Claudia Rodríguez
Por supuesto que el presidente Enrique Peña Nieto tenía muchas razones para que el partido en que milita, el Revolucionario Institucional y su primo Alfredo Del Mazo, no perdieran la elección en el Estado de México.
Fue el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el partido político a vencer por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la entidad que han gobernado los priistas por casi 90 años, pero igual si otro hubiera tenido la fuerza que mostró el instituto político que dirige Andrés Manuel López Obrador; se hubieran puesto en la mira de la Administración de Peña Nieto.
Perder el Estado de México para los priistas, pese a sus acostumbradas acciones de coacción del voto, disfrazadas de dádivas y sus pagos en efectivo de miles de votos; hubiera sido la confirmación de que el hartazgo es más poderoso que la trampa misma.
También hubiera sido un recurso económico menos, del cuál servirse para empujar las dádivas en campaña hacia la presidencia de 2018.
Más también pesó y mucho, que el Estado de México es la entidad de origen del mandatario federal, Enrique Peña Nieto, y perder la cuna de arranque del grupo hegemónico en el poder, redundaría de facto en disipar el poco margen de maniobra que ya le dio al final, ganar la elección mexiquense.
Entre muchos electores del Estado de México, operó el llamado voto útil, unos votando por Morena y otros por el PRI para agregarles votos a su causa, aunque no se comulgara con esos institutos políticos. Unos querían sacar a los priistas del poder, mientras que los votantes por Del Mazo, no querían de ningún modo, que llegara la maestra Delfina Gómez y darle más fuerza a López Obrador.
Sí en ese margen se hubiera mantenido la elección mexiquense, hubiera sido una elección limpia, bien jugada, bien pensada.
Pero no, trabajó el equipo de Peña Nieto y sus operadores con nivel de secretarios de Estado, para coaccionar y comprar voluntades; desde el principio de las campañas, a lo largo de las mismas y el mismo domingo 4 de junio.
En entredicho quedaron también las instituciones electorales que poco mostraron su certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.
Dicen por ahí que Venezuela es un país sin democracia, vengan a vivir a México.
Acta Divina… Alfredo Del Mazo, candidato del PRI a la gubernatura mexiquense, a quien el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) ha dado ventaja, señala que su campaña fue sin descalificaciones y de altura.
Para advertir… Que le pregunten a Enrique Ochoa Reza, líder nacional del PRI, si descalificó o no a los adversarios de Del Mazo.
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