Estado de los ESTADOS
“El 80% del éxito se basa simplemente en insistir”: Woody Allen
- Enmudecen trompetas de “líderes charros”
- Control de trabajadores a través de reformas
- ¿Alguien sabe donde están 3 mil detenidos?
Ciudad de México, 12 de noviembre de 2024.- El sindicalismo mexicano, como muchos otros renglones de la vida productiva, ha sufrido una gran transformación e, igual a lo registrado ha sido un gran retroceso. No se han escuchado las voces de los líderes tanto de la burocracia como de la iniciativa privada reclamando la pérdida del poder adquisitivo, tampoco hubo quien manejara las inconformidades y reclamos por la poca capacidad del IMSS, del ISSSTE para dar atención a quienes fueron contagiados por Covid, inclusive, los médicos y enfermeras afiliados al sindicato liderado por Joel Ayala tampoco recibieron apoyo de esa organización otrora escandalosa ante temas mucho menores.
Las trompetas de los otrora “líderes charros”, callaron y no hay quien represente a los usuarios de transportes cada vez más caros; no unieron sus voces para exigir al gobierno la firma de un convenio para evitar alzas en los precios; carecen de capacidad para el reclamo ante la cola tan larga con la cual deambulan por la vida. Abdicaron del desfile del primero de mayo y quienes ofrecieron a cambio de recibir votos para liderar sus organizaciones no reelegirse, llevan décadas viviendo de las cuotas de los trabajadores. En algunos casos, particularmente en la CFE, las mujeres se saben enteradas de poder entrar a trabajar en esas oficinas si obtienen una recomendación de los de más arriba y, todos sabemos lo que esto significa.
Los morenistas han terminado por enredar todo lo referente a lo laboral; la supuesta democratización la convirtieron en la proliferación de sindicatos dentro de una misma empresa y así han buscado el control inclusive con los burócratas. Ningún líder sindical ha sido investigado y en el caso de la burocracia está más que permitido auditarlos puesto que el dinero proviene de los fondos asignados a los presupuestos de cada dependencia y en el caso de los particulares, la vigilancia del gobierno debería evitar se defraudara a los adscritos al no concluir con el destino de las aportaciones sindicales.
Durante el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador se implementó la reforma laboral que alineó al sindicalismo mexicano al proyecto de la denominada Cuarta Transformación, siguiendo prácticamente el esquema y la estrategia corporativista del régimen priísta del siglo pasado. Con los mismos métodos que caracterizaron al PRI, hoy tiene el apoyo de los principales dirigentes sindicales del país, entre ellos los más grandes: el SNTE, el Sindicato Petrolero y el Sindicato de Electricistas. Esto se realizó en tres etapas: la primera el 18 de noviembre de 2020; la segunda, el 3 de noviembre de 2021; y la tercera, el 3 de octubre de 2022. La reforma de 2019 condujo al sindicalismo mexicano a un nuevo modelo laboral: los contratos colectivos de trabajo (CCT) existentes fueron puestos a consulta para implementar un nuevo enfoque de alineación sindical, a través de un nuevo sistema de justicia laboral, de democracia sindical y negociación colectiva.
Al mes de mayo pasado, se tenían registrados más de 4 millones de trabajadores sindicalizados en el país; cerca de 20 mil CCT vigentes; 119 mil contratos de protección desaparecidos; alrededor de 6 mil sindicatos, federales y locales, con representación efectiva; 66 Juntas Federales de Conciliación y Arbitraje cerraron sus puertas a nuevos juicios y están en vías de desaparecer al concluir los pendientes, así como 61 Juntas Locales de Conciliación; creación de 105 sedes de centros de conciliación locales; creación de 43 oficinas de atención y representación del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral en las 32 entidades del país; creación de 102 Tribunales Laborales Locales; y Creación de 41 Tribunales Laborales Federales. A partir del 2 mayo pasado, los Contratos Colectivos de Trabajo se dieron por terminados.
Analizando estos datos nos encontramos con un mínimo de trabajadores sindicalizados formalmente y cientos de Juntas adscritas ahora al Poder Judicial cuya reforma parece no contemplar el área laboral. No hubo transformación para la clase trabajadora, se ha buscado y todo apunta a haberlo logrado, contar con un control a través de los líderes de siempre y de por vida corruptos. Las organizaciones de las cerveceras, de las embotelladoras de refrescos, de agua, de las empresas concesionarias en minería, etcétera, también están callados y no precisamente porque sus salarios y prestaciones se hubiesen incrementado sino ante el secuestro y chantaje realizado por sus líderes. Las cosas están mal y hay que ayudar a las empresas, argumentan quienes no han tenido ningún reparo en negociar los Contratos Colectivos de Trabajo y darles a sus agremiados un mínimo de soluciones a sus demandas.
Sin ningún rubor, los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda; del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM); Ricardo Aldana; y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, quienes suman poco más de 2 millones 100 mil afiliados, brindaron su apoyo a la candidatura de Claudia Sheinbuam durante el pasado proceso electoral presidencial. Con esto aseguraron, de acuerdo a los números de los morenistas, unos 5 millones de votos, poco más del 5% del padrón electoral total. La incorporación de estos sindicatos no fue complicada, bastó con aplicar las mismas estrategias que utilizó por décadas el PRI: garantizar la continuidad, el flujo de recursos y la no persecución de sus liderazgos, además de posiciones políticas. Por ejemplo, el líder magisterial Alfonso Cedepa llegó al senado de la mano de Morena en sus listas plurinominales.
La 4T mantuvo al frente de los sindicatos a líderes que llevan décadas encabezando las centrales y sindicatos, como la CTM, dirigida por Carlos Aceves del Olmo, de 80 años; uno más es Francisco Hernández Juárez, que dirige desde hace 44 años el sindicato de telefonistas; otro, Víctor Flores, líder del sindicato ferrocarrilero, lleva en su posición 26 años; Isaías González Cuevas, de 80 años, lidera la CROC desde hace 15 años; Joel Ayala lleva 21 años al frente de los trabajadores del Estado, la FSTSE; Víctor Fuentes, líder del SUTERM, es uno de los nuevos, pues lleva solamente 4 años al frente de los electricistas.
Otros líderes sindicales también están en la orbita morenista, como el del sindicato del Metro, Fernando Espino; del sindicato del IMSS, Arturo Olivares; del sindicato de la UNAM, Carlos Hugo Morales; de la ASSA, David Nava; la Catem, de Pedro Haces, y muchas organizaciones sindicales que también cerraron filas con Claudia Sheinbuam. Frente a la 4T y el nuevo gobierno de Sheinbaum, organizaciones como sindicales como la CROC, UNT, CROM, CIT, CTM, COCEM, CTC, SNTSS, SNTSTC, SME, STPRM, ASPA, STUNAM, SNTNMP y FENASIB, decidieron reorganizarse y establecer una nueva central sindical, en curso de formación para revitalizar el sindicalismo en México.
Las quejas de sindicatos de Estados Unidos por violaciones a derechos laborales en empresas del sector automotriz, las primeras de una oleada de demandas que se anticipan, serán aprovechadas por líderes como Napoleón Gómez Urrutía y Pedro Haces, para empujar un nuevo modelo obrero corporativo, similar a la CTM del régimen priísta. La Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), de Gómez Urrutia, y la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), de Pedro Haces, podrían erigirse al frente de este nuevo sindicalismo. Ambos personajes reúnen las características de lo peor dentro del manejo sindical, son farsantes, han cometido fraudes millonarios de los trabajadores. A los mineros “Napito” les debe más de 50 millones de dólares. Haces es un farsante quien con las debidas recomendaciones se hizo de contratos para darle seguridad a los gobiernos estatales sin tener un solo empleado capacitado para ello.
En el presente, como nunca antes, los trabajadores están desprotegidos y además, es creciente el acoso de los viejos líderes, lo cual no es ninguna novedad y solamente conoce la variante de aplicarse tanto a mujeres como a hombres y, estos últimos, entre más jóvenes más cotizados.
DE LOS PASILLOS
Al menos 35 ataques a balazos en bares y antros, con un saldo de más de 98 personas asesinadas, se han registrado de enero a la fecha en México como parte de la pugna de criminales en 16 entidades. Las masacres han sido en contra de líderes criminales, militares, policías ministeriales, y también en contra de civiles, entre ellos menores de edad, que no tenían ningún nexo con algún cártel…Según ha reportado el guapérrimo Omar García Harfuch, ya detuvo a tres mil delincuentes y lo maravilloso es haberlo hecho en pleno pleito por la reforma judicial, con toda la estructura paralizada y, promediando entre las entidades con un registro alto de violencia, en cada estado habrían ingreso un mínimo de 250 sujetos y ¿a cuál cárcel los ingresaros? ¿Tantos expedientes en el escritorio de cuál MP se encuentran? La realidad tiene otros datos.
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