Es cierto que por un lado los mexicanos nos encontramos ante un gran riesgo, como en el despeñadero ante tanta anomalía nacional que en lugar de acción y solución, encuentra puro discurso de burócrata sin imaginación.
Y por otro lado, el peligro nacional por el que transitamos deviene precisamente de la forma en que los hombres del presidente Enrique Peña nos administran, nos gobiernan, e incluso legislan y sentencian al “modo Peña”.
Los mexicanos nos sentimos indefensos ante el discurso que nos dice que las reformas estructurales emprendidas por esta Administración son el empuje para darnos más autonomía, más aliento hacia el desarrollo, y resulte que todo ha sido parte de un plan con tentáculos extranjeros para encarrilarnos en otro vagón de la globalización que nos pone aún más en términos poco competitivos con otros nuevos socios.
En el caso de la reforma energética, el asalto fue brutal. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) nunca ha sido hasta ahora una “empresa de clase mundial” que además de dar mejores precios a sus usuarios, también de mejor servicio. Es más, ya hasta el líder sindical del abatido Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) Martín Esparza, es dueño de una empresa generadora de energía que comercia con la CFE.
El engaño respecto a fortalecer Petróleos Mexicanos (Pemex), con la misma reforma energética, no tiene nombre. Hoy la ex paraestatal está en el conteo dicen de todos sus tornillos para saber cómo venderlos y en el máximo peligro de extinción para que ahora sí los particulares sean los únicos que puedan hacer negocio con la explotación, refinación y venta de los hidrocarburos.
Imposible no abordar las reformas financiera y hacendaria que nos tienen a todos con los bolsillos vacíos, ya hasta el propio Gobierno presume de la misma situación de austeridad, con todo y que se sirven con cuchara grande con el cobro de impuestos y las tasas de interés.
La reforma educativa es una gran pifia, que igual como en otras áreas de la burocracia nacional, lo único que busca es acortar la planta magisterial.
La reforma en Transparencia nos ha permitido hasta ahora, sólo darnos cuenta que quienes ponen las leyes son los primeros en infringirlas y tan campantes.
De la reforma laboral podríamos anotar que de lo que se trata es de aniquilar los derechos del trabajador, violados incluso por la misma Secretaría del Trabajo.
En el despeñadero vivimos los mexicanos. Ya nos urge que termine este sexenio, aunque nada promete que lo que viene podría ser mejor.
Acta Divina… Enrique Peña Nieto, presidente de México: “Las reformas estructurales, el mejor blindaje contra volatilidad financiera”.
Para advertir… Difícil tránsito existencial el de la mayoría de los mexicanos.
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