Eduardo Sadot
El asesinato de un niño, en paraiso Tabasco, evidenció lo que sucede en el país, niños secuestrados para hacerlos sicarios.
El niño Emiliano, que supuestamente iba a ser levantado para adiestrarlo como sicario, No dijo ¡quiero vivir! Pero la traducción del grito tiene el mismo significado, ¡no me quiero morir! Ante la inminencia de la muerte, con once años, grita a la cara a un gobierno que ha sido incapaz de defenderlo, de garantizar su vida, de proporcionarle seguridad, bienestar y confort.
El 29 de enero de éste año escribimos en “Indicepolítico” bajo el título “Obrador Contra Juventud Un Crimen De Lesa Humanidad” en parte del artículo afirmamos que “Otro problema gravísimo es, la cantidad de jóvenes secuestrados, levantados y llevados a centros de adiestramiento bajo amenaza de muerte, los enseñan a asesinar los someten a pruebas y torturas para endurecerles el alma, los hacen practicar canibalismo entre sus víctimas, pues secuestrados, si sobreviven, resultan excelentes discípulos y, salen a delinquir arriesgando sus vidas o terminan asesinados.”
También es común que levanten a jóvenes engañados por diversos motivos y si los levanta en grupos los obligan a asesinarse entre ellos, para endurecerles el alma y cooptarlos para delinquir.
La deuda del presidente con los jóvenes y niños mexicanos es tan grande como sus mentiras y del tamaño también de la ignorancia y la manera de minimizar el daño, lo que no alcanza a comprender él ni sus seguidores es que conforme pasen los años y comprendan el daño, las secuelas de no asumir la responsabilidad y el miedo de aplicar la fuerza del Estado, por cuidar su imagen, de “bondad pontificia” ha costado a muchas familias desintegración, quedaron desmembradas y enlutadas, daño que será permanente.
Recientemente, a un joven mexicano que se fue a trabajar al extranjero, se le solicitó que votara, por quien quiera, pero que votara y contestó “cómo quieres que vote, si tengo diecinueve años, cuando llegó este gobierno yo tenía trece, no podía votar pero mi familia sí y prometieron mucho y mintieron, resultó que los hijos del presidente se han enriquecido y el presidente lo niega cínicamente, cómo me piden que vote, yo gano en dólares y el precio del dólar en México es menos y ahora tengo que trabajar más para mandarle dinero a mi familia, mientras que el kilo de tortillas cuesta más que un dólar, cómo me pides que vote, si tuve que alejarme de mis amigos y mis padres y de mi hijo pequeño para encontrar el sustento de mi familia, cómo me pides que vote, si por sus decisiones yo tengo que pasar las noches solo, añorando mi tierra mi familia y trabajando más y, no me digas que eso era antes, cuando yo viviendo en México solo he sido gobernado por MORENA del PRI y del PAN no sé, porque nunca me han gobernado”
La deuda de éste gobierno con los jóvenes y los niños, nos escupe a la cara a todos, con el grito desesperado de un niño que vio llegar la muerte, su muerte y supo que moriría irremediablemente, con solo doce años de vida.
Si yo fuera presidente de México me acompañaría el resto de mi vida, como una pesadilla el grito desesperado de ese niño, me atormentaría, solo saber que por cuidar mi imagen fui incapaz de protegerlo ni los medios para garantizar su vida.
Nos acusa a todos, porque quienes aplauden como focas las políticas de seguridad del actual gobierno, les hace cómplices, después solo los cínicos, pueden seguir la vida, cargando en sus espaldas la muerte de un niño inocente de once años. Lastima y hiere a todos ese grito, pero importa más que no vayan a pensar que es un gobernante represor, por no combatir a la delincuencia, a diario mueren inocentes como Emiliano.
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