Luis Carlos Rodríguez González/The Éxodo
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de mayo (AlmomentoMX).- Cambiaron las arepas por los tacos, las gaitas por el mariachi, el Ron Cacique por el Tequila, los panas por los amigos y miles han dejado atrás familia, patria y esperanza para emigrar de una Venezuela devastada económica y políticamente a un México que si bien no es un edén en el tema de la seguridad y el empleo, se ha convertido en un respiro, en una especie de “sueño mexicano” para el éxodo de venezolanos.
Dejar la Gran Caracas, Maracaibo o Valencia, recordar la época de auge económico cuando Venezuela era una de las potencias petroleras que atraía laboralmente a migrantes de varias naciones, sobre todo de Colombia, sus buenos restaurantes de comida criolla, portuguesa, italiana o española, su fama sobre los concursos de belleza, el clásico beisbolero de entre Caracas y Magallanes ya es pasado. Lo de hoy es sobrevivir una crisis alimentaria y una polarización política alentada por el presidente Nicolás Maduro.
Una inacabable crisis política que se agudizó con la muerte del presidente Hugo Chávez y que ha derivado en una debacle económica y de empleo grandes sectores de la población, es la causa de que más de 1 millón 600 mil venezolanos hayan dejado su patria hasta finales del 2017, ello de acuerdo al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
En 2017 y 2018 migraron aproximadamente a Argentina 82,000 venezolanos; a Brasil aproximadamente 50,000; a Colombia 800 mil venezolanos; a Costa Rica aproximadamente 4,000; a Chile más de 160,000; a Guatemala 15,650; a México 65,784; a Panamá 65,415; a Paraguay 2,893; y al Perú 298,559.
Gleny Vanessa Valente, venezolana que es parte de éxodo desde hace cuatro años, reconoce que el llamado “sueño mexicano” es una realidad para ella y miles de sus compatriotas. Ella ha logrado trabajar como productora de comerciales y videos en México.
Casada con un mexicano y madre de una niña de un año, sus padres aún viven en Venezuela, lo cual le preocupa. Ella salió huyendo ante un intento de secuestro, asaltos y una balacera. “Uno aprende a sobrevivir en el caos económico; la escasez de productos no empezó con Maduro, pero sí se acrecentó. Lo que a mí me movió en realidad, fue la certeza de que en Venezuela te pueden matar por cualquier cosa”.
- El éxodo de beisbolistas venezolanos a México
Mario Valenzuela –director deportivo del Pericos de Puebla– revela que en los últimos cinco años se ha dado un éxodo de beisbolistas venezolanos a México. Cuenta que recibe cada tres semanas en promedio mensajes de promotores y de los propios peloteros ofreciendo sus servicios.
“Muchos de esos venezolanos aceptan sueldos menores de los que generalmente se les da a peloteros extranjeros, a quienes en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) se les puede pagar hasta 10 mil dólares. Los sudamericanos aceptan jugar hasta por la mitad de este monto (en Venezuela ganan en promedio 800 dólares, según el agente Wilfredo Polidor). Actualmente el jugador venezolano es el más barato de toda Latinoamérica”, señala en entrevista con el diario “El Financiero”.
Para el presente torneo de primavera, la LMB cuenta con 20 jugadores venezolanos repartidos en 13 de sus 16 equipos. El Piratas de Campeche es el que más peloteros de esa nacionalidad cuenta en su roster (4) y solo el León, Monclova y Aguascalientes no incluyen a ninguno en su plantilla.
La última contratación criolla la hicieron los Diablos Rojos del México, al firmar al receptor Ramón Cabrera, de los Leones del Caracas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. El careta compartirá equipo con el relevista Jean Machí.
- El INM y la xenofobia contra venezolanos
No para todos los venezolanos es el llamado sueño mexicano. Ya que el Instituto Nacional de Migración (INM) se ha encargado ser un feroz filtro que no permite el ingreso de todos los ciudadanos de ese país que buscan residir temporal o permanentemente en nuestro país. Hay verdaderos casos de xenofobia en las aduanas del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México. Todos ellas impunes.
En redes sociales se exponen las experiencias de venezolanos con las autoridades mexicanas en los aeropuertos. Se trata de denuncias de humillaciones, ofensas y deportaciones injustificadas, destaca el portal de noticias “Panam Post”.
La ilustradora venezolana Oriana Vargas expone que el 15 de marzo de este 2018 salió de Venezuela por la frontera con Cúcuta. Ahí la recibió la Cruz Roja de Colombia. Dos días después viajó desde Bogotá a la Ciudad de México. Al arribar a tierra azteca empezó el suplicio.
Al ser detenida por las autoridades migratorias en México les dijo que el motivo de su visita era vacaciones. De ahí la pasan a otro cuarto con 8 personas: “4 hombres venezolanos y 4 mujeres venezolanas (una con un bebé de cinco años)”. La joven relata que le negaron la entrada al grupo sin ofrecer explicaciones. Luego los separan por género. La habitación en la que están las mujeres tiene una luz tenue; la de los hombres, en cambio, es oscura.
“Nos quitan todo, hasta las trenzas -agujetas- de los zapatos. Jamás me dejaron llamar. Jamás pude decirle a alguien qué pasaba. Pedía llamar a mi mamá. Nada. Los vigilantes se reían de todas porque llorábamos. Pedí que le avisaran a mi amiga que me negaban la entrada. ‘Si se preocupa por ti, pasará la tarde preguntando hasta que le digan. En caso contrario, no es tan amiga tuya como dices’. Jamás le dijeron nada”, relata Oriana Vargas.
A ella la deportaron ese mismo día. Su equipaje se perdió. Según relata, la empresa Aeroméxico le comentó que era normal: “Los venezolanos muy difícilmente entran”.
“Nunca en mi vida me habían tratado como me trató migración en México. Era como si fuese un criminal. Nunca voy a olvidar cómo me miraban y se reían de mí en mi cara”.
Son las dos caras de la moneda de la migración de venezolanos a México. Historias de éxito, de sobrevivencia, de seguir adelante con el corazón partido por la familia que se quedo atrás, pero también de xenofobia, de falta de solidaridad, de un doble discurso del gobierno mexicano que reclama al gobierno de Nicolás Maduro elecciones libres, democracia, pero cierra la puerta a quienes huyen de la pobreza, de la persecución política y de la violencia.
La senadora mexicana, Mariana Gómez del Campo, afirma que tan sólo en lo que va de este 2018 más de 6 mil venezolanos han pedido refugio en México, por lo que es necesario que las autoridades migratorias flexibilicen estos trámites y eviten la deportación.
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