Jorge A. Barrientos
Mirada sana e ingenua, esas miradas que indican honestidad y empatía, con ella siempre era recibido todo aquel que tratara con él; un tanto tímido, dispuesto a escuchar y acompañar a cualquiera en la empresa o proyecto que quisiera realizar, solidario siempre, con desbordado entusiasmo como aquel personaje, “el chavo del ocho” que cuando le decían algún plan, mientras pateaba el piso emocionado, mostraba su agitación diciendo “zas, zas y que…”
Como ejemplo de trabajo y profesionalismo, en su padre tuvo el mejor, quien cumplía con el estereotipo del comerciante comprometido con su clientela, atento, directo, jovial, seguro de lo que vendía, desde que entrabas a su negocio te sentías atendido, ahora dan clases en el servicio al cliente de algo que él tenía innato, hacer que aunque estés ocupado el cliente se sienta bienvenido desde que entra,; de esos comerciantes en extinción que antes que el dinero estaba la satisfacción del cliente. Antes que hubiera Parisina, nosotros teníamos nuestra tienda de telas y uniformes “Casa Villalpando”. Con ese ejemplo de trabajo, honestidad y buen trato, creció Beto.
Dicen que desde la niñez se muestra el futuro adulto y nadie mejor que confirme esa máxima que Roberto Villalpando, desde niño mostró ese afán por ayudar a los demás, nadie como él que aplique aquello de quitarse la camisa por los demás con una empatía total hacia los demás; aún recuerdo una ocasión en la primaria que varios compañeros me perseguían para propinarme una golpiza (como defensor aguerrido de las causas débiles, era siempre mi persona el blanco al que apuntaban sus infantiles misiles los ahora llamados “bullies” después de que mis peroratas exhibían y persuadían sus abusos) para lo cual me tuve que defender con un montón de piedras que tenía cerca, mientras esto sucedía el único que estaba ahí preocupado, solidario y gritando que me dejaran en paz, era él.
En este México surrealista, Beto Villalpando no cumple con el perfil del político usual, si a él le dijeran que “el que se mueve no sale en la foto”, él preguntaría si a alguien le urge el lugar para cederlo, no es el político que pasa por encima de los demás para obtener el puesto, no cree en aquello de que el fin justifica los medios.
Siempre con el servicio social como fin de la política, ha sido alguien que no necesitó el tener el nombramiento para asistir o auxiliar a los demás, no fue necesario nunca tener un puesto público para que viajara a comunidades a ofrecer lo que tenía a su alcance para solucionar problemas u ofrecer servicios, ahí jalaba en lancha con algún amigo doctor, peluquero o electricista a alguna comunidad para ofrecer sus servicios, ya no se diga él como contador.
Pocas probabilidades había en México que un político con el perfil de Villalpando pudiera sobresalir o acceder a una candidatura, pues personajes como él no acostumbran pisotear o sabotear a otros con tal de obtener cargos públicos que eran siempre obtenidos por aquellos que veían la política como un medio de generación de riqueza personal; afortunadamente se viven tiempos de cambio, que permiten que personas como Beto Villalpando puedan por fin tener la oportunidad de entregar a su comunidad todo lo que su vocación social les motiva a ofrecer.
Pocos candidatos hay que compartan los ideales y motivaciones que han llevado a Andrés Manuel López Obrador a luchar contra viento y marea para sacar a México del bache donde lo han metido. Si bien en algunos lugares de la república, MORENA se equivocó en el nombramiento de sus candidatos, en Macuspana, Tabasco, cuna de AMLO, no solo atinó, si no que encontró el candidato con el perfil idóneo en lo que, a vocación de asistencia social, honestidad y trabajo se refiere.
*Sería una falta no reconocer al Doctor Carlos Ordorica Cervantes como otras de las personas que tienen un perfil de servicio, entrega y honestidad como el de Beto, y que están en el actual proceso, lamento que haya tomado los colores equivocados, ojalá una vez terminada la elección hubiera la oportunidad de que Macuspana siga contando con un cuadro tan valioso.