La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Además de karma, es recursivo
Parece un juego de palabras, pero en realidad no es así, veamos.
En este periodo de confección de las listas de candidatos, comprobamos que uno de los daños colaterales de la partidocracia es la inhibición del relevo generacional, por lo que tal cretinismo de la (sub)cultura democrática, deriva en el reciclaje de los de costumbre.
Así pues, aunque parece que se van, siguen allí, prestos a demostrar ‘su vocación de servicio’ y con ello reiterar la cantaleta de que se sacrifican, debido a que es el ‘más alto honor’ que se les ha conferido.
En este orden de ideas, la alianza PRI-PAN-PRD, cedió espacios a los Creel, Quadri, Zavala, Gil Zuarth, Murat, Alito, Chuchos y demás fauna que no aprende maroma nueva, mismos que, envueltos en la bandera de rescatar a México, se aventarán al vació para caer parados en una curul y honrar, involuntariamente, al ‘tlacuache’ Garizurieta.
Por el lado de los morenos, al descubrir que el sueño tenochca de la tómbola es un chasco, prefieren recurrir a los Monreal, Macedonio, Padierna, Bejarano, Gómez, Sansores y otros pretendidos transfigurados, que se dicen anti sistémicos, cuando son un orgullo del lávese y úsese sistemático.
Este trágico retorno al ‘más vale malo por conocido’ nos señala, sin equívocos, que nada cambiará en el futuro inmediato porque ‘son odres viejos que no soportan el vino nuevo’.
Ni hablar, el tropicalizado mito de Sísifo consiste en que, cuando vamos a llegar a la meta, cae serpiente…sin águila que la devore.