Desde Filomeno Mata 8
La clase media.
Por Mouris Salloum George
En medio del maremágnum que asfixia a México en el que lo más identificado es la confrontación política, la sociedad civil observa como un suceso remoto, siendo tan cercana la sucesión presidencial de 2024. La comunidad nacional no beligerante ve lejano ese proceso porque, en estricto rigor, en una atmósfera enervada anticipadamente ya no se siente como un simple invitado de piedra: sin voz, pero con carretadas de votos como los carruseles de ratones locos, las operaciones tamal y otras pujantes industrias del fraude electoral. En este turbulento océano, naufraga la capacidad del sistema político mexicano por la vía legal, pacífica y eficaz; ya no su viabilidad, sino su propia subsistencia.
Ni siquiera se puede hablar de regeneración, porque hay algunos que parecen no estar conscientes de este imperativo. En la in-gobernabilidad, que tiene como centro de gravedad el crimen organizado, se pretende perder el referente fundamental de legitimidad: ¿cuáles son los poderes reales en nuestro país? ¿Los constitucionales o los codificados como fácticos? Estos se sienten ya autorizados a dictar la ley donde ejercen dominio territorial y aquellos se enfangan en los atajos de la simulación Jurídica para preservar y ampliar el régimen de privilegios, a fin de granjearse a la plutocracia que les dio mando pero no puede otorgarles autoridad.
Se dice de la clase media, por un sector de ricos e intelectuales cabezas de monstruos de un solo cuerpo como en las leyendas medievales, que luchan contra la llamada cuarta transformación. Insisten en referir que el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, descalificó a la clase media, en lugar de acercarse a ellos y escucharlos, pues bien se sabe que este sector de la sociedad representa un importante número de votantes, nada más y ni nada menos que más de 40 por ciento del padrón electoral a nivel nacional.
Señalan que el mandatario ha acusado a los pertenecientes a esta clase social de ser “aspiracionistas que dan la espalda al prójimo, que para encaramarse lo más que puedan”, no tienen escrúpulos morales de ninguna índole, y que son partidarios de “el que no tranza no avanza”.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), este es se un sector compuesto por el 42 por ciento de los hogares de México. En el estudio “cuantificando a la clase media en México”, el INEGI explica que de este 42 por ciento de hogares en los que habita la clase media , vive el 39 por ciento de ellos
en su mayoría, en las zonas urbanas, pues de acuerdo a las estimaciones de este instituto 47 por ciento de la población y 50 por ciento de los hogares corresponden a las clases medias.
En ese sentido buena parte de la clase media fue la que le dio el triunfo a Morena en el 2018, junto con los sectores más desprotegidos. Parece importante, tender puentes y no desvirtuar mensajes, puesto que la clase media influye en todos los niveles de la sociedad y es, en su deseo de mejorar su calidad de vida, de ofrecerles a sus hijos una mejor condición, una mejor salud, una mejor alimentación, es un deseo normal de vida, sin excesos; y no es un despropósito ni es en detrimento de nadie. Es un deseo ¿y la confrontación a quien le sirve?