Documental Político
Emilio Trinidad
Soy de la idea de que agotadas las ofertas de mejora por parte de los políticos tradicionales, que solo han engañado, abusado, enriquecido y con ello desgastado y ampliado su desprestigio, para la oposición sí será necesario encontrar rostros nuevos en sus filas o de ciudadanos que por su perfil, preparación, experiencia, ímpetu, arrojo, valor y congruencia, deberían ser tomados en cuenta y evaluados para competir por cambiar el rumbo de México.
De los partidos no hay mucho de donde tomar cartas competitivas. En el de Acción Nacional el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila; el senador Damián Zepeda -que ya dirigió el blanquiazul y que tiene preparación y discurso-; Santiago Creel, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y exsecretario de Gobernación, y la inexperta senadora Lilly Téllez, que ha venido haciendo suyo el discurso de López Obrador de confrontación, división, choque y amenaza -tema que parece gustar a muchos ciudadanos-, parecen ser las más atractivas caras para intentar arrebatar el poder, en una hoy muy clara y riesgosa desventaja frente a la fuerza de Morena, sea quien sea su candidato.
Mientras tanto, en el famélico Partido Revolucionario Institucional, vemos que su presidente y el líder de su fracción en el Senado, Alejandro Moreno y Miguen Ángel Osorio Chong, respectivamente, no han hecho más que un grotesco y vergonzoso espectáculo como el de dos payasos en un circo, dañando y poniendo en riesgo la Alianza y debilitando al moribundo tricolor.
En ese nonagenario instituto político, donde militaron verdaderas figuras, que aportaron mucho a la nación, no hay más que un grupo de voraces y ambiciosos políticos demasiado desacreditados, que cuando tuvieron el poder solamente ampliaron sus bienes y finanzas, y si bien es cierto que a Claudia Ruis Massieu, a Beatríz Paredes Rangel, a Enrique de la Madrid y a Miguel Ángel Gurría Ordóñez no se les conocen negocios turbios o indebido ejercicio de la función pública, sí se les relaciona por apellidos o por cargos desempeñados, con ex presidentes que dejaron mucho que desear y que terminaron con brutales señalamientos por corrupción o desacreditados por desempeños pobres.
El caso del PRD, que hoy encabezan “Los Chuchos”, dos políticos sumamente corridos en la política y con un partido con escasos espacios en el Poder Legislativo y la administración pública, y sin seguidores y con militancia muy disminuida, no han querido o podido encontrar rostros o figuras que pudieran darle oxígeno a un organismo político que sigue agonizando.
Y mientras los tres, hace algunos años sólidos partidos, intentan reorganizarse o renacer, en Movimiento Ciudadano, que encabeza el experimentado e inteligente senador Dante Delgado Rannauro, las cosas les caminan mejor, pues gobierna dos de las cuatro entidades más importantes del país como lo son Nuevo León y Jalisco, y tiene en sus filas nada menos que al hijo del malogrado Luis Donaldo Colosio, del mismo nombre, que encabeza con habilidad y talento la ciudad de Monterrey.
De seguir las cosas en la oposición por igual rumbo, los del “Movimiento Naranja” parecen tener en estos momentos de incertidumbre política, la posibilidad de proponer nuevas caras o algunas conocidas pero con mejores perfiles para volverse atractivos o interesantes, y hacerse de simpatías ciudadanas para dar la batalla por la Presidencia en el 2024.
El tiempo vuela.
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