Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
ESPECIAL EXPEDIENTE ULTRA
Suele citarse en ciertas ocasiones un dicho chino ancestral, que recomienda «agradecer la oportunidad de vivir tiempos interesantes». Hay muchas versiones del origen de la frase, pero generalmente se adjudica al periodo aciago que vivió ese país con la invasión mongola de Kublai Khan, que amenazaba con destruir por completo esa enorme nación.
Todo parece indicar que el diputado y líder de la fracción priista en el Congreso de Hidalgo, quien a la vez preside al tricolor en la entidad, Julio Valera Piedras, tiene en estos precisos momentos la valiosa oportunidad de «vivir tiempos interesantes».
El año próximo tendrán lugar las elecciones para gobernador del estado y el compromiso es que el PRI mantenga la posición. Valera trabaja en eso, a la vez que, para comenzar, necesita conservar el terreno político ganado y desde ese punto, conquistar lo perdido.
Todo parece indicar que el reto inmediato es preparar un clima político intra-partido con unidad sólida para el lanzamiento de quien será el candidato a gobernador, sin fisura alguna.
En este caso, Valera tiene muy claro su trabajo a desarrollar, cuando en una reunión en un Centro de Acopio para el apoyo de la población afectada por las inundaciones, dijo: «En estos momentos de adversidad, desde el Poder Legislativo, nos sumamos al apoyo y acciones que el gobernador implementó para atender lo ocurrido en Tula».
Tiro certero al blanco: Ante la inacción —ya típica— del gobierno federal frente a la tragedia, Omar Fayad Meneses actuó con presteza en ayuda, con presencia física, y uno de cuyos puntos máximos, fue la difusión en TV y redes sociales, de la imagen del gobernador con el agua al cuello, después del hundimiento de la lancha en que recorría la zona de desastre.
En política se utiliza todo lo legal a mano, y esa circunstancia puso en bandeja de plata al priismo de Hidalgo un elemento electoral válido.
Valera Piedras cuenta con experiencia y conocimiento del asunto: el pasado 25 de agosto fue electo coordinador de la fracción priista en su segundo periodo como legislador local, pero no quema pólvora en infiernitos: está perfectamente convencido de la tarea a desarrollar y ha dejado en claro que no presta oídos a «los cantos de las sirenas» que podrían alentarle a pretender la postulación para sí mismo. No están los tiempos para esas jugadas que en otros tiempos fueron frecuentes.
El PRI tiene un bastión qué defender en Hidalgo, según opinión generalizada en la entidad, y un paso en falso que genere divisiones y protestas, sería muy peligroso.
Siempre de acuerdo con la sabiduría ancestral de los chinos, el diputado Valera puede, con inteligencia, observar a los rivales, henchidos de soberbia, despedazarse internamente por la candidatura de Morena, mientras en el PRI se trabaja por la unidad y la concientización de que es muchísimo lo que está en juego para «hacer agua».
En asuntos «acuáticos» —sin sorna posible— el estado de Hidalgo ya ha sufrido mucho, hay mucho qué reparar, qué atender, qué cuidar.
Y eso puede hacerse con trabajo político firme. La moneda sigue en el aire.