Por Aurelio Contreras Moreno
La crisis sanitaria causada por la epidemia de dengue que azota Veracruz está alcanzando niveles de calamidad, que podrían desembocar en una tragedia de proporciones dantescas.
Las cifras del Panorama Epidemiológico de Dengue correspondientes a la semana 39 de 2019, con información al 30 de septiembre – o sea, el pasado lunes- no dejan lugar a dudas acerca de la magnitud del problema que en Veracruz no se ha sabido –y al parecer, ni querido- atender: hay cinco mil 368 casos confirmados de dengue clásico en la entidad.
Pero al sumárseles los contagios correspondientes a dengue con signos de alarma y a dengue grave, la cifra de infectados con este padecimiento aumenta a seis mil 107. Verdaderamente de escándalo, como si se tratase de un país africano en medio de una hambruna.
Para no variar, Veracruz ocupa el primer lugar con casos de dengue confirmados en toda la República. Pero lo más grave es que el número de infecciones probables es monstruoso, según las mismas cifras de la Secretaría de Salud federal: 29 mil 742.
Es verdaderamente un milagro que hasta el momento “solamente” se hayan registrado 15 defunciones por esta misma causa en la entidad. Lo que no quiere decir que no vaya a haber más muertes por una enfermedad que en años recientes estaba aceptablemente controlada.
La respuesta de la autoridad –si a eso se le puede llamar…respuesta- ha sido torpe, timorata, burda e irresponsable. Con la sensibilidad de un carnicero, el secretario de Salud estatal, Roberto Ramos Alor, ha pedido esperar a que llegue la temporada de frentes fríos para que el clima haga lo que el gobierno veracruzano dejó de hacer –matar al mosco transmisor del virus-. Y mientras eso sucede, sugirió a la población “quemar cáscaras de coco”, como en su “pueblo” en el sur de la entidad.
Pero la pandemia de dengue en el estado es tan grave, que al Gobierno Federal no le ha quedado de otra que reconocer que en Veracruz se vive una emergencia, como lo declaró el director de Epidemiología de la Secretaría de Salud José Luis Alomía Zegarra, quien alertó sobre la necesidad de establecer medidas “intensivas, extraordinarias y emergentes”, ya que la entidad presenta los mayores niveles de transmisión de todo el país.
Al ser cuestionado sobre lo anterior, Ramos Alor solo alcanzó a balbucear que “como tal, como emergencia, sentimos que no. Epidemiológicamente, desde el punto de vista de epidemiología” (recontrasic). Es increíble que esta persona siga en su cargo a estas alturas, ante semejante nivel de incompetencia.
Pero por desgracia es la historia de todos los días desde que arribaron al poder. Por su insensibilidad, improvisación y soberbia, la ineptocracia de “4T” gobernante en Veracruz ha provocado un problema de salud en el que pone en riesgo la vida de miles, si no es que de millones de personas en todo el estado, pues no se ve para cuándo pueda contenerse una emergencia que está causando muertes. Para lo más que les da es para responsabilizar a la población y pedirle que limpie sus casas, cuando ellos no hicieron la tarea de fumigar cuando les correspondía hacerlo.
¿Quién va a responder por esto? Solo les falta decir que acusemos a los moscos con su abuela.
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