Joel Hernández Santiago
“La danza de los millones” se decía cuando ocurría el Informe Presidencial cada 1 de septiembre. Frente al “Honorable Congreso de la Unión”, se desgranaban las ‘magnificas obras’ realizadas por los gobiernos de la Revolución. Como cuando el presidente Luis Echeverría dijo que había aumentado tantos kilómetros de Viaducto en el DF, y lo que sí ocurrió es que de dos carriles pasó a ser de tres… Y así…
Este año 2017 cuando las campañas para cambio de gobierno en Coahuila, Nayarit y Estado de México están en su punto de ebullición, hay la sensación del fracaso. Del engaño. De la mentira. Del abuso. Y de la dejadez de todos quienes ven cómo se habla de millones y millones de pesos en beneficio de tal o cual personaje y lo único que se atisba en muchos es tan sólo una sonrisa cínica que nos hace cómplices de la tragedia.
Coahuila y Nayarit caminan entre baches. Lo del ex gobernador Humberto Moreira en el primer caso es un sainete: él quiere el fuero a como dé lugar. No lo puede conseguir a través del PRI que en secreto lo repudia y públicamente lo expulsa, así que lo busca como plurinominal del Partido Joven de Coahuila. Así que, lo demás es lo de menos…
Nayarit tiene en cuenta lo del ex-fiscal Edgar Veytia, detenido en Estados Unidos y que empaña el proceso, y perjudica directamente al gobernador priista, Roberto Sandoval.
Pero la carga pesada de lo electoral está en el Estado de México.
El gobierno de Enrique Peña Nieto no está dispuesto a perder la entidad y desde sus oficinas de Comunicación, como desde las de Gobernación, filtran a medios la información que recopilaron y que daña a los adversarios del candidato priista. Como los videos en los que la diputada local en Veracruz, por Morena, Eva Cadena recibe dinero en dos ocasiones, “para la campaña electoral” y para entregarle el dinero a Andrés Manuel López Obrador/Morena.
Ya se sabía que este proceso electoral estaría marcado por la denuncia de pecados capitales en democracia. Está bien. Es bueno que sepamos quién es quién en esta guerra de inmundicia y quebranto en la que todos participan: Ya desde el gobierno federal que filtra, ya desde los partidos políticos que se debaten entre posicionarse por sus ideas o descalificar y acusar al adversario. En todo caso ya decidieron por lo segundo…
Y los mexicanos somos testigos silenciosos, como ocurrió en el debate de candidatos por el Estado de México el 25 de abril en el que por encima de la idea de Estado o la de la propuesta por una entidad cuyos problemas son graves, acumulados y de futuro incierto, pues nada, que por encima de soluciones y propuestas predominó, como en los viejos tiempos: “La danza de los millones”
Que Josefina Vázquez Mota (PAN) no ha aclarado lo de los mil millones de pesos que se le entregaron para su organización en favor de los migrantes y que su pasado asociado con Calderón la deja muy mal parada en cuanto a violencia criminal… Que Delfina Gómez (Morena) les arrancó el 10 por ciento de su salario a trabajadores de Texcoco mientras ella fue alcaldesa…
Que Alfredo del Mazo Maza participó en negocios no aclarados con empresas como OHL y Higa… Y que todos ahí tienen cola que les pisen, es cosa de rascarle y de exhibir los pecados de uno y otro: “Zongo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé…”
Entre tanto, el país se entera de que gobernadores de distintos partidos se hincharon de lana mientras estaban en el poder y la gloria, y que cada día aparecen nuevos actores non sanctos, como Rodrigo Medina de la Cruz, ex gobernador de Nuevo León señalado de enriquecimiento ilícito. Y los Duarte que no han aclarado sus riquezas extraordinarias; y que Borge el ex de Quintana Roo, sigue en la mira y que el ex gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, transfirió durante su gestión unos 5.5 millones de dólares para adquirir propiedades en el área de San Antonio, Texas…: se presume de todos.
Que el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa (PRI) por ‘extraña razón’ se resiste a fincar responsabilidades e iniciar investigaciones legales sobre recursos no aclarados por Gabino Cué a su salida y que son por un promedio de 20 mil millones de pesitos contantes y sonantes.
Esto, más lo que se acumule: La indignidad. La desvergüenza. La corrupción. La complicidad. Todo está ahí, a la vista, porque el gobierno –que es ejercicio público— es, para muchos, en este mismísimo momento, un botín de enriquecimiento corrupto, de venganzas, de agravios y de pecados ocultos que en cualquier momento serán exhibidos.
En fin, que esto es así, hoy, en México. Es el retrato de nuestro fracaso político y el de la democracia y de un país en el que todo está permitido y en el que, todos juntos, comeremos chicharrón.