“SEÑOR HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO”. Es una manifestación de fe judeo-cristiana que nunca ha sido conveniente para los poderosos ni para los miedosos o ambiciosos. Esto presupone que los principios de la fe o de la moral o de la dignidad deben estar por arriba de los deseos propios de grandeza y de servidumbre al dinero o al poder.
La semana pasada no pude escribir nuestra columna tradicional, pero regresamos con el filo de siempre y la espada desenvainada para denunciar las incongruencias internacionales que a veces no llegan a nuestros oídos por el mundo de noticias locales.
El poder de Xi Jinping ha superado todas las expectativas, alcanzando una nueva dimensión nunca vista desde el poderoso imperio Romano y el emperador Constantino. Atrás quedó el poderoso e influyente monarca francés San Luis Rey (Luis IX), o Los poderosos Borgia ambos tan poderosos que hicieron cardenales pero que no pudieron hacer por escrito acuerdos para poder obligar al vaticano a reconocer a sus propios Obispos e incluso a crear Diócesis dentro de sus países.
Vamos por partes. En la semana han quedado al descubierto dos asuntos que nos deben dar claro ejemplo del poder que ya no es secreto, de quien podría ser el primer Emperador de facto de la era moderna. Empecemos con el asunto más simple y tal vez trivial pero que nos da la idea de que en la fantasía del cine y en la realidad de la Iglesia pasando por el mundo del comercio, Xi Jinping es el hombre del momento.
La nueva película Barbie de los estudios Warner Brothers (WB) dueños de CNN entre otros, ha decidido de manera preventiva incluir en su película un mapa en donde el llamado mar del sur de China es parte de China soberana. Obviamente esto parece una tontería pero en fechas recientes se ha visto cómo China ha ido ganando influencia entre las grandes empresas de EUA quienes ahora no solo tratan de evitar molestar al gigante asiático, sino que hasta tratan de complacerlo cuando lanzan sus nuevos productos como canciones o películas e incluso evitando que los deportistas de alto nivel hablen en contra del régimen del Presidente Xi Jinping.
El Mar del Sur de China abarca desde el Sur de dicho país hasta pasar Filipinas y Vietnam quienes naturalmente y con base en el derecho internacional tienen aguas territoriales dentro de ese mar. En contrasentido, China lleva años diciendo que todo ese mar es de hecho su propio territorio y por ende es soberano sobre el tránsito y uso en del mismo, lo que casualmente es reconocido en la película de la famosa Barbie. Esto no es un error sino un claro mensaje de los estudios y patrocinadores de la película para que China la promueva en su propio territorio.
El poner un mapa de Asia con ese error era totalmente innecesario en una película de este tipo. La película ha sido criticada por Vietnam y por filipinas a quien le dejan sin mar y claro por algunos legisladores conservadores de EUA quienes ven en esto como una muestra más de cómo las empresas del todavía líder mundial eran libres de decir lo que querían de cualquier país sin represalias y ahora se ocupan no solo de no ofender al Dragón oriental, sino hasta de complacerlo sin importar los efectos en contra de terceros afectados.
La razón de Hollywood para no molestar al poder Imperial de China es simplemente económico, allá sí hay censura a los mensajes de occidente que no le gustan al régimen y también hay mil cuatrocientos millones de posibles consumidores con una clase media creciente y un poder adquisitivo que además invierte en occidente comprando desde artículos de lujo hasta empresas o infraestructura en países. Por eso para las empresas de EUA la decisión económica es fácil. No molestar a China y de hecho hasta tratar de agradarle, porque allá si uno es bueno con el régimen lo recompensan con dinero y viceversa, mientras que en occidente la libertad de expresión no tiene ninguna recompensa material.
Pero el punto más delicado es el que protagonizó el Vaticano y la política de acercamiento del Papa Francisco quien por tratar de llevarla bien con todos ha aceptado e incluso acordado lo impensable para la antes fuerte iglesia católica y más aún para los temas de la libertad de acción de sus obispos quienes para ser aceptados en China deben contar o más bien de facto ser propuestos por el gobierno de Beijing. Esta semana el Vaticano se vio forzado a reconocer a un obispo designado por Beijing, pero no propuesto por Roma ni siquiera aceptado de manera previa.
En 1951 China y el Vaticano rompieron relaciones y a partir de ahí El Vaticano era uno de los pocos Estados con relación diplomática oficial con Taiwán. Lo anterior generó una iglesia católica alternativa con obispos designados por el Gobierno de China, pero con feligreses separados de esa Iglesia, quienes buscaban a líderes espirituales independientes al gobierno y apegados a la fe. Así en el 2018 y a pesar de la crítica de los obispos y católicos de Asia en general e incluso de Hong Kong en particular, el Vaticano llegó a un acuerdo con Beijing sin reconocer relaciones diplomáticas, pero reconociendo un mutuo deseo por el tener obispos en relación oficial con Roma y con Beijing.
Es decir, China propondría a los obispos y modificaría los territorios de las llamadas Diócesis que son como estados en la iglesia dirigidos por un obispo, pero los mismos debían ser aprobados y formalmente designados por Roma. Así las cosas, el Papa fue criticado por muchos fieles quienes alegaron que Roma con tal de tener obispos oficiales, vendía la fe dejando a sus fieles en manos de líderes empleados del gobierno comunista. La defensa del Papa fue en el sentido de tener una iglesia oficial y capacidad de profesar la fe sin miedo a persecuciones.
Lo anterior parece ir en contra de la misma Fe. Los críticos se lo advirtieron, a 4 años de dicho acuerdo el gobierno de Beijing ya ha actuado sin consultar con el vaticano en cuando menos dos ocasiones. La primera fue hace 2 años cuando sin consultar con Roma, Beijing creó una nueva diócesis y movió al obispo de otra sin consulta. Esto, aunque criticado por la Iglesia en Roma fue después aceptado. La semana pasada esto fue en escalada cuando nuevamente Beijing sin consulta o acuerdo con el Vaticano decidió designar a un sacerdote como Obispo de una región.
El vaticano protestó, pero después de unos días y por segunda vez se tragó el sapo y aceptó, es decir oficialmente designó a Joseph Shen Bin como nuevo pastor de la importante región de Shanghái. El Secretario del Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin dijo que no fueron notificados de dichos cambios para dar su consentimiento en los términos del acuerdo del 2018 pero al final el Papa se decidió a aceptarlo, por la carrera del sacerdote y el bienestar de la diócesis, es decir por el bien mayor al daño. Esto suena a que no quiso mentir y solo decidió ver el lado bueno de las cosas solapando la conducta de Beijing que ya puso claro quién manda en la Iglesia católica de China con o sin el beneplácito del Vaticano.
Esta conducta nos hace pensar en los miles de mártires que al ser sacerdotes no fueron del agrado de los gobernantes y como ahora por política, en China se permite lo que nunca había permitido El Vaticano en su historia. La idea de que los obispos sean designados por Roma viene de la era en la que los reyes imponían a sus obispos y el pueblo no tenía líderes siervos de la fe sino del poderoso local ¿Qué pasará cuando los obispos designados por Xi Jinping quieran criticar al gobierno? ¿Qué pasará cuando otro país trate de hacer lo mismo?
¿Qué pasará cuando un sacerdote o un fiel le confiese al obispo sus críticas en contra del poder de Beijing? Estas preguntas ya tienen respuesta, solo que no nos hemos atrevido a decirlo en voz alta y El Vaticano no se atrevió a hacer los que sus antecesores desde los propios profetas o pastores como Moisés a Isaías o a Juan Pablo II, ya no digamos Jesucristo ¿Cuántos sacerdotes se ahorrarían problemas e incluso habrían salvado sus vidas sino criticasen al rico o al poderoso?
Ya veremos si ese acuerdo del 2018 se mantiene con un nuevo Papa o si Beijing sigue imponiendo su ley Urbi et Orbis de Beijing por encima de Roma para el mundo.
Por lo pronto Xi logra lo que no pudieron hacer Napoleón o Hitler por citar a algunos muy poderosos líderes del pasado, de hecho, el último que lo intentó fue Enrique VIII y hasta de la iglesia fue expulsado. Pero Xi no es católico por lo que no lo pueden expulsar y su poder en China es total por lo que la iglesia no le preocupa. Incluso durante Covid19 China y el mundo lograron lo increíble que fue cerrar los templos y cancelar los servicios religiosos por muchos meses.