Héctor Calderón Hallal
La Psicología del Testimonio es lo que marca la diferencia en el nivel de importancia que tienen algunos medios de prueba como los testimonios –por ejemplo- en el sistema judicial estadounidense, con respecto al sistema judicial nuestro, el sistema mexicano.
Es un concepto muy socorrido por el actual gobierno, para construir su discurso de acusaciones contra personajes a los que considera “impresentables” o “innombrables”, como el enemigo icónico del sexenio, Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública federal, durante el período de gobierno encabezado por Felipe Calderón Hinojosa.
No podría ni este Gobierno… ni ningún denunciante, querellante o quejoso –salvo situaciones muy específicas- hacer ante un juez una “calca” fiel, exacta de la construcción de los hechos o experiencias de hechos, que probablemente constituyan delitos… sino que se construye una experiencia consciente de los hechos que el promovente puede recordar, para hilvanarlo en un discurso que implique razonamientos y responsabilidades en el mejor de los casos.
Basados en la Psicología del Testimonio, el sistema de justicia penal acusatorio estadounidense, es que justifica e interpreta la motivación de todo promovente o víctima ante la autoridad… por eso puede argumentar que su juicio –por ejemplo- contra García Luna, que es señalado por los mismos testigos protegidos que están siendo juzgados –por causas penales que pueden ser aisladas o ajenas al delito que nos ocupa- en su propia jurisdicción, es totalmente procedente y justo… porque le dá un sentido interpretativo a las pruebas testimoniales, a través de la referida Psicología del Testimonio, que propicia un discurso acusatorio razonable.
De igual forma los funcionarios de este Gobierno, empezando por el Jefe del Ejecutivo, hace uso de esa Psicología del Testimonio cada vez que puede, para desacreditar a Genaro García Luna y a muchos otros funcionarios vinculados con los gobiernos del PRI y del PAN que los antecedieron, específicamente en las áreas de seguridad.
Hacen un uso indiscriminado de la Psicología del Testimonio, aunque también recurren a vicios y trampas muy notorias, pero que por su condición de protagonistas de la actual administración pública, ningún funcionario judicial ni analista crítico se atreve a señalarles: generalizan, asumen razonamientos que no se han consolidado (deducen) o sin comprobar y con mucha frecuencia, recurren a “verdades aparentes”… también llamados sofismas.
“Es lógico que Genaro García Luna personalmente no recibió esa suma de dinero en efectivo en una sola exhibición… lo recibió por medio de empleados menores (subalternos) de la Secretaría de Seguridad… como era el ‘jefe de la mafia’…”, por citar tan solo uno de tantas “deducciones” que hacen sobre ese caso en público.
Sin embargo, para el caso de los razonamientos que publica la periodista Anabel Hernández, en su más reciente libro “La Historia Secreta”, donde señala a numerosos personajes del actual Gobierno y políticos de filiación morenista, en activo (con cargo o responsabilidad)… todos –sin excepción- los políticos de la corriente del presidente y él mismo, califican de la manera más estricta a Anabel Hernández… le exigen más allá de la veracidad de los hechos y que sus argumentos sean de conformidad con aquellos… que cuanto relato haga, le conste personalísimamente…. Al margen totalmente de la referida Psicología del Testimonio.
Tienen una doble moral… efectivamente.
Mientras tanto cabe señalar que la prueba testimonial ha sido fuente de evidencia muy importante en un gran número de decisiones judiciales a lo largo de la historia. Que gracias al avance tecnológico en el mundo y a que nos hemos convertido en “la generación de lo tangible, de lo que se puede percibir sensorialmente”, es que ha cobrado preponderancia la prueba pericial, a la que se le conoce desde hace un tiempo como “la reina de las pruebas”.
También hay que decir que todas las partes envueltas en un proceso judicial, deben tomar en cuenta que los testimonios son pruebas muy útiles, en la construcción de sentencias y criterios judiciales.
El propio Código Federal de Procedimientos Civiles vigente, en sus artículos 215 y 216, detalla en qué casos y con qué formalidades, el juez podrá o deberá valorar las pruebas testimoniales de una causa judicial.
Vale la pena comentar, que en una de sus últimas apariciones en la tribuna del Senado, en la actual Legislatura, el senador por Sinaloa, Mario Zamora Gastélum, puso el “dedo en la llaga” sobre la necesidad de que el Poder Judicial valore las pruebas testimoniales en que podrían constituirse si se habilita a la periodista Anabel Hernández, como testigo, dados los razonamientos que aporta en su libro “La historia secreta”, que podrían convertirse en pruebas testimoniales, dado el contexto en el que se escribe el libro… y la solidez de sus fuentes como de sus procedimientos para compilar la información.
Y es que concretamente, el senador Zamora Gastélum se refirió al párrafo donde la periodista en el citado libro de “testimoniales”, se refiere al actual alcalde de Los Mochis (Ahome se llama el municipio, en el norte de Sinaloa), de nombre Gerardo Vargas Landeros, de filiación morenista y que compite en estos días por la reelección, tras haber cumplido un período de tres años al frente del municipio.
Anabel Hernández refiere que el hijo de Dámaso (“el licenciado”), a quien se refieren con el apodo de “el minilic”, habría declarado que conocía muy bien a Gerardo Vargas, pues durante una administración de gobierno estatal reciente, fungió como secretario General de Gobierno, cargo en el que se caracterizó por ser “bastante prepotente”, pero además –dijo- se reunía muy frecuente y notoriamente, con integrantes de los cárteles de la droga locales y la delincuencia organizada… de los que recibía maletines cargados de altas sumas de dinero en efectivo.
El senador priísta, está pidiendo que el Poder Judicial habilite, de conformidad con el artículo 216 del referido Código Federal de Procedimientos Civiles, a la periodista Anabel Hernández como testigo, ante la abundante y delicada información testimonial que aporta sobre muchos políticos y, en este caso, sobre el exsecretario General de Gobierno y actual candidato morenista a la reelección en el municipio de Ahome, Sinaloa.
Una notable aportación del priísta sinaloense, aun cuando esta legislatura agoniza.
Cabe hacer un especial reconocimiento, a la mancuerna que hicieron estos seis años, el senador Mario Zamora Gastélum, titular del escaño y Heriberto Galindo Quiñones, quien fue un suplente de “súper lujo” y que no perdió oportunidad para compartir con Zamora Gastélum todos sus conocimientos y bagajes de la vida política contemporánea en nuestro país. El joven senador también mostró actitud para asimilar y trabajar en equipo con Heriberto.
De hecho Galindo Quiñónes lo cubrió algunos meses –y lo hizo de manera magistral- cuando Zamora Gastélum compitió por la gubernatura de su natal Sinaloa en el año año 2021, como abanderado del PRI, en aquella justa electoral que terminó ganando el morenista Rubén Rocha Moya, con resultados por demás cuestionables y cuando aun no llega a la mitad de su gestión… apenas.
Y se reitera, que aunque estamos conscientes de que el libro de Anabel Hernández no hace prueba plena por sí solo, se debe de extender el criterio judicial de ponderar los casos –no solo los que cuidan los intereses de la actual clase política en el poder, sino en general de toda la ciudadanía- en el marco del entorno psicológico en el que aparece la prueba testimonial recogida.
Eso es modernidad… y eso sería digno de un Poder Judicial independiente.
Y por otra parte, también hay que reseñar que el senador Zamora Gastélum, como es su costumbre, defendió a los agricultores y campesinos de todo el país… no solo de su Estado natal, Sinaloa.
Esta vez hizo un sentido comentario en tribuna, reprochándole al Gobierno del Estado de Sinaloa, la insensibilidad con la que trata a los manifestantes que se encuentran luchando cívicamente a través de actos de resistencia civil, en aras de que el Gobierno les ofrezca un precio de garantía digno, para poder comercializar sus cosechas, particularmente del maíz; producto básico de la dieta del mexicano.
Y es que el gobierno que encabeza Rubén Rocha Moya en Sinaloa, el “hombre de izquierda” y exlíder sindical universitario, ordenó encarcelar –aunque fue solo por unas horas gracias a la intervención del colectivo de agricultores y campesinos- a Baltazar Valdés, uno de los líderes más representativos del movimiento de productores que buscan reivindicar las condiciones del referido precio de garantía para comercializar las cosechas de maíz en el otrora Estado considerado, “Granero de México”.
Con una sentencia que debe taladrarles la conciencia a los morenistas y a la 4 T en general, Mario Zamora cuestionó casi al final de su intervención: “¿De qué sirve venir a decir aquí en tribuna que sin maíz no hay país… si tratan con ese desprecio a los agricultores que lo producen?”.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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