* En su desesperación porque las irregularidades detectadas a su administración por el órgano de fiscalización, por 52 millones de pesos a diversas áreas de su gobierno, no afecte sus ambiciones por llegar al Senado, la alcaldesa busca confundir a la opinión pública, montando una escenografía hasta con grúas incluidas, donde no explicó de dónde han salido los recursos para que ella y sus funcionarios, paguen costosas campañas publicitarias con el fin de promocionar su imagen
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ORTIGOZA2010
Especial de Expediente Ultra
El show montado a las puertas de la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo (ASEH), con escenografía de grúas y cajas de cartón incluidas, por la alcaldesa de Tizayuca, Susana Ángeles Quezada, puede convertirse en un circo de tres pistas porque la aspirante al Senado por Morena y su pandilla de cómplices incrustados en su administración, están muy lejos de acercarse al perfil de honestidad, eficacia y transparencia que trata de adjudicarse la edil.
Susana Ángeles acudió al órgano de fiscalización en un intento desesperado por lavarse y lavarles la cara a sus funcionarios a quienes la ASEH les detectó irregularidades en 52 millones de pesos; hasta el ciudadano más ingenuo y timorato de Tizayuca, sabe que el verdadero interés de la presidenta municipal no es el bien común, sino su interés personal y de sus allegados.
La sociedad de su municipio se sigue preguntando si no era mejor que Susy explicará de dónde salieron los millonarios recursos para pagar espectaculares y pintar decenas y decenas de bardas en una anticipada promoción política. Ante los medios se dijo una mujer de instituciones y respetuosa de las mismas, pero parece que en los hechos no aplica su narrativa porque no mostró respeto por los tiempos electorales marcado por el INE que es precisamente una institución.
Sus afirmaciones, además de infundadas, rompen con la institucionalidad porque en su desesperación por no ser excluida de una probable senaduría, pone en tela de juicio el profesionalismo de la gente del órgano auditor, dando mayor prevalencia a su Comité de Contraloría Ciudadana creada ex profeso –como ella mismo lo admitió—a propuesta de su órgano de control interno de su ayuntamiento, lo que invalida cualquier imparcialidad más allá de la reputación de quiénes lo integran.
Su show se asemeja más a un circo de tres pistas donde gente como Jorge Luis Martínez, aspirante a diputado local, y que ha gastado cuantiosas sumas en espectaculares, tiene un detectado un probable quebranto por 24 millones de pesos en el área de Desarrollo Urbano y Vivienda.
En otra de las pistas del circo de la corrupción, aparece como estrella de la cartelera, el titular de la Comisión de Agua y Alcantarillado (CAAMT), Rodolfo Rodríguez Rivero, quien tiene un faltante de 14 millones de pesos por la compra de un inservible sotfware; y en la tercera pista aparece nada menos que su candidata a sucederla en el ayuntamiento, Citlali Lara Fuentes, a quien el órgano de fiscalización la relaciona con un quebranto de 10 millones de pesos cuando fundió como Síndico Hacendaria en el Consejo Municipal de Tizayuca. Amén del millón de pesos que no le cuadra en sus cuentas a su hermana, Adriana Angélica Ángeles, titular del DIF Municipal.
Llama la atención que la alcaldesa salió a defenderse en primera fila, hablando del tema de luminarias y grúas, pero nada dijo de la probable responsabilidad de sus subordinados en el irregular manejo de recursos, ni el derroche publicitario en anticipadas campañas donde se incluye a su brazo derecho, Citlali Lara y de las que no está exenta ella misma.
Para la aspirante a la Cámara Alta, lo determinado por la ASEH se ha manejado de manera tendenciosa y facciosa lo que a su decir, es un proceso “inacabado” al que se busca hacer aparecer como un caso concluido.
En su muy particular punto de vista los criterios de interpretación de los auditores pueden tener incluso errores. Y valdría preguntarle a la alcaldesa si en su muy particular interpretación para ella dos más dos no son cuatro, sino tres. Porque tratar de que los principios básicos y elementales de la aritmética se adecuen a sus muy particulares puntos de vista, sencillamente es atentar contra toda lógica y sentido común.
La alcaldesa no debe confundirse: los números no mienten y, por fortuna, solo pueden tener una interpretación en caso de faltantes: mal manejo de recursos, o sea, corrupción.
Si la edil persiste en montar sus shows ante la ASEH, valdrá la pena que alguna alma caritativa le regale esta navidad un ábaco o un curso de aritmética básica, para que se le aclaren sus confusos criterios de interpretación, porque lo expuesto a los medios en su conferencia banquetera no aclaró el faltante de los 52 millones detectado a su administración en la cuenta pública del 2022.