DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Uno de los sitios políticos en los que se olvidan las formas, se rompen los acuerdos, se busca sacar provecho a toda costa y se ningunean los partidos pequeños, es el Congreso de la Unión (Cámara de Diputados y Senado de la República).
Cada año legislativo nuevo surge la misma problemática. El partido con mayores representantes trata de aprovecharse de la situación y se recurre a marrullerías de todo tipo.
Durante años, el Partido Revolucionario Institucional fijó sus condiciones como partido mayoritario. En la Cámara de Diputados presidió el total de las comisiones, encabezó la Gran Comisión y respondió todos los informes de gobierno, además de que solamente sus miembros encabezaban la mesa directiva que entonces se elegía mensualmente.
Lo mismo ocurría en el Senado de la República, siguiendo la ruta de la colegisladora.
No importó que en 1988 la Cámara de Diputados se dividió en 260 diputados del PRI y 240 de los opositores en general, el PRI seguía dueño del control administrativo y político, aunque cedió las primeras presidencias de comisión.
Fue hasta 1998, después de que el PRI no alcanzó la mayoría de 251 diputados cuando los priistas aceptaron que un opositor presidiera la Cámara de Diputados y respondiera al informe presidencial.
A partir del año dos mil, las cosas cambiaron, desapareció la Gran Comisión y se instrumentó la Junta de Coordinación Política, el PAN era la diputación más grande y el reparto de comisiones fue más equitativo, alternando la presidencia de la mesa directiva.
Entonces se acordó que la presidencia se otorgaría a los tres principales partidos políticos con representación en San Lázaro. Primero iría el más grande, el segundo la ocuparía después y el tercero en el último año legislativo.
El acuerdo quedó aprobado por la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
La administración de la Cámara la tendría el partido que presidiera.
Todo marchó de acuerdo a los reglamentos, aunque se presentaron algunos jaloneos, todo se respetaba.
PRI, PAN y PRD en un principio y MORENA después se alternaron en la Cámara de Diputados de acuerdo a lo establecido.
En el Senado no fue así y MORENA se encargó de la Presidencia todo el sexenio pasado y lo seguirá haciendo en esta, aunque el presidente de la Junta de Coordinación Política dejó como precedente que la administración quedaba en manos del titular de la JUCOPO.
La misma teoría llevó a la práctica el que la instrumentó en el Senado el sexenio pasado, Ricardo Monreal y en la Cámara de Diputados pretende quedarse con la administración de esa parte del Poder Legislativo.
Hasta la pasada legislatura, la administración de la Cámara de Diputados la ejercía el partido que presidía la mesa directiva.
Y aunque no se está discutiendo el ejercicio de la parte administrativa, se espera que el debate surja si la presidencia se da a un partido de oposición.
De acuerdo a los reglamentos vigentes, la Cámara de Diputados deberá ser presidida por el segundo partido con el mayor número de legisladores, aunque se rumora una “chicanada”, mediante la que el Partido Verde recibiría una ayuda por parte de MORENA para superar en número al PAN y entonces presidir la Cámara de Diputados.
En el Senado MORENA continuará presidiendo la mesa directiva, aunque el debate se da entre los propios militantes que buscan acomodar a la nueva presidencia. Aquí se tiene como parte de los acuerdos la equidad de género, por lo que una mujer debe ser elegida.
Eso sí, al igual que en diputados, la JUCOPO pretende mantener el manejo de los dineros.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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