Manuel Granados de plano aventó la toalla, dejó al Partido de la Revolución Democrática en la más grave crisis desde su fundación aquel 5 de mayo de 1989, luego del éxito obtenido por el Frente Democrático Nacional, con Cuauhtémoc Cárdenas en aquella discutida elección de 1988 que después se le conoció como la caída del sistema.
Hoy el PRD es una entelequia que va directo al panteón de la política mexicana. Sólo conserva dos de las gubernaturas que ganó en los tiempos modernos, una de las cuales, la de Tabasco, tendrá que entregar muy pronto, la otra la de Michoacán con un gobernador más cargado al priismo que al perredismo.
Al PRD se lo acabaron los “Chuchos”, que en las elecciones de julio pasado no pudieron colarse a las cámaras como lo hicieron en varias ocasiones o como en el caso de Jesús Ortega que una vez que concluía su periodo legislativo entraba su esposa para relevarlo.
El partido del sol azteca que estuvo muy cerca de ganar las elecciones presidenciales en el 2066 de la mano de Andrés Manuel López Obrador, o más bien las ganó pero se la robaron, es ahora una caricatura, así lo vio Granados y prefirió tirar la toalla esta semana.
El PRD es un partido sin recursos, con grandes deudas y con una representación muy pobre en las cámaras, apenas cinco senadores y apenas poco más de 30 diputados, algunos de los cuales coquetean con Morena para ser miembros de la bancada del próximo partido en el poder.
Ese partido que arrasó durante los últimos 20 años en la Ciudad de México, ahora no representa nada, Miguel Ángel Mancera hace el ridículo en el Senado con sus cuatro coordinados. Mancera es uno de los responsables de la debacle, nunca se definió, nunca intentó tomar las riendas de esa organización política a pesar que como jefe del Gobierno de la Ciudad de México tuvo la fuerza suficiente para hacerlo. El hoy senador es, en parte culpable de la debacle perredista sobre todo en la Ciudad de México.
Su último intento por sobrevivir fue su alianza con el PAN, de la que Mancera fue uno de los principales promotores la que resultó un fracaso. Hoy nadie quiene hacerse cargo de la entelequia, no recursos, tienen muchas deudas y las posibilidades de éxito en próximas elecciones locales son prácticamemente nulas. Adios PRD.
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Nadie puede negar que en la caravana de migrantes hondureños que se dirigen a los Estados Unidos en busca del sueño americano, hay manipulación con fines de sacar raja política ahora que los nortemaericanos van a las urnas el próximo 6 de noviembre. Desde ahora les puede adelantar que la actitud de Donald Trump es una antes del proceso electoral y será otra después del mismo. También republicanos y democrátas asumirán otra postura según les vaya en las elecciones. Tanto a Trump como a los demócratas la caravan les vino como anillo al dedo.
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@HctorMoctezuma1