RELATO
Con su cuerpo entre las cuatro paredes de aquel cuarto, Rob no dejaba de sentirse un completo extraño, que, atrapado en este mundo de soledad y vacío, no sabía cómo hacerle, tan sólo para tratar de escapar.
Pero, ¿escapar hacia dónde? ¿Acaso hacia la muerte? Esa misma muerte, que, él sabía, era la única que podía ponerlo en libertad, ahora y para siempre.
No más soledad, vacío y dolor, allí, dentro de su corazón. No más sentimientos de abandono, que nunca dejaban de hacerle sentir un extraño sobre la tierra.
Rob ahora, nuevamente lo volvía a saber: que jamás encontraría ESO. Al pensarlo, sus ojos se le nublaron con unas lágrimas ligeras. ¿Cómo podía escapar ahora de todo este peso que la soledad no dejaba de propiciarle?
¡ESO! Ahora, al analizarlo, supo que debía ya darse por vencido de una vez por todas. Debía de irse, y nunca regresar. Pero, la muerte, que él tanto ansiaba ver llegar, solamente seguía y seguía sin hacerle caso a su llamado.
“¡Ven ya por mí y llévame contigo! ¡Solamente así podría yo olvidarme de todo este dolor y soledad!” “Oh, MUERTE, ¡¿por qué te sigues resistiendo en venir a buscarme?! Qué, ¿no ves que ya no puedo más…?”
Afuera, a través de la ventana, Rob miró cómo las hojas de los árboles se mecían con el viento. ¿Las hojas estaban vivas, o solamente eran unas cosas que el viento hacía parecerlas así? Unos entes con movilidad corpórea. Solamente unas moléculas de glucosa, pero que jamás sentirían dolor y soledad como sí él.
Ser la hoja en cualquier árbol o planta, eso le habría venido muy bien a Rob. Porque así, todo su ser, que ahora no hacía más que luchar con todo su vacío y soledad existencial; quizás y AL FIN podría encontrar algo de alivio, paz y compañía en los abrazos del viento.
Abrazarse a él y nunca jamás soltarlo. Abrazarlo con todas sus fuerzas, y saber que el viento; aún después de secarse y caer al suelo, para después convertirse en polvo, siempre estaría allí, acariciándolo y amándolo con su eterno suave soplar.
En los brazos del viento… Ese era el único lugar donde Rob sabía que su alma podía dejar sentir dolor, vacío y soledad.
Anthony Smart
Noviembre/04/2022