El presiente Enrique Peña Nieto y su extensísima comitiva de más de 400 personas –mucha gente-, arribarán mañana viernes a la Ciudad de México luego de su gira de trabajo por Francia y claro, del vergonzoso escape del enemigo público número uno del Estado mexicano, el capo Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.
Es entonces cuando Peña Nieto tendrá que tomar forzosamente las riendas del país y no poner más de por medio compromisos con antelación pactados por más impacto internacional positivo que nos digan, tienen éstos para la productividad y economía del país, aun cuando tampoco nos informen de los negocios que se hacen en productos bélicos como lo son para el caso, los franceses.
Haber regresado de Francia en el mismo momento que se le informó a Peña Nieto del escape carcelario de Guzmán Loera, pese a que él afirmó en algún momento ya como mandatario nacional que este evento era imposible; le hubiera restado muchos de los puntos negativos que ahora se le suman como jefe del Ejecutivo.
Se necesitaba desde ese mismo momento, la noche del sábado 11 de Julio; convocar a todas las fuerzas políticas en un frente común para la recaptura del reo que por apenas poco más de diecisiete meses residió en la celda número 20 de la cárcel del Altiplano en Almoloya, Estado de México, clasificada como de máxima seguridad.
Pero no. Peña Nieto decidió delegar la tarea de búsqueda a su gabinete de seguridad y los integrantes de éste mismo grupo, cada uno en nivel de escalafón fue encomendando la tarea al de jerarquía menor. Fue así como un asunto que requería la atención y coordinación –aquí y en China– de su máximo líder, fue encargada nada más y nada menos, que al titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido quien por cierto, pese a que se esfuerza en imprimir a sus informaciones públicas categoría de estadística, queda muy lejos y hasta suena chillante –dan ganas de apagar el monitor o el radio.
Si Peña Nieto llega desde Francia a pedir un informe del estado que guarda la huida de “El Chapo”, esto será mal visto y a destiempo. Si llega a solicitar los avances de la búsqueda para la recaptura del criminal en cuestión, igual de incorrecto. Y si llega a ordenar las renuncias de quienes no le cuidaron al reo que le dio viabilidad a su Gobierno no sólo para llevar adelante sus reformas estructurales y mostrarlo al mundo como el salvador nacional, sino también para minimizar entre la opinión pública –y sólo ahí–, los sucesos recurrentes del narcotráfico en México, también estará a destiempo. El daño está hecho. Se hubiera atemperado más el deterioro de la administración peñista, si el representante hubiera volado desde Canadá a Francia y no hacia México.
Acta Divina… Tras doce horas de vuelo y en la misma escala en Gánder, Canadá, antes de llegar a París, Francia; el presidente Enrique Peña Nieto, instruyó al titular de Gobernación a regresar a México, luego de enterarse del escape del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera de un penal de máxima seguridad.
Para advertir… ¿Ya no se soportan entre sí, los primerísimos esposos de Los Pinos?
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