Por Arturo Sandoval
“A veces tienes que morir por dentro para poder renacer de tus cenizas, creer en ti mismo, y quererte para convertirte en una nueva persona”. Gerard Way
¿Quién diablos cree en eso? Cuando nuestra computadora, tablet o celular, tienen algún problema, a veces es necesario un reseteo. Es apretar una instrucción con el nombre de resetear y el aparato se apaga unos segundos, se vuelve a encender para quedar funcionando sin la falla. Resulta hoy la moda de hablar de un reseteo de la economía en el mundo, para cambiar:
• “Un Reseteo esperado, que la crisis sanitaria puede acelerar”
• El relato oficial de este asunto oculta una crisis del sistema
• China ya ha dado por superado el pico de contagios en su país
• Se pide calma para evitar la aglomeración en los supermercados
• El estado de alerta es una luz verde para la revaluación de las divisas
• Es probable que se apague Internet, o al menos todas las redes sociales
• Los arrestos masivos comienzan el lunes y seguirán durante dos semanas
• El cierre de fronteras fue un requisito de la Corte Mundial y de los Ancianos Chinos
• La Reina de Inglaterra fue encerrada fuera del Castillo de Windsor por primera vez
Un re inicio, un nuevo comienzo sin salpullidos, sin infecciones sin resentimientos, sin rencores, sin egos, sin mezquindades, sin envidias; así sería un reseteo en el ser humano.
No sabemos si Los Simpson nos lo advirtieron, o Los Juegos del Hambre, Matrix, Mad Max y otras películas. Incluso me envían por WhatsApp este trailer de una película sin estrenar de nombre “Contagio”:
“Trailer de una película protagonizada por Matt Damon que todavía no se ha estrenado y fue rodada el pasado año 2019. Se iba a estrenar este año… ¿Ellos ya lo sabían?”:
Así es, el miedo nunca anduvo en burro, nos invadió más rápido que el COVID 19; aquí nadie se salva en el mundo. Si ese era el objetivo de los supuestos controladores de la humanidad, lo lograron. Para tenerlo hay que estar consiente, informado y, al menos a mí, me gustaría ser el vendedor de helado al pasar hace un rato frente a la casa, verdaderamente despreocupado del virus, pero no del efecto en sus ventas.
Aguantaremos hasta donde nuestros corazones y cerebros resistan. Hoy están tan lejos una estación del Metro, un cine, una reunión de amigos, como si nunca hubieran existido. Sin embargo es precisamente eso, lo que nos motiva a seguir en “prisión domiciliaria” con la esperanza de volver a una normalidad convertida en suspiro de lo más reciente. Sin duda este tiempo en pausa servirá para el reseteo de cada uno de nosotros; tendremos nuevo rostro al vernos nuevamente, seremos más, pero mucho más fuertes y mejores seres humanos, tanto que… no nos reconoceremos.
NOTA: amigos queridos, ya falta menos para abrazarlos tan fuerte, reírnos juntos, mirarnos a los ojos y platicar nuevamente de lo que se nos dé la regalada gana. ¡Resistamos!