Ricardo Del Muro/ Austral
Tras más de 20 años ausente, sin aceptar participar en actos públicos en México, el expresidente Ernesto Zedillo reapareció como expositor en el foro anual de Actinver, donde compartió el foro con José María Aznar, expresidente de España (1996 – 2004) y miembro del Partido Popular, de tendencia conservadora liberal, cuyo origen fue la Alianza Popular que agrupó a dirigentes franquistas durante la transición española de 1977 a 1989.
El doctor Zedillo fue uno de los ponentes en la Conferencia Magistral, que se presentó en un evento privado, exclusivo para socios e inversionistas, sin acceso a la prensa, en el restaurante de la Hacienda de los Morales, ubicado en Polanco, Ciudad de México.
Desde su puesto, como director del Centro para el Estudio de la Globalización de la Universidad de Yale, Zedillo se ha convertido en un rockstar de las conferencias para CEO´s que le reconocen como un pontífice del neoliberalismo.
No es la primera vez que Zedillo y Aznar participan en un evento de este tipo; hace dos años, la Fundación Internacional para la Libertad, auspiciada por el escritor Mario Vargas Llosa, reunió en Madrid a tres expresidentes: el español Aznar y los mexicanos Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, así como el juez brasileño Sergio Moro, aplaudido en su día en esos ambientes por encarcelar a otro expresidente, Lula da Silva.
Aunque se le reconoce como autor de la palabra “globalifóbico” para designar a los enemigos de la globalización, Zedillo no fue un gran líder político en México.
Llegó como “candidato emergente” a la Presidencia tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994 y, al finalizar su sexenio, no tuvo más opción que aceptar – con una actitud democrática, que se le reconoce – el triunfo del panista Vicente Fox, el primer candidato opositor en ganar la Presidencia tras 71 años de hegemonía priista.
En su Tragicomedia mexicana, José Agustín (qepd), refiriéndose a Zedillo, observó:
“Desde un principio todo le costó mucho trabajo; ya no había una campaña contra la campaña pero él mismo era el problema, pues inevitablemente resultaba una muestra fehaciente de los abismos a los que podía llegar la decadencia del sistema, que por cierto, nunca se caracterizó por sus grandes hombres”.
Además de lucrar con el nombre de Colosio – escribió José Agustín -, en un principio Zedillo, que para esas alturas era un yupi tecnócrata, trataba de hacerse el simpático y populachero pero a nadie convencía, como cuando unos trabajadores le invitaron una cerveza y él la pidió en vasito para que pareciera Sidral, “porque si no los amigos de la cámara me agarran tomando cheves”.
Sin embargo, era pródigo en el humorismo involuntario, como la vez que aseguró que sería presidente de “los pobres mexicanos” en vez de “los mexicanos pobres” o cuando le dijo “no traigo cash” a una mujer indígena que se le acercó para ofrecerle artesanías.
Su sexenio inició marcado por una de las crisis financieras de finales del siglo veinte con repercusiones internacionales, llamada “Efecto Tequila”. Zedillo y Salinas se culparon mutuamente de la crisis.
El expresidente lo responsabilizó del llamado “error de Diciembre” (1994), que fue la táctica de la libre flotación de la paridad peso – dólar, que causó una fuga masiva de divisas.
De hecho, fue el presidente Andrés Manuel López Obrador el que puso en la agenda pública el retorno del doctor Zedillo.
Durante la conferencia mañanera, en la víspera, lanzó cuatro preguntas a Zedillo:
¿Por qué convirtió las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública?, ¿por qué envió una reforma para que los trabajadores no se jubilaran ni con 50 por ciento de su último sueldo?, ¿por qué durante su gobierno no aumentó el salario mínimo? Y ¿por qué desapareció los trenes de pasajeros y se fue a trabajar como asesor de la empresa a la que se los entregó?
A pesar de los cuestionamientos, en su conferencia Zedillo evitó a toda costa referirse directamente a López Obrador, señaló la reportera Elia Castillo del diario El País.
El eje central de su ponencia fue señalar el riesgo de los gobiernos populistas.
“Cada que algún político que no entiende algunas cosas y quiere insultar a alguien, le dice neoliberal”, expresó.
Las alusiones a López Obrador fueron constantes sin ser directas.
“Lo que ha sucedido en nuestra época es que esos han aprendido cómo funciona el sistema. Les gusta la democracia hasta que ésta les da la oportunidad de acceder al poder y una vez que acceden al poder se marcan como objetivo erosionarla. Es un problema muy serio, porque la forma de acceder vía democrática es a través del engaño, de la demagogia, del populismo”, dijo Zedillo, que en más de una ocasión subrayó que hablaba de Venezuela.
Para rematar su conferencia magistral, el exmandatario llamó a la ciudadanía a defender la democracia y frenar “el avance de los regímenes populistas”.
“Para tener democracia, necesitamos tener ciudadanos que crean en la democracia, no podemos tener seguidores de culto, fanáticos retrógradas” fue la última saeta lanzada por el expresidente, señaló la periodista. RDM