Un joven discapacitado fabrica camitas para mascotas y nos hace avergonzar de nuestra ingratitud involuntaria, asumida cuando no valoramos el gran tesoro de estar sanos y de tenerlo todo para luchar por la vida.
Redacción MX Político.- Elías, un joven tamaulipeco, que por razones totalmente ajenas a su voluntad y a la de sus progenitores, nació con una discapacidad.
No obstante, dentro de su aparente o relativa “limitación” para las funciones llamadas vitales, al menos las catalogadas como funciones neuromotirces, Elías fue un niño -y ahora un joven- ejemplo para los mexicanos y para la humanidad entera.
Ha asumido con asombrosa madurez su situación y, sin que nadie lo vea, seguramente, asume en silencio su “diferencia” circunstancial y aparente, con respecto de los demás.
Delante de la gente no llora, no se queja y no pide nada que no le corresponda. Trabaja con armonía y hasta alegría, para que sus papás no sufran al verlo… aunque él también sufra en silencio no poder ser como sus demás hermanos y amigos. Aún cuando él -quizá- muy en el fondo sueñe con no haber tenido esa discpacidad.
Flagelo que lo confinará, según los absurdos e injustos convencionalismos sociales, a no aspirar a un futuro “normal” como el resto de los niños: estudiar bajo un programa educativo normal, practicar ciertos deportes, tener una novia, trabajar ejerciendo una profesión, casarse y tener hijos.
Sin embargo Elías se yergue orgulloso y aprovecha el impulso de mamá y papá, que han sembrado en su conciencia, la idea que lo mantiene firme en su convicción diaria: “No hay adversidad que logre detenerme”.
Elías es un chico de 22 años discapacitado, pero lucha a diario por ser economicamente independiente. Fue por este motivo que el jóven decidió saltar a crear su propio negocio.
Decidió comenzar a fabricar con sus propias manos camas para perros y gatos las cuales están hechas a partir de guacales (tarimas) re-utilizados.
Él mismo las acondiciona, las pinta, pone el nombre del animal al cual va dirigida e incluso el mismo les hace dibujos para que queden muy bonitas.
Fue así como Elías se lanzó hacia el emprendimiento para poder ser economicamente independiente y al mismo tiempo ayudar a sus padres.
Elías pagó su boleto desde hace mucho para estar en esta vida. Desquita lo que consume con su genuino esfuerzo.
Es un gran ejmolo para los demás.
La emotiva historia del jóven Elías sigue siendo tendencia en las redes desde hace más de 4 meses en que se difundió, lo que mantiene vigente esta maravillosa historia de superación personal.
“Apoyame a ser independiente”, es la frase con la que inicia la publicación en Facebook de Carmen Lucio, madre de Elías.
“Mi hijo es alumno del CAM”.
Emprendedores de Educación Especial.
Michel y nuestra familia estamos trabajando en el proyecto “camitas para mascotas”. Tienen un costo de $180.
Pueden hacer su pedido al cel. 834 118 87 35 o por inbox”, escribió Carmen sintiendose orgullosa por las camas que hace su hijo.
Carmen y Elías son originarios de Ciudad Victoria, Tamaulipas, México.
Si quieres apoyarlos con su maravilloso emprendimiento puedes contactarte directamente con ellos a través de sus redes sociales como Facebook o llamando directamente al número de teléfono entregado por la misma Carmen.
Un gran ejemplo que por error creemos -porque la soberbia es inherente a la humanidad en al menos un momento de la existencia-, que somos merecedores atoda la perfección prometida por el creador.
A quienes no alcanzamos a ver -gracias a la vertiginosa soberbia que nos atrapa en la vida cotidiana-, que tenemos todo para salir adelante y que no reparamos en dar gracias a Dios o a la naturaleza o a ese ente superior indiscutiblemente presente, por darnos la enorme bendición de ser dignos individuos ante el resto del conglomerado humano, ganando el pan con los medios con los que contamos, sin recelo o envidia del que dispone de medios más complejos o abundantes para ello.
Un gran ejemplo para aquelllas divas del cine y la televisión, peloteros y futbolistas de “alto rendimiento”, narcotraficantes y baquetones que se enriquecen a costa de los asesinatos o la intoxicación de otros y que para redimirse, andan en estos días “repartiendo despensas” buscando salvar su “reputación social”; de políticos desplazados luego de años y años de “mamar de la ubre presupuestal” que hoy empiezan -dentro de la pandemia- a buscar el voto y el favor popular llevando “despensitas” compradas con dinero del erario público o procedente del narcotráfico, nunca con dinero propio… y de tantos otros casos de gente que a la que aún ni la pandemia ha hecho reflexionar.
Gracias Elías por la gran lección.
hch