RODOLFO VILLARREAL RÍOS
El tópico que abordaremos esta semana es meramente humano y versa alrededor de lo que ha sucedido en estos días con el ciudadano Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo De La Vega. A todas luces, se trató de presentarlo como el santo laico de la democracia y de pronto, todos, se olvidaron de que ese político, al igual que cualquier otro, tuvo espacios claroscuros a lo largo de su accionar por la vida pública. Dado que, antes, aquí abordamos nuestra perspectiva sobre este ciudadano a quien, en ocasiones diversas, calificamos como el saltimbanqui político más preponderante del Siglo XX y lo que va del XXI, nos permitiremos hacer un viaje breve a los tiempos en que gobernaba nuestro país el presidente Luis Echeverria Álvarez. De esa época, recurriendo a nuestros archivos, tomaremos un par de eventos en los cuales el ciudadano Muñoz Ledo tuvo participación.
Sin dejar de reconocer que el personaje mencionado en el renglón anterior era un ciudadano poseedor de luces intelectuales y preparación bastas a las cuales se aunaba una facilidad oratoria de alto nivel, tampoco vamos a dejar de lado que a lo largo de últimos treinta y seis años se instituyó en el patriarca del saltimbanquismo político mexicano. El hecho de que uno de sus otrora condiscípulos, Miguel De La Madrid Hurtado, a quien consideraba su inferior intelectualmente hablando, se hubiera convertido en presidente de la república, le ocasionó la mayor de las frustraciones de su vida. Ante ello, ¿sería catarsis?, trató de venderse como el gran demócrata mexicano. En ese proceso, primero se rebeló dentro del Partido Revolucionario Institucional.
Al ver que nada lograba, junto con Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, otro disgustado porque no lo hicieron director general de PEMEX, de pronto, ambos, se percataron que adentro traían un demócrata. Así, nació el Frente Democrático Nacional y al no obtener la victoria en las elecciones presidenciales crearon el Partido de la Revolución Democrática. Ahí, estaría Muñoz Ledo dando muestras de su raigambre democrática cuando, en 1991, compitió por la gubernatura de Guanajuato bajo el alegato ¿republicano? de poseer derechos de sangre para poder hacerlo.
Claro que sus ancestros provenían de esos rumbos, porque negarle su genealogía si uno de ellos, Octaviano Muñoz Ledo, fue ferviente apoyador de Maximiliano de Habsburgo. En el PRD permaneció hasta 1999 cuando al no convertirse en candidato presidencial dio el brinco al Partido Autentico de la Revolución Mexicana (PARM) buscando representarlo en dichas elecciones.
En medio de ese proceso, la Cámara Nacional de la Industria Pesquera (CANAINPESCA) organizó una serie de pláticas con los candidatos presidenciales y fue ahí en donde, por ocasión única, tuvimos oportunidad de escucharlo en vivo e intercambiar algunas palabras con él, en un acto en donde se mostró muy amable y accesible. Dado que aquello no levantó, terminó uniéndose al panismo-foxismo gracias a lo cual obtuvo la representación de México ante la Unión Europea. De ahí, brincó a formar el Frente Amplio Progresista en donde participaban el PRD, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Convergencia.
Posteriormente, se adhirió al PT. Tras de crear, y actuar como presidente del Movimiento Ciudadano Opción Nueva República, pasaría a ser parte del Movimiento de Regeneración Nacional en donde permanecería hasta el momento en que, al igual que lo hizo en el PRI, no obtuvo lo que buscaba y pasó a convertirse en, nuevamente, un adalid democrático.
Durante los últimos tiempos, la constante en su discurso fue la critica al autoritarismo que, según sus palabras, prevalecía en los tiempos del PRI. Al parecer, de su memoria se habían desprendido rumbo al vacío algunos episodios en los cuales él fue protagonista central. Vayamos a recordar un par de ellos.
El 22 de septiembre de 1975, José López Portillo y Pacheco fue “destapado” como candidato presidencial del PRI. Dos días más tarde, como presidente de ese instituto político, era designado quien hasta entonces se desempeñaba como secretario del trabajo, el ciudadano Muñoz Ledo y Lazo De La Vega.
Por ninguna parte se escuchó algún cuestionamiento respecto a la forma en que se hicieron esas designaciones, todo era euforia y parabienes. Con la campaña presidencial en marcha, el 9 de noviembre, se realizaron elecciones para gobernador de Nayarit. Con la bendición del Comité Ejecutivo Nacional del PRI se había designado como candidato al entonces senador, coronel Rogelio Flores Curiel, cuya actuación en los hechos del 10 de junio de 1971 nunca quedaron del todo claros.
Por su parte, Alejandro Gascón Mercado representaba al Partido Popular Socialista (PPS). Los resultados indicaban que el triunfador fue este último, aun cuando el presidente del PRI, el ciudadano Muñoz Ledo declaraba que: “…fue una elección reñida en donde se desbordó la pasión partidista; pero no hubo ningun incidente grave que lamentar.
El pueblo se expresó democráticamente; acudió a los comicios con serenidad y su voluntad favoreció a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional. Calificó las elecciones en ese estado de limpias y democráticas…” Sin embargo, el candidato del PPS, Gascón Mercado, se negaba a aceptar los resultados a pesar de una serie de ofrecimientos que le hacían a cambio, tales como otorgarles un mayor numero de curules en el Congreso del Estado. En ese contexto, se dio la intervención del presidente Echeverria Álvarez y el secretario de gobernación, Mario Moya Palencia, nada convencía al candidato del PPS.
En medio de todo eso, Muñoz Ledo realizaba negociaciones paralelas con el secretario general de la dirección nacional del PPS, Jorge Cruickshank García. Armados ambos de un gran espíritu democrático, acordaron que el Comité Ejecutivo Nacional del PPS reconocería el triunfo de Flores Curiel y que, a cambio, el PRI en un gesto magnánimo presentaría candidaturas comunes en Oaxaca. Así, el 5 de abril de 1976, en el Diario Oficial de la Federación se leía: “-El Partido Revolucionario Institucional y el Partido Popular Socialista, en uso de los derechos que la Ley les confiere, se coaligan con el solo objeto de postular en las elecciones constitucionales del próximo 4 de julio, a los CC. Gral. Eliseo Jiménez Ruiz, e Ing. Jorge Cruickshank García, candidatos propietarios a Senadores de la República y a los CC. Lic. Rodolfo Alavez Flores y Mario Vázquez Martínez, como candidatos suplentes respectivamente, todos por el Estado de Oaxaca.”
El acuerdo lo firmaban Cruickshank García y Muñoz Ledo. Este acto hizo que fosforearan las meninges de Cruickshank quien de pronto vio la luz al observar con claridad como los votos en favor de Flores Curiel eran más que los sufragados en favor de Gascón Mercado.
El 6 de abril de 1976, en una nota firmada por el reportero de Excélsior, Francisco Cárdenas Cruz, Cruickshank negaba que su candidatura fuera producto de una negociación con, el entonces demócrata oculto, Muñoz Ledo. En el cuerpo de la información se indicaba como el dirigente solferino se sulfuró cuando el periodista Jesús Michel Narváez le dijo que si no se consideraba traidor al pueblo nayarita por haber aceptado el apoyo priista. Su respuesta fue que su acción era un acto responsable al evitar llegar al enfrentamiento y la toma de palacios municipales. No quedaba duda, se estaba ante un par de faros democráticos. En esa forma, el ciudadano Muñoz Ledo dejaba constancia de que lo suyo era la democracia.
Esa no fue la única prueba de esa vocación que estaba ahí dormida, pero que aún tardaría once años en florecerle. Así, gracias al pragmatismo democrático de Muñoz Ledo, la oposición tuvo acceso por la vía mayoritaria al Senado. Veamos el segundo ejemplo.
Era el viernes 2 de abril de 1976 cuando el PRI presentó la solicitud de registro para su candidato presidencial, José López Portillo y Pacheco. Al dia siguiente, en Excelsior se daba cuenta del evento. En la página 16-A aprecia la continuación de una nota que venía de la primera plana. En el cintillo, se leía: “JLP, registrado como candidato; en Julio respuesta popular a la subversión: Muñoz Ledo.”
Abajo aprecia una fotografía al pie de la cual se leía este texto: “Porfirio Muñoz Ledo, presidente del PRI habló ayer poco después de que el comité nacional de ese partido entregó la solicitud de registro de su candidato a la presidencia, José López Portillo, a la Comisión Federal Electoral. Escuchan el secretario de gobernación, Mario Moya Palencia; el subsecretario Sergio García Ramírez; el secretario de la comisión, Francisco Vázquez Pérez; Manuel Bartlett [quien entonces era director general de gobierno] y Augusto Gómez Villanueva, secretario general del PRI.” Revisemos ahora las palabras del entonces presidente del priismo nacional hoy convertido, por varios, en candidato a santo laico de la democracia.
Entonces, en abril de 1976, Muñoz Ledo decía: “El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional le agradece [refiriéndose al secretario Moya Palencia] que nos haya recibido en este acto y desea, en el mismo dejar testimonio de su voluntad de apegarse, en el proceso electoral del modo más riguroso a lo dispuesto por las leyes que nos rigen.” Hasta aquí ninguna queja acerca de las reglas que normaban el proceso. Veamos si en lo que sigue había algún señalamiento.
“Estamos empeñados en una jornada cívica que ha sido ejemplarmente democrática, que ha suscitado la adhesión no solo de los militantes de nuestro partido; de las clases mayoritarias de nuestro país; los obreros, los campesinos y el sector popular revolucionario, sino que ha motivado en torno a la candidatura del licenciado José López Portillo, una entusiasta adhesión de la ciudadanía en general.” No hay mención a que la antidemocracia prevaleciera en el proceso, continuemos con la cita.
“Más allá del triunfo en las elecciones que esperamos limpio, democrático y abrumador, porque representamos la corriente histórica mayoritaria de la nación, nos importa la continuidad y la profundización de la obra revolucionaria.” Para nada se acusaba al régimen en turno de impedir el paso hacia el crecimiento y desarrollo. Sigamos hurgando.
“Esta concluyendo un ciclo de extraordinario relieve en la vida de nuestra nación, marcado por una tarea transformadora sin precedentes que ha encabezado el presidente Echeverría.” Al parecer, entonces, la presidencia de don Luis no resultaba tan mala. En función de ello, el futuro lucía esplendoroso.
“La candidatura de José López Portillo significa para nosotros los revolucionarios, la posibilidad, la alternativa histórica que tiene nuestro país para proseguir esta obra transformadora, para llevar adelante los principios contenidos en los documentos fundamentales del partido, que corresponden a las demandas de los sectores mayoritarios del pueblo de México.” ¿Entonces el PRI no era aquel ogro díscolo que únicamente veía por su interés?
“En contra de las tendencias autoritarias, en contra de los llamados a la subversión, que quisieran interrumpir o empañar nuestro proceso democrático, solo hay una respuesta: el voto popular y la participación ciudadana. Esperamos confirmar el cuatro de julio la legitimidad del poder revolucionario para bien del pueblo de México.” Por mas que nos hemos esforzado, o como dirían nuestros amigos yucatecos, ‘lo busco, lo busco y no lo busco,’ y nos ha sido imposible encontrar en las palabras del ciudadano Muñoz Ledo una mención al autoritarismo y la antidemocracia acerca de los cuales, en tiempos recientes, él mencionaba imperaba durante los años del priismo.
No vamos a negar que, aun sin estar totalmente de acuerdo con todos sus conceptos, resultaba interesante escuchar y ver las intervenciones del ciudadano Muñoz Ledo cuya brillantez intelectual siempre estará fuera de toda duda, pero de ahí a tratar de vendérnoslo como el santo laico de la democracia existe un gran trecho.
De eso no hay, lo único existente son seres humanos con virtudes y defectos. En ese contexto, hay algo que pocos se atreven a mencionar, la luminosidad de los conceptos que este personaje vertía, siempre, se mantuvo al mismo nivel del que exhibía desde sus años de priista. Lo que sucedió es que conforme pasó el tiempo y los actores políticos de entonces se retiraban o fallecían, quienes se incorporaban a esa actividad eran cada vez más limitados en su intelecto. Esto, por consiguiente, hacía parecer que crecía la inteligencia del guanajuatense por derecho de sangre.
Así, hasta llegar a nuestros días cuando Muñoz Ledo terminó por lucir, por mucho, muy superior al resto de la gran mayoría de los miembros de la clase política.
O ¿Sería que se daba un paralelismo con aquel personaje creado por Jonathan Swift, Lemuel Gulliver quien semejaba ser un gigante en el Reino de Liliput?
vimarisch53@hotmail.com
Añadido (23.28.128) Siete años habrán de cumplirse, este 18 de julio, y cada día te extrañamos más doña Estela Ríos Schroeder.
Añadido (23.28.129) Agradecemos la generosidad del periodista don Francisco Rodríguez al invitarnos a formar parte del grupo de quienes plasman sus escritos en Índice Político (www.indicepolitico.com ) Esperamos que el contenido de estos sea parte de aquellos que son revisados por los integrantes del grupo de lectores tan importante que tiene esta publicación en la cual participaremos semanalmente al igual que lo continuaremos haciendo, como desde hace casi veinte años, en Zócalo.
Añadido (23.28.130) Se los dijimos, ambos son producto del mismo establo. El “opositor” actuara acorde con los lineamientos que le marque quien más avanzó de los dos.
Añadido (23.28.131) Si alguna duda quedaba de lo que afirmábamos la semana anterior, no queda sino revisar quienes son ahora los panegiristas de lo que tratan de vender como la quinta esencia. Son los mismos que ya lo hicieron en el pasado ofertando un producto similar, salvo la diferencia de género.