles que ponen en riesgo inminente a la sociedad en las colonias, Juárez, Condesa, Roma, Doctores entre otras.
Para los inmuebles más peligrosos ya existen proyectos de demolición y reemplazo, sin embargo, la actividad irregular de establecimientos nocturnos, la falta de consenso entre vecinos propietarios y omisiones por parte de las autoridades, obstruyen las acciones necesarias para garantizar la seguridad de los capitalinos.
En 2017, el suelo de la Ciudad de México volvió a estremecerse, los daños fueron cuantiosos, pero pudieron llegar a más. La ciudad aprendió del sismo de 1985, posterior a este se reformó la forma de construir y hacer ciudad.
Sin embargo, hoy en día aún quedan un número preocupante de inmuebles que amenazan la seguridad de los capitalinos y la gran pregunta es, ¿por qué no se han llevado a cabo acciones concretas para resolver este problema?
Tras el sismo, el gobierno de la capital se propuso reconstruir todos los refugios y casas afectadas, por su parte la sociedad se organizó y empujó procesos con mayor transparencia y atención integral.
No obstante, como en todas las historias, surgieron dificultades: retraso en trámites, sobreprecios, falta de certeza sobre seguridad estructural, delincuencia, intereses particulares y sobre todo una incapacidad de algunas autoridades de mantener el estado de derecho.
Asimismo, estas situaciones son constantes en el país, pero en el contexto de la tragedia de la línea 12 del Metro, se busca que las autoridades tomen acciones inmediatas.
En la mayoría de los casos se ha logrado consenso entre vecinos y autoridades; aun así no se ha hecho nada, el Plaza Condesa es un claro ejemplo; autoridades, vecinos y comerciantes ya aceptaron la demolición del edificio.
Desde 2018 se han realizado diversos dictámenes por instancias como el Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la Ciudad de México (ISC), que demuestran daños a nivel estructural en este inmueble, que hace latente el riesgo de un derrumbe ante cualquier movimiento telúrico.
Para muchos vecinos que se han expresado en redes sociales la situación no tiene sentido, si existe tanta documentación y elementos para propiciar la demolición de un inmueble de esas dimensiones.
Demandas ciudadanas en redes
“¿Por qué aún hay quejas de actividad clandestina?”; “¿Por qué no hay un plan claro sobre qué sucederá el edificio?”; “¿Por qué el edificio sigue en pie?; “¿Hasta cuándo se tomarán las cartas en el asunto?”.
Son solo algunas de las demandas ciudadanas que circulan en las redes sociales y denuncian una percepción de inseguridad en las inmediaciones del inmueble que operó en 2019 y 2020 pese al riesgo de colapso.
El mes pasado vecinos de la zona también alzaron la voz para denunciar que el inmueble se ha transformado en un imán de actividades delictivas, debido a su estado inhabitable un grupo de encapuchados aprovechó la situación para llevar a cabo actividades de este tipo como lo muestra un video difundido en Twitter.