CIUDAD DE MÉXICO, 25 DE MAYO (ALMOMENTOMX).- Desde 2005 el número de trabajadores que perciben más de tres salarios mínimos se redujo cerca de 50 por ciento; y aunque esta reducción en la proporción y número de trabajadores con ingreso salarial elevado ha sido diferente en algunas ciudades de México, la tendencia es a la baja, aseguró el investigador J. Mario Herrera durante su participación en el seminario Desigualdad y trabajo realizado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México hace dos días.
La investigación Estructura salarial en los principales mercados laborales urbanos de México 1987-2015 realizada por el investigador J. Mario Herrera y los consultores de la FAO Carlos Alberto Francisco Cruz y Ricardo Jaspeado también evidencia que el premio a la educación se ha reducido, especialmente para los trabajadores con mayores niveles de estudios, aunque los efectos tampoco han sido homogéneos en las 11 distintas ciudades en las que se realizó el estudio.
El documento deja claro que los mejores niveles de educación ya no garantizan un mejor ingreso y que mientras los salarios se reducen en casi todas las ciudades analizadas, los ingresos en el sector informal se mantienen estables a lo largo del periodo.
“Si estudiar ya no te garantiza un empleo y tampoco te ofrece un mejor salario, entonces se explica que las familias mexicanas asuman los costos de vida a través del mercado laboral informal y precario. Esto ocasiona que el Estado mexicano se deslinde de las responsabilidades en la generación de empleos y en la mejora de salarios” comentó el investigador de la UNAM Adolfo Sánchez.
Las mujeres, mejor en la informalidad
Los resultados expuestos por los diversos investigadores que participaron en el seminario de Desigualdad y Trabajo evidencian que la crisis en el mercado laboral mexicano no solo pende del desempleo. También deja a la luz que quienes están empleados cada vez tienen peores condiciones salariales y laborales y ante estos hechos cabe la pregunta ¿son felices los mexicanos ocupados? Mariano Rojas, experto en temas de bienestar subjetivo de la Flacso México, ofreció la ponencia Ocupaciones y Bienestar: Un enfoque de género, en la que explicó que aunque el ingreso, los salarios y los niveles educativos son insumos importantes para la felicidad de las personas, no son el bienestar mismo.
Su investigación manifiesta que los empleados en el sector informal en general se muestran más satisfechos con su vida porque su modo de empleo es flexible y les permite una gestión más autónoma de su tiempo, a pesar de que las condiciones en prestaciones y salud sean precarias. El trabajo informal también resulta más atractivo para las mujeres, pues les permite combinar mejor las actividades propias de la maternidad.
Esta investigación, basada en la Encuesta de bienestar autorreportado de 2014 del INEGI, también muestra que no sólo existe una brecha salarial entre hombres y mujeres profesionistas, directivas y funcionarias, sino que también existe una brecha en la satisfacción con la vida que tienen y que está directamente vinculada con el manejo de su tiempo libre.
México, la China de Occidente
Ni en épocas de bonanza como la que hubo en los años 80 con el auge de la industria automotriz en México se logró desarrollar una política laboral y salarial que garantizara mejores ingresos, mejor distribución y menor desigualdad para los trabajadores, aseguró Graciela Bensusán, especialista en temas laborales de la Flacso México y de la UAM Xochimilco.
“¿Por qué la industria automotriz mexicana, una de las más fuertes que existe, pudo pagar algunos de los salarios más bajos en el mundo? Porque México es la ‘China de Occidente’, respondió Bensusán. Sus conclusiones afirman que se ha preferido adoptar un modelo corporativista que da paso a la corrupción, que prioriza las exportaciones, limita la capacidad de los trabajadores para resolver sus condiciones y controla a los sindicatos. Además, el modelo hace prevalecer la competitividad a costa de una alta productividad y mano de obra muy barata. “Este costo laboral tan bajo, sin duda, atrae inversiones”, destacó.
Por su parte, la economista Alicia Puyana expuso que el neo extractivismo, o sea el ascenso de las exportaciones de materias primas en el total de las exportaciones, es un efecto buscado por la liberalización de la economía y por el nuevo modelo basado en las exportaciones de recursos naturales. Por esta razón, afirmó, “no cabe esperar que haya efectos económicos diferentes a los observados en las últimas dos o tres décadas: bajo crecimiento de la economía y gran pérdida de los salarios reales”.
La dependencia de las exportaciones de recursos naturales para financiar el desarrollo tiene efectos negativos por la inestabilidad de los precios, que se transmite a toda la economía. Esto deprime los sectores diferentes a los de recursos naturales, se genera un desinterés por consolidar fuentes alternativas de ingreso fiscal y estimulan pujas entre sectores e instituciones por la captación de la renta. “Los recursos naturales, como el petróleo o el agua, son punto focal de conflictos entre los países, entre estados y en su interior; y tienen el potencial de desencadenar conflictos violentos, bélicos,” afirmó Puyana.
Finalmente la investigadora de la Flacso México sentenció que “América Latina, al interrumpir el proceso de industrialización, no logró superar la dependencia de las exportaciones de materias primas y cayó plenamente en la llamada trampa del ingreso medio, es decir, no supera el subdesarrollo y mantiene las distancias con los países desarrollados”.
AM.MX/fm
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