Si cree que para los círculos del espionaje usted no califica, quiero decirle que está muy equivocado.
No sólo la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff y el presidente de México Enrique Peña Nieto, así como otros personajes públicos son el objeto del espionaje.
Claro que no todos tenemos para la esfera del poder y las decisiones, el nivel de Peña Nieto –ahora– y en los meses que se desempeñó como candidato priista a la Presidencia del país; a quien la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA por sus siglas en inglés), le intervino sus redes de comunicación tanto telefónicas como digitales, según documentos filtrados por Edward Snowden al entregárselos al periodista Gleen Greenward.
Se lee en los documentos en cuestión que el equipo de la NSA que opera en Mèxico, desarrolló un trabajo de dos semanas dirigido contra Peña Nieto y nueve de sus colaboradores más cercanos.
Mas insisto, usted y todos nosotros somos a diario objeto del espionaje sino del poder político, si del poder económico que al final tiene un gran peso en las decisiones políticas de cada nación o grupo de estas.
En primera instancia, todos aquellos que usamos buscadores, redes sociales y las llamadas apps, no recibimos información publicitaria al azar. Lo que sucede es que nuestro perfil de búsquedas y afinidades va siendo desmenuzado por un robot inteligente que nos va catalogando –y ubica– desde nuestros gustos comerciales, pasando por nuestras afinidades ideológicas y hasta de religión y filosofía.
Nada más hay que voltear hacia la polémica que se ha producido por el espionaje que se realiza a los transeúntes que portan teléfonos inteligentes en el Reino Unido..
La compañía Renew instaló cestos de basura que además de cumplir esa función, leen y almacenaban los datos contenidos en los teléfonos para después — según la declaración de los mismos directivos de la empresa–, vender la información a quien quisiera pagarla.
El asunto ha ocasionado numerosas protestas y hasta reclamos legales, que seguro prosperarán en una disculpa pública de la empresa y en una indemnización a todos aquellos que se registren como afectados y así lo demuestren.
Ya antes, durante la celebración de la última edición de los Juegos Olímpicos en el Reino Unido también y sobre todo en la ciudad de Londres, los asistentes fueron objeto de la lectura de información contenida en sus teléfonos, a través de paneles de publicidad.
Así que el mercado del espionaje es cosa de todos los días:
Pero qué podemos esperar en un país en donde el espionaje es práctica cotidiana de las mismas autoridades hacia sus ciudadanos y entre ellos, y nadie lo toma como un delito. ¡Cuidado con los micrófonos que se instalan debajo de las mesas de los restaurantes que acostumbra visitar la esfera del poder político y económico!
Acta Divina… La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) citó al embajador de Estados Unidos, Anthony Wayne, para expresarle su “enérgico extrañamiento” y exigir a su gobierno que se realice una investigación en torno al presunto espionaje a las conversaciones y correos electrónicos del presidente Enrique Peña Nieto durante su campaña, por parte de la NSA.
Para advertir… La pregunta es: ¿Continúa el espionaje?
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