SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
La obra más emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador es con toda seguridad el Tren Maya, que pasará por los estados de Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, y cuya construcción creó más de 300 mil empleos; sin embargo, los menos favorecidos fueron los trabajadores indígenas, que se quejan de haber sido desplazados por mano de obra que llegó de los estados de Guerrero, Estado de México, Veracruz e incluso de la Ciudad de México. Los trabajadores locales fueron de alguna manera discriminados, por la escasa preparación, toda vez que hace falta una mejor capacitación y educación en las comunidades.
Luego de que concluyan la obra y se ponga en funcionamiento el Tren Maya, se espera una gran derrama económica y afluencia de visitantes, pero la población se queja de que los empleos para las comunidades mayas seguramente serán en puestos menores, de servicio y seguramente serán los más precarios.
Por esto, la gente de la región pide al gobierno que haya un cambio de política en el sentido de que al arrancar esta importante locomotora se pueda beneficiar a la población local.
En el sureste todo mundo está feliz de que se haya realizado esta emblemática obra del Tren Maya y que se puedan mostrar al mundo las maravillas de la cultura maya, pero piden que los apoyos lleguen a donde tienen que llegar y no se convierta en un saqueo que beneficie a los foráneos como ha sucedido siempre. Tienen la esperanza de que mejore la calidad de vida de las poblaciones, que les brinden los servicios que tanta faltas les hacen, que mejore la economía, la educación y los servicios de salud.
Que las intenciones del presidente de la República se vean reflejadas en la realidad, sacando a la gente de la pobreza extrema en que bien en algunas localidades y que los recursos que generan los sitios arqueológicos lleguen a la región que tanto lo necesita.
Se le tiene que dar entrada a la gente de las comunidades, brindándoles preferencia por sobre la gente que llega de otros estados y que se eche a andar un programa de capacitación para que los indígenas se pongan a la par de los foráneos, para que así puedan optar por empleos mejor remunerados. Que los 479 mil millones de pesos que costó la construcción de esta mega obra, beneficien a los estados por donde pasan las vías del Tren Maya, aun cuando sabemos que para algunos puestos se habrá de requerir un cierto nivel de especialidad y capacitación.
En efecto, el Tren Maya será una maravilla que cruzará por los sitios más hermosos de la Península de Yucatán, pero ojalá que esta maravilla beneficie a las comunidades que más lo necesitan y que todos se puedan subir al tren del progreso construyendo hospitales, escuelas y la infraestructura que tanta falta hace a esta región.