RODOLFO VILLARREAL RÍOS
El presidente era un convencido de que el país requería contar con más medios de comunicación. En ese contexto, consideraba que la alternativa era construir el número mayor de vías de ferrocarril que fuera posible. Varios tramos ya operaban, pero aún eran escasos o nulos los esfuerzos realizados en la región del sureste o bien el tendido de líneas que cruzaran el país de este a oeste y viceversa. Con su visión de largo plazo, tenía fija la idea de que no podía concluir su gobierno si ser capaz de unir, vía el transporte, el Pacifico y el Golfo de México.
Si bien ya otros habían explorado la posibilidad de conectar esos puntos vía la construcción de un canal interoceánico, tras de encargarle a los técnicos realizaran un estudio al respecto, llegó a la conclusión de que la alternativa única para que el Istmo de Tehuantepec se convirtiera en lazo de unión era la construcción de una línea férrea. Ahora, él podría materializar lo que muchos habían soñado.
Sobre el ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, les contamos en este espacio el 18 de enero de 2020 bajo el título “Los ferrocarriles, el Istmo de Tehuantepec y el progreso”. Lo que ahora les narraremos es acerca de lo que se escribió, ayer y no hace mucho, en torno a la inauguración del ferrocarril que iría de Salina Cruz, Oaxaca a Coatzacoalcos, Veracruz.
Eran los albores del año 1907, el presidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori miraba como el país crecía en lo material, desafortunadamente nunca encontró la fórmula para que a la par se lograra el desarrollo económico. Bien presente tenemos lo que nos enseñaron en nuestras lecciones de economía, crecimiento y desarrollo no son sinónimos. Pero en aquel momento lo importante era crear infraestructura, se estimaba que lo otro llegaría por añadidura en poco tiempo. Como se acostumbraba entonces, ¿prevalecerá en nuestros días?, la prensa obsequiosa alababa las grandes obras del presidente cuya actuación, para las plumas imparciales, rondaba los linderos de la perfección.
Una de esas publicaciones era La Esperanza, órgano católico quincenal que, en 1904, nació bajo la bendición del arzobispo de México, Próspero María Alarcón y Sánchez De La Barquera. En su edición del primero de enero de 1907, señalaba: “Los primeros soles del Año Nuevo iluminaran la frente del genio ferrocarrilero [¿se referirían al presidente?] sentado sobre las locomotoras que se deslizaran por la vía magna del Istmo de Tehuantepec, enlazando por vez primera los vapores del Atlántico y el Pacífico…El Tehuantepec es el anillo que enlaza las nuevas líneas.
Las Islas Hawái y New York tienen abierto un cauce inmenso para la vía comercial. Vamos, ahora si qué dirán los chinacos. ¡Cuánto ha cambiado México desde las colonias! Ahora México rebosa de vida y de progreso. Ejemplo, Tehuantepec, punto central de dos grandes arterias comerciales”. Esa no era la única publicación que se ocupaba del tema.
El tópico, también, se abordaba en El Tiempo Ilustrado, que apareció por vez primera el 5 de julio de 1891, una publicación de aromas a incienso y rancio como lo demostraba el hecho de que en el cabezal apareciera una cruz y su número inicial lo “adornaba” en la portada una fotografía de Agustín De Iturbide Green, el nieto del criollo quien se sintió noble.
En la edición del 20 de enero de 1907, se leía: “El sueño de Hernán Cortez, de hacer el camino real del Pacífico y de acortar de dos tercios el camino de Gádiz a Cataya va a quedar realizado. Mañana, lunes, parte para inaugurar oficialmente el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec al servicio transcontinental el señor presidente de la república, acompañado de altos funcionarios públicos, de algunos prominentes de la banca, la industria y el comercio, la prensa del país y de los contratistas Pearson & Son, iniciándose así una nueva era para la importantísima ruta del Istmo de Tehuantepec.
Aunque el ferrocarril existía desde hace varios años, estaba sin facilidades en los lugares terminales para que se pudiera hacer el despacho de mercancías, por lo que resultaba de utilidad relativamente corta para desarrollar la riqueza natural de esa región”. Pero en las crónicas de aquellos tiempos no puede faltar la del abuelo de su nieto, Ireneo Paz Flores, cuya pluma llevaba ya un buen tiempo de reseñar las glorias del Caudillo.
En la edición del 25 de enero de 1907, bajo el título “Excursión a Tehuantepec”, en La Patria, se informaba que “el lunes [21 de enero] cinco trenes partieron de la estación del Ferrocarril Mexicano, conduciendo a los invitados que van a presenciar la inauguración de las obras de Tehuantepec, que, al cabo de un período relativamente corto de tiempo, van a ponerse al servicio del trafico internacional… Esta vía tiene como puntos terminales a Salina Cruz y Puerto México (Coatzacoalcos).
Los dos grandes puertos, en los que se ha dado remate a obras de primer orden, como muelles, almacenes, &, serán los puntos a donde arriben las grandes embarcaciones que vienen de Oriente y Occidente. Poderosas grúas eléctricas servirán para la descarga de buques. Máquinas innumerables facilitaran el traslado de mercancías de un puerto a otro, y puede afirmarse con certeza, que sí el Canal de Panamá llegara a abrirse [lo cual sucedió el 15 de agosto de 1914], Tehuantepec vendrá a ser el preferido por las inmejorables condiciones que ofrece a los grandes negocios. La excursión presidencial organizada para la inauguración de las obras pondrá de relieve la importancia de estas.
La presencia del Cuerpo Diplomático y de un grupo interesantísimo de personalidades de la industria, de la banca y el comercio en la ceremonia, lograra mostrar al extranjero la importancia de Tehuantepec en el comercio del porvenir. Grandes días de riqueza y bienestar esperan a la patria, si, como es de suponerse, los esfuerzos de ella por abrir nuevos horizontes de vida al mundo son coronados con éxito.” Vayamos a la ceremonia de inauguración que ocurrió en ambos extremos de la ruta.
Conforme a la nota publicada en El Diario, periódico fundado el 13 de octubre de 1906 y que a partir de 1908 dirigiera Juan Sánchez Azcona, la mañana del miércoles 23 de enero alrededor de la 10:30 horas, arribó a Salina Cruz el tren el que viajaba el presidente Díaz Mori. En el trayecto había encontrado arcos florales en los cuales se leía: “Al ilustre general Díaz”, y otro con la inscripción “Al eximio y probo gobernador [de Oaxaca] Emilio Pimentel”. A la entrada del recinto ferroviario, “la reja que cierra la puerta de la estación estaba atada con un lazo formado por un listón tricolor. Arriba de la reja se leía: El Comercio del Mundo: ¡Viva México!
El señor secretario de comunicaciones entregó al señor presidente, en el momento en que llegaba a la reja, un cuchillo de plata, con el que el Primer Magistrado cortó la cinta, conservando él la mitad y entregando la otra parte al señor [Weetman] Pearson [quien era el presidente de la compañía ferrocarrilera y cuya empresa fue la encargada de realizar la obra del ferrocarril]”. Asimismo, se encontraba “el general [Manuel] Mondragón jefe de la Comisión Facultativa compuesta de ocho tenientes de artillería del Colegio Militar y de otros ocho ingenieros militares más, la cual comisión fue la encargada de levantar los planos de las obras del puerto”.
Acto seguido, el presidente volvió a bordo del tren al muelle…hizo una señal e inmediatamente, en medio de delirantes aplausos de la multitud, la poderosa grúa inclinó su enorme brazo sobre el vapor tomando la primera parte de la carga destinada a ser transportada a a través del Istmos por el Ferrocarril de Tehuantepec. Fueron muy precisos los movimientos; la grúa dejo la carga sobre una plataforma, la que la condujo in mediatamente al furgón marcado con el numero 2499.
Durante las maniobras, el presidente hizo algunas indicaciones para facilitarlas”. Tras de visitar el barco y observar de cerca las maniobras, regresaron al muelle para asistir a una comida en donde Pearson pronunció un discurso laudatorio al empeño y la ayuda que el presidente Díaz y su gobierno le dieron para poder solventar aquella obra que enfrentó, en varios momentos, retos muy difíciles”. Tras de la ceremonia, el presidente encabezó la comitiva que se dirigió al muelle de la dársena en donde estaba un vapor de nombre Rizonian que “contenía diez mil cuatrocientas toneladas de mercancías” listas para ser descargadas y trasladarse hacia el otro extremo de la vía ferroviaria en Coatzacoalcos. Dado que el presiente Díaz Mori tenia la mala costumbre de inaugurar obras completas, iría para allá.
Tras de salir para Tehuantepec en donde esa noche hubo un baile para festejar la inauguración, en la mañana de 24, partieron con rumbo a Coatzacoalcos. En el trayecto, en sitios diversos, como ya había acontecido entre la ciudad de México y Salina Cruz, se hicieron presentes los pobladores para vitorear al presidente Díaz Mori. Antes de llegar al antiguo Puerto México, la comitiva. visitó la estación Rincón Antonio, sitio en donde se ubicaban los talleres mecánicos para realizar las reparaciones a los carros de ferrocarril., así como la construcción de carros, las fraguas y la fundición. Posteriormente, acudieron a la Casa Redonda, los Almacenes y las Bodegas. Al día siguiente, alrededor de las 8:30 horas, arribaron a Coatzacoalcos.
Ah’i, lo esperaba el gobernador de Veracruz, Teodoro Ángel Dehesa Méndez [ancestro del escritor ya fallecido, Germán] en donde el presidente cortó el listón inaugural para después, tras de cruzar el almacén número uno, el presidente y la comitiva llegaron al “sitio en que se encontraba atracado el barco Lewis Luckenbach, el primer vapor de gran calado que entró a este puerto al que llegó el día 21del mes a las ocho de la mañana, en aquel sitio, rompió el Sr. Presidente los sellos que colocó para cerrar las puertas del furgón de carga marcado con el numero 2499, que… fue el carro en donde en Salina Cruz se colocaron las primeras mercancías desembarcadas”.
En esa forma quedaba inaugurado el tramo ferrocarrilero Salina Cruz-Coatzacoalcos, operando totalmente. Lo haría de manera exitosa hasta que se abrió el Canal de Panamá y se atravesaron tanto la Primera Guerra Mundial y la Revolución Mexicana. Poco a poco de aquello no fue quedando nada, hasta que ahora se nos indica que la obra de recuperación va en marcha y así nos enteramos de lo que la prensa de ahora nos reporta.
El 17 de septiembre pasado, la prensa nacional reportaba que “uno de los megaproyectos de la administración obradorista más ambicioso, a cargo de la Secretaría de Marina (Semar), inició operaciones de prueba en el tramo que va de Salina Cruz, Oaxaca, a Coatzacoalcos, Veracruz.
La transformación del sur-sureste del país será patente en la alegría y la esperanza con la que será recibido el Tren Transístmico de pasajeros en cada uno de los municipios y comunidades oaxaqueñas durante el recorrido de prueba que haremos con el presidente Andrés Manuel López Obrador”, detalló [el gobernador de Oaxaca] Salomón Jara [Cruz].” Y como si de pronto los ecos de 1907 se apoderaran del corredor del Istmo, leemos que “entre sus objetivos está el facilitar el comercio con Asia y la costa este de Estados Unidos, ya que el proyecto pretende impulsar la economía de la región.
Aunado a ello, el mandatario estatal indicó que el Tren Interoceánico ayudará a mejorar la economía de ambas entidades y del país en general ya que, al ser una estructura ferroviaria modernizada, ayudará a que la comunicación dentro de México mejore en los siguientes años”. Y para que la reminiscencia no se quede corta, vayamos al párrafo siguiente.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no se baja del tren. Ahora el mandatario se subió al Tren Transístmico para realizar un recorrido de prueba junto con integrantes de su gabinete y los gobernadores de Oaxaca, Salomón Jara, y Veracruz, Cuitláhuac García. Se prevé que esta nueva ruta de ferrocarril de pasajeros sea inaugurada en octubre próximo.
El presidente López Obrador abordó el Tren Transístmico en la estación Salina Cruz, Oaxaca, en el Istmo de Tehuantepec, y viajó hasta Coatzacoalcos, en un recorrido de aproximadamente 308 kilómetros. En el viaje también estuvo Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, institución que está a cargo de la obra, una de las emblemáticas de la actual administración”. Y por supuesto, el diario de la casa… presidencial, La Jornada, no podía de enterarnos de la buena nueva.
En su edición del 19 de septiembre, nos presentaba que “el tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) es la columna vertebral del proyecto, ya empezó a operar en su ramal de transporte de carga y a partir de diciembre de este año abrirá una de sus tres líneas al servicio para pasajeros, se informó en la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario federal destacó que será central para el comercio mundial y recordó que desde la época de la Colonia se hablaba de este corredor para comunicar los océanos Pacífico y Atlántico, por encima de Nicaragua y Panamá. Hoy, enfatizó, es de gran relevancia debido al desarrollo de Asia, en particular de China, lo que ha generado que los puertos del Pacífico sean las principales entradas de mercancías.
El domingo, el presidente realizó un recorrido de supervisión a bordo de un convoy del puerto de Salina Cruz, Oaxaca, a Coatzacoalcos, Veracruz, y resaltó la reacción de la gente al paso del tren. El vicealmirante Raymundo Morales, director general del CIIT –que está a cargo de la Secretaría de Marina-, indicó que se tendrá capacidad para mover hasta un millón 400 mil contenedores de 20 pies al año, a fin de conectar el comercio que viene de Asia, Centro y Sudamérica con la costa este de Estados Unidos. Su objetivo principal es instrumentar una plataforma logística intermodal que va a estar interconectada por mil 200 kilómetros de vías férreas y operadas por el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, apuntó el funcionario”.
En el pasado, los ‘malvados’ entregaban obras terminadas. En el presente, los ‘buenos’ inauguran lo que próximamente se concluirá. ¿Alguna duda de que en un lapso de 116 años México ha cambiado? vimarisch53@hotmail.com
Añadido (23.38.160) Continua la elaboración del ramillete de plagiarias. Para que se vea que la división de poderes prevalece, el Judicial ya había hecho su aportación, ahora llegó la del Legislativo. ¿Habrá un nardo para completar el ramo?
Añadido (23.38.161) Ya le buscan inmunidad al zar del desastre sanitario. Eso de lanzarlo en pos de un cargo para el cual no tiene ninguna posibilidad de éxito es para después acomodarlo en el paquete de aspirantes a una curul y desde ahí cubrirlo con el fuero. ¿Le alcanzara esta manta para arropar el millón de pendientes que tiene por responder?
Añadido (23.38.162) No tratemos de convertir en virtud una fechoría por el hecho de que se reconozca. Ambos casos merecen trato similar. De no haber sido señalado por otros, el engaño habría prevalecido. ¿Cuántas cosas cuestionables más continuaran ocultas en el comportamiento público de ambas personas?