La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El punto es que las cosas no queden en la primera instancia: el juicio de la histeria
Las primeras reacciones de los implicados, por los señalamientos de Emilio ‘N’, han sido con gran cautela, el único que se ha subido al ring, fiel a su estilo, es Felipe Calderón.
Sin embargo, los estelares de la función, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso, han guardado un misterioso silencio, que puede atribuirse a que están pasmados o, a una calculada estrategia, cuyo fundamento es el consejo del tío Carlos: ni los veo ni los oigo.
En efecto, cuando un funcionario público decide aprovecharse del cargo para enriquecerse, se auto configura para darle ‘delete’ a la función escrúpulos, o sea, les importa un carajo lo que se diga de ellos, mientras logren su objetivo.
Lo primordial, es hacer un diseño criminal, que les posibilite evadir la cárcel o, en el escenario más adverso, estar el menor tiempo, justo el que requieran para hacerse una ‘detox’ y volverse fervorosos ‘creyentes’.
Pero volviendo al dúo dinámico, podemos aventurar dos hipótesis sobre su mutismo:
1.- Que hay un acuerdo inviolable que les permite estar tranquilos, o;
2.- Consideran que todos los delitos que les puedan enderezar prescribieron.
Aunque no descartemos que están en la picota y siguen sin entender que no entienden.