A un año de que a ciencia cierta no se conozca del paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos tras haber sufrido una emboscada por policías municipales de Iguala, Guerrero, con todo y el conocimiento de elementos del Ejército; todo parece indicar que en realidad –sobre todo sus padres y familiares–, nunca sabrán del paradero de los mismos.
Mientras el presidente Enrique Peña Nieto les da largas a los padres de los normalistas y ofrece que en el marco de la Fiscalía de Desapariciones Forzadas se contemplen los sucesos en Iguala de hace un año, que en las Cámaras del Legislativo se creen comisiones y que una gran cantidad de la población se sienta más que indignada, atemorizada porque algo similar suceda con un familiar; las movilizaciones y protestas no minarán.
Es un hecho de nivel imperativo que se requiere saber el paradero de los estudiantes, pero también es una verdad de a kilo que es el poder el culpable de estas y otras desapariciones. Tanto así, que basta ver como los propios políticos intentan permear entre el colectivo social que son sus contrincantes ideológicos –y sólo eso porque todos son iguales–, quienes tendrían la autoría de los sucesos ominosos de hace un año en Iguala.
Lo que sucedió en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) apenas la semana anterior, es una muestra de lo arriba descrito. Mientras se realizaba una sesión solemne para conmemorar el primer año de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa se escucharon gritos y acusaciones entre legisladores para endosar culpabilidades.
Los legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) colocaron en cada curul un mensaje que advertía: “Fue el Estado”. Pero los priistas no se quedaron con los brazos cruzados y rápidamente imprimieron la fotografía en donde aparece Andrés Manuel López Obrador con los ahora presos José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, alcalde de Iguala en funciones cuando la desaparición de los normalistas y esposa respectivamente; y a quienes la Procuraduría General de la República (PGR) responsabilizó en primera instancia como autores intelectuales de la desaparición de los normalistas.
Inteligente la postura de Movimiento Ciudadano al señalar que no se requería un minuto de silencio pues lo imperativo era regresar a los estudiantes con vida, en tanto los panistas destacaron que la sesión solemne a la que fueron convocados los legisladores del Distrito Federal no debió haber sido pasarela partidista.
Entre acusaciones de políticos queda claro que el culpable es el poder, aunque todavía queda por saberse si el Estado y si lo es, por omisión y colusión.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto señaló a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa: “Queremos lo mismo: saber qué pasó con cada uno de sus hijos y que haya justicia”
Para advertir… Necesitamos saber.