La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Dice el clásico ruso que un Mitofsky repetido mil veces se convierte en propaganda
Ganar una elección, con 20 puntos de diferencia o más, no es algo común, es un fenómeno inusual, por ejemplo, los comicios presidenciales de 2018, en donde se conjugaron varios factores para que se diera tal situación: el hartazgo por la corrupción del peñato, la inseguridad incubada en los sexenios de la alternancia y, sobre todo, porque AMLO era un candidato con 18 años de campaña, frente a un par de ternuritas aprendices de brujo.
Sin embargo, insistimos, estas ‘avalanchas’ en los comicios son excepcionales, en términos prácticos, ganar con cuatro o cinco puntos porcentuales sobre el segundo lugar, resulta razonable para legitimarse ante el electorado y obtener un sólido bono democrático.
Por ello, los sondeos que se difunden y que señalan ventajas de hasta 40 puntos, son, por decir lo menos, una vacilada que pretende infundir resignación en los votantes, para mandar el mensaje de que todo está decidido.
Veamos, por ejemplo, el caso de Veracruz: ¿Puede Rocío Nahle tener una delantera en las preferencias de 20 por ciento o más?, veamos.
La señora, de entrada, es originaria de Zacatecas, representa al partido en el poder, o sea, tiene que asumir la impopularidad del Cui, no se distingue por su simpatía, además, no conecta con la ciudadanía, en virtud de que desconoce la cultura de las distintas regiones.
En conclusión, así no se gana, es una simulación, pero, es lo que ocurre cuando las estrategias las diseñan los agarradores-de-pendejos (para los que no lo saben, así se les dice en el sotavento). En fin, que todos asuman las consecuencias de sus actos, al tiempo.