Claudia Rodríguez
Valdría recordarle al jefe del Ejecutivo nacional, Enrique Peña Nieto, que la corrupción ha perjudicado a México hasta la médula, corrupción que el mismo practica y acepta; sobre todo cuando Peña Nieto señala que nadie despierta, y que no cree que ningún presidente se hubiera levantado, ni se levanta pensando en “cómo joder a México”, instando a los presentes en el Foro Impulsando a México –efectuado martes de esta semana– a que se hable bien del país más allá de la evaluación de los ciudadanos sobre el presidente y su Gobierno.
Las simulaciones, el saqueo y la corrupción lastiman profundamente al país.
El presidente Enrique Peña Nieto ha fingido ir con todo para según él, terminar con la corrupción en México, pese a que el máximo exponente de la misma en este sexenio ha sido él mismo, su familia y hasta sus allegados con el asunto de la llamada “Casa blanca” y otros inmuebles más, negocios al amparo del poder y saqueo de efectivo.
Al primer mandatario mexicano no le quedó salida en montar poco a poco una reforma en materia de transparencia exigida en los parámetros de pertenencia al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, conocido como TPP al que pertenecen por ahora además de Mèxico, otros 10 países.
Construcción de un desgarbado y con raquítico presupuesto de un Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), en medio de los señalamientos a la corrupción de su propia Administración, por lo que el primer paso dado fue advertir por allá de finales de 2014, que la corrupción era un tema de orden cultural y ahora hace escaso un mes, señaló Peña Nieto, que en materia de corrupción; nadie puede tirar la primera piedra.
Es decir, desde la óptica del señor Peña Nieto, todos somos corruptos, hasta él. Una reflexión que ya no podemos dejar pasar los gobernados así como así. Porque un día acepta ser corrupto y otro que sólo actúa por el bien de México.
Aceptar los principios de Peña Nieto, nos lleva a convalidar que como él puede disponer millones del erario nacional, tiene posibilidad de corromperse por grandes sumas; mientras que cada uno opera la corrupción según sus oportunidades.
Castigar la corrupción en nuestro país, nunca ha sido con la finalidad de ser éticos, competitivos, ni mucho menos para fortalecer a las instituciones desde la familia hasta los gobiernos.
No, en Mèxico, se castiga la corrupción cuando quien fue descubierto operando, perjudica más que beneficiar a la mafia a la que pertenecen.
Se jode a México con malas decisiones, con pactos en lo oscurito y con buscar el beneficio de los amigos.
Acta Divina… “Ningún presidente se levanta pensando en cómo joder a México”: Enrique Peña Nieto.
Para advertir… Tal vez sí se levanta pensando en cómo enriquecerse más y más, sin importarle a la vez a quien engaña.
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