* Bastaron poco más de tres horas para que la dirigencia del Partido Verde en el Estado, rompiera su alianza con Morena, anunciando que rumbo a la gubernatura irá con candidato propio; ¿qué sucedió en el abrupto cambio?, ¿acaso los seudoecologistas subieron su cuota de chantajes? Una vez más las huestes de Honorato Rodríguez y Cuauhtémoc Ochoa lo vuelven a
hacer y solos se encaminan, ahora sí, a su ruina política con sus siempre mínimos votos
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial expediente Ultra
Fueron solo tres horas y 24 minutos. Honorato Rodríguez había posado, jubiloso, los brazos en alto y con manos enlazadas con el candidato morenista a gobernador Julio Menchaca. Business as usual. El Verde se unía a la campaña de Morena en Hidalgo. Eran las 20:00 horas del lunes 21 de marzo.
Pero, a las 23: 24 horas, Rodríguez, con cara de yo no fui, se apersonó en el Instituto Electoral del Estado de Hidalgo (IEEH) y dijo: “Que dice mi mamá que siempre no”.
Si se toma en cuenta la trayectoria de años del PVEM, pues como que sorpresa, lo que se puede decir sorpresa, pues como que no fue.
Fundado en tiempos de Salinas, con patrocinio de Manuel Camacho (quien le robó el proyecto al arquitecto Alfonso Ciprés Villarreal) y con la familia González Torres como primeros franquiciarios, el PVEM ha sido sinónimo de falso ecologismo y de auténtico rastrerismo, pillería, travestismo y por eso mismo, refugio de la hez política nacional, y eso ya es decir.
Con todo y eso, los verdes han contado con una base de votos, si bien exigua, que les sirve para negociar posiciones. Se han dedicado a intercambiar apoyos con todos los partidos, según se mueva la aguja del electorado. Primero con el PAN, luego con el PRI ahora con MORENA, mañana con quien se les acomode a sus intereses personales.
Pero, eso de primero jurar su amor a las ocho de la noche y tres horas y media después poner la cara de hetaira decepcionada por falta de estímulo, pues como qué para eso se necesitaría, digamos, la gracia pícara de Manon Lescaut. La famosa cortesana francesa, hábil en las artes de mover el abanico por donde más suenan las monedas.
En Hidalgo sucede una situación algo singular. El Verde tiene un “líder moral”, Cuauhtémoc Ochoa, quien llegó a diputado postulado, precisamente por el PVEM, pero renunció a ese partido y se pasó con armas y bagaje a Morena.
Por eso, en medios políticos, al conocerse la noticia de la defección, se conjeturó a priori que “Morena fue traicionado por el líder moral”, pero lo raro fue una foto con Ochoa y Menchaca que fue colocada por el propio diputado federal en su red social de Facebook.
Ochoa añadió un texto a la gráfica en este sentido: “Amigas y amigos de Hidalgo, ya viene la 4T para nuestro estado, estamos más unidos, que no quepa duda, vamos a caminar codo con codo con Julio Menchaca y con el pueblo, juntos haremos historia”.
Es el mismo Cuauhtémoc Ochoa que como subsecretario de Ecología en tiempos de Peña Nieto, se vio involucrado en la compra-venta fraudulenta denunciada por Pemex de la planta de Fertinal, además de pillerías posteriores que ya le vale el mote de “nuevo rey de la basura”.
Por otro lado, de pronto surgió la especie de que el viraje fue asunto manejado en el comité nacional verde, lo que se desprende del comunicado difundido donde dice: “Por así convenir a sus intereses, el PVEM solicitó ante el INE su separación o exclusión (sic) del convenio de candidatura común… valoramos y decidimos participar en el proceso para renovar la gubernatura de Hidalgo de manera independiente con la intención de fortalecer nuestra presencia en el territorio estatal y con ello, demostrar que nuestro partido es una fuerza viva”.
Comentarios en las redes señalaron que “la cúpula estatal fue la más sorprendida… cuando recibieron el oficio, al que solo le agregaron el nombre de Honorato Rodríguez, estaba ya avalado por el Consejo Político Nacional…”
¿Qué sucedió? Tal vez, la percepción de que el poder de Morena no es lo que fue, que como nunca antes requiere de apoyos adicionales, y la cuota se elevó sustancialmente.
Es fácil colegir que en estas circunstancias, todo trato desde el Verde manejado por Cuauhtémoc Ochoa quedó sujeto a “revisiones” en vista de lo cual, el “guía moral” buscó el cobijo de Morena. Son muchos los expedientes que penden sobre la cabeza del ex subsecretario, muchos negocios sucios, tanto como lo es el negocio de la basura que maneja. De muchas cosas se puede acusar a Ochoa, pero nunca de no tener afinado el olfato para oler el peligro.
Buenos para el chantaje, los verdes subieron su tarifa de golpe. Sin duda alguna, la dirigencia estatal de Morena, fue engañada —¿timada? — por un tucán que resultó tener un pico muy, pero muy largo, y el partido guinda de Hidalgo, ha demostrado tener a una novicia como dirigente.
Quedó en evidencia, una vez más, la condición volátil de los miembros de ese “partido” y su aria operática favorita de don Giussepe Verdi en “Rigoletto”:
La donna é mobile
qual piuma al vento
muta d’accento
e di pensiero.