Jorge Miguel Ramírez Pérez
¡Claro que no está solo López Obrador! Es parte de una pinza para desmenuzar la estabilidad del país. La otra parte es George Soros el perverso operador de Open Society.
El cuarto movimiento que quiere López Obrador tiene como características:
1) “cambiar México a fondo”. Eso quiere decir desmantelar las instituciones actuales –al diablo con las instituciones- antes lo dijo y sigue diciéndolo, pero ahora burlescamente.
2) Desconocer de facto la Constitución Mexicana, no tomarla en cuenta y sustituirla por una de tipo metafísico, que él dice es elaborada ya por religiosos, le llama “constitución moral”. Un corán huehuenche radical a modo, una imitación de la yihad contra los infieles del obradorismo, similar a las estrategias que lanzaron en las primaveras árabes la Clinton y Obama; para radicalizar acciones contra “los corruptos” sembrando más de una década de guerras entre ellas en Egipto, Libia, Siria, Yemen, la zona del Kurdistán y regiones de África que viven un infierno.
3) Continuar con los movimientos de: La independencia de 1810 que terminó su parte muy violenta en 1821; la Reforma que inició formalmente en1857, y culminó en su etapa muy violenta con el fusilamiento de los conservadores y Maximiliano en 1867; y la Revolución que empezó en 1910 y termino su etapa más violenta con la muerte de Obregón en 1928. Súmele los años muy violentos: 11, 10 y 18 años de desorden y luchas intestinas, son 39, el promedio son trece años de sangre que se llevan ese tipo de movimientos. Así que miente Obrador cuando dice que sólo estará seis años y miente más, cuando dice que no será violento su cuarto movimiento.
4) Dice el socarrón que: “impactará al mundo su cuarto movimiento, que será el más importante del mundo”. En otras palabras prepara una guerra civil en la frontera de Estados Unidos, es decir en nuestro país. Por eso provoca al ejército mexicano, a los empresarios y a quien se le ponga enfrente; y quiere centralizar los mandos militares, policiacos, el poder político y las finanzas. Quiere un desbarajuste. Y todavía hay ingenuos que no se dieron cuenta, que se pitorreaba maliciosamente de los mexicanos, porque muchos lo consideraron “mesurado” y hasta los locutores que lo entrevistaron en Tercer Grado se vieron complacidos.
5) Para luchar contra la corrupción dice, va a contratar –como a 250 mil- ninis, como “comisionados” que por lógica, harían el papel inicial de organizar una parodia de la revolución cultural china, que fue instigada por Mao Zedong contra la corrupción.
Analice las similitudes de lo que puede ser: los jóvenes chinos de 1966 a 1976 realizaron juicios sumarios y ejecutaron a millones de los dirigentes del país. Mao murió; pero fueron diez años de terror. La educación del país, la sustituyó por el catecismo moral de Mao: el libro rojo. Un golpe de estado impidió que los demás de la “banda de los cuatro” se apoderaran de China.
Para ese gran proyecto de desestabilización Obrador no puede estar solo. Él no es un estratega y tampoco lo son sus colaboradores, que no rebasan el nivel aldeano. Ya me imagino a Citlali alias Yeidkol; la que haría de la mujer de Mao en la “banda de los cuatro”, Noroña, o Taibó el frustrado seudo aristócrata baturro, dirigiendo las tácticas de línea de masas, de la que son afectos Raúl Salinas y Alberto Anaya, dueño y presidente respectivamente del PT.
Claro que no, atrás está la otra pinza. Hay mentes expertas en desestabilización, en división de países, mentes diabólicas como George Soros que tiene en su cuenta, la división de Ucrania, la pérdida de Crimea; violencia en muchos países. Aquí cerca, la desestabilización de Guatemala, que es la que alertó en sus métodos de terror cibernético, y lo escribí hace dos años.
Soros tiene como objeto destruir la unidad de México, mediante supuestos mecanismos de derechos humanos de Open Society la empresa que envió a los abogados que estuvieron en Guatemala ajusticiando políticos y que aquí, vinieron por medio de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA, a enredar el asunto de Ayotzinapa; donde la verdadera investigación se debió iniciar con el testimonio de López Obrador que fue el que metió al frente de Iguala a los Abarca-Pineda, la familia que armó el crimen.
Nadie más que Obrador fue le padrino y protector de esa facción del crimen organizado y hasta pudo ser quien diera las órdenes, porque “casualmente” aparecieron en sus madrigueras de Iztapalapa. ¿Porqué?. Sencillamente hay que reflexionar cómo se apresuraron los activistas extranjeros a intervenir y a actuar concertadamente.
Con el operativo de Soros y la impericia de Peña, quien hasta salió perjudicado; se distorsionó la complicidad de Obrador. Los de derechos humanos se fueron por otro lado y lo protegieron en su inconfesable relación; que es obvia, porque ratificó su compromiso en la región guerrerense, con esas bandas en el polémico discurso de amnistía para narcos y la designación como senadora de Morena de Nestora, acusada de crímenes.
La semana pasada Obrador acusó en Tercer Grado al ejército y nadie le dijo nada, al dar a entender que después (de que los va a culpar ) “saldrá el ejercito fortalecido”. Actuó sucia y cínicamente.
Hoy los operadores de Soros ya están diciendo que México no puede con la grave inseguridad, descalifican al Estado mexicano. Acaban de hacer una reunión la semana pasada, en la Universidad del Claustro de Sor Juana, en el salón “divino Narciso” –como evocando a López Obrador- por su apego a la egolatría; para que en boca del testaferro de Soros, el Director de Open Society, James Goldstone descalificarnos como país.
Dicen los profesionales de la desintegración de naciones, que urge una intervención extranjera, en todo lo que es gobierno, investigación, jueces, lo que sea.
Apoyan este golpe de estado cibernético: Michel Chamberlin, religioso extranjero activista del Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan de Larios y varios críticos de corte apátrida y anarquizante; que me hacen concluir que la premura con la que quieren quitar a Peña Nieto, se compatibiliza con la premura de Obrador por empezar desde el primero de julio a gobernar mediante presiones, como lo dijo en Tercer Grado. Tal vez esos religiosos ya terminaron para entonces su libro rojo, la “constitución moral”.
Si llega Obrador a realizar el caos que trae en mente, se le cumpliría el sueño a Soros: impedir con el incendio de México, que Trump se reelija. Con razón dijo la señora Jacobson: ”no me despido, regreso pronto”