Héctor Calderón Hallal
Fue a finales de los setentas –quizá- cuando surgió el “motejo”, con los insospechados alcances que tendría esa gracejada con el paso del tiempo y que, que pudo haber surgido en el “Palacio de los Covián” que alberga a la otrora poderosa Secretaría de Gobernación, en una importante dirección de área de la dependencia: La Dirección de Información a cargo del muy joven politólogo Heriberto Galindo Quiñónes, brazo derecho del entonces director General de Comunicación Social, el prestigiado periodista y humanista, Ernesto Álvarez Nolasco.
Es el entonces joven periodista Armando Rojas Arévalo, de origen chiapaneco y de talla mundial, uno de los grandes columnistas de su tiempo, reconocido a nivel nacional por sus impecables trabajos… y claro, por su muy agudo ingenio, que en su desespero por concretar la entrevista con el titular Jesús Reyes Heroles, hubo de tocar otros temas con el joven director y, entre esos ‘papasales’ que masculla uno cuando trata de que pase el tiempo mientras hace antesala, el entonces autor de la columna “Diario de un Politicólogo en Ciernes” (El Diario de México), lanzó sin advertir a Galindo Quiñónes, entre broma y broma:
“Bueno Heriberto, veo aquí que hay muchos sinaloenses en esta dependencia; Don Ernesto (Álvarez Nolasco) es oriundo de allá, tú también eres (de Guamúchil); hace rato me topé con David López Gutiérrez, que está con Alfredo Del Mazo en el Banco Obrero y ayer tuve el gusto de saludar al buen Enrique Jackson, que está en el Congreso del Trabajo, que también son de allá y bueno… pues hasta tu asistente, el joven licenciado Carlos Eduardo Camacho, que me atiende siempre tan atento, es de por allá … “No cabe duda son una red, monolítica, algo como la “Cosa Nostra”… son ustedes “El Chilorio Power”.
“Y desde entonces el mote al grupo de jóvenes servidores públicos, políticos y artistas que conservábamos la línea del paisanaje y la amistad, con afanes gregarios y de productiva convivencia siempre, nos fuimos identificando como los integrantes de ese ‘Chilorio Power’ que el Maestro Rojas Arévalo inmortalizó más de una vez en sus valiosas entregas periodísticas y que fue luego retomado por innumerables maestros de la crónica política”, evoca el Maestro Heriberto Galindo al conceder sus primeras impresiones a MX Político, sobre el fallecimiento de Enrique Jackson Ramírez, miembro imprescindible de este grupo social, de amigos entrañables, más que de políticos.
“Sentimos gran consternación y tristeza los miembros de ese legendario sector de la comunidad de sinaloenses radicados en la Ciudad de México, integrada por políticos, servidores públicos, empresarios e intelectuales, reconocida como “El Chilorio Power”, por el fallecimiento de un auténtico hermano, como lo fue Enrique Jackson Ramírez… pero recordándolo con enorme cariño y gratitud. Con bellos y trascendentales recuerdos de quien partió en plenas facultades”, atinó a decir el exembajador y exlegislador Galindo Quiñones.
Y es que fue casi toda una vida de convivencia, de experiencias acumuladas, de sueños, adversidades y triunfos compartidos.
La vida del estudiante nunca ha sido fácil… pero la de hace 50 años, en un país con una sola metrópoli, que materialmente era casi la única en atender la demanda de educación superior de este país (Guadalajara y Monterrey apenas despuntaban) y hasta de otros países de América latina, con pocos pesos en la bolsa y muchas necesidades.
Caminatas interminables –algunas veces- por no traer ni para el “trole”, profesores comunes y muchos libros compartidos, fueron el vínculo que identificó a varios miembros entre sí.
Pero fue la fraternidad, el liderazgo demostrado con sacrificio y resiliencia, con entrega al estudio y con valores, los que le dieron a todos y cada uno de los integrantes de ese grupo –por su cuenta- su lugar bien ganado, al interior de la sociedad.
Cabe señalar, que en la mayoría de los casos de los integrantes de este singular grupo de amigos, hubo un espíritu de excelencia que se ha visto reflejado en el desarrollo profesional y laboral de cada uno de ellos con el paso del tiempo.
Todos alcanzaron el éxito pero nunca olvidaron la esencia del servicio a los demás, la fraternidad entre los congéneres y sobre todo, el valor de la amistad incondicional. En diferentes momentos a lo largo del tiempo, se han “ayudado entre sí” en el plano profesional.
“La política se hace en equipos”, reza el axioma que como tal, es universalmente aceptado.
Y hoy que, precisamente, en un mundo donde campea temporalmente el populismo faccioso y polarizante, que pretende borrar al centro del espectro político mundial; que pretende reducir peligrosamente la realidad a dos frentes en permanente contradicción y conflagración, tratando de exterminarse entre sí… donde si no estás conmigo eres mi enemigo… hoy, más que nunca, se hacen necesarios políticos de centro (centro-izquierda o centro-derecha, es igual) que propugnen por encontrar el equilibrio y restaurar el orden y la armonía que solo puede ofrecer la paz.
Porque curiosamente eso han sido sin excepción, los políticos que integran el “Chilorio Power”. Hábiles negociadores políticos que en diferentes momentos de crisis han sido llamados a la intermediación por sus mandos superiores.
Si fue Heriberto Galindo, cuando la crisis del CEN del PRI, previo a la ruptura de la Corriente Crítica con el CEN del PRI en 1986, cuando el joven dirigente juvenil del CEN del PRI, Ramiro de la Rosa, tomó las instalaciones del exinvencible en Insurgentes y Violeta, en Buenavista, evento para lo que fue comisionado por el entonces presidente nacional del CEN del PRI, Jorge de la Vega Domínguez para negociar que levantara su “plantón”, situación que logró airoso el sinaloense.
Y desde luego las numerosas ocasiones en que el hoy desaparecido Enrique Jackson Ramírez, “entró al quite “ como negociador del Gobierno Federal y del entonces D.F., en numerosas crisis políticas que no le estallaron al sistema, gracias a sus habilidades negociadoras, ya sea en la dirección General de la desaparecida Ruta-100, con el entonces regente Manuel Camacho Solís y Carlos Salinas como Presidente de la República.
En este caso, el enfrentamiento al poder de las mafias al interior del Sindicato de Chóferes (SITAUR-100) llegó a tal grado, que Jackson Ramírez estuvo a punto de defender a golpes el patrimonio del Gobierno del D.F.
Cabe resaltar que para que llegara a buen fin este conflicto, hubo de contar con el inmejorable apoyo y el talento del Contador Público Jesús Martínez Álvarez, quien sucedió en la dirección general de Ruta-100 a Jackson y pudo llevar a buen fin el conflicto. Martínez sería Secretario General de Gobierno meses más tarde gracias a sus buenos oficios negociadores también.
Desde luego, se aprecia a la distancia, la importancia para ambos funcionarios del gobierno capitalino, el apoyo del joven y brillante colaborador de Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard Casaubón, hoy flamante Canciller mexicano.
Pero antes, Enrique Jackson habría desactivado numerosas crisis al interior de la policía capitalina, cuando en el período del también Contador Ramón Aguirre Velázquez, en el sexenio de Miguel De la Madrid, fue el secretario General de Protección y Vialidad del entonces Distrito Federal.
Y 3 años antes, como delegado en Cuauhtémoc, habría operado la armonización de vendedores ambulantes de esa delegación, además de haber “metido en cintura” a numerosos bares y centros nocturnos donde se practicaba la trata de blancas y la prostitución sin regulación.
En aquella delegación Cuauhtémoc y por la intervención de Heriberto Galindo, fungió como subdelegado jurídico y de Gobierno, el joven ingeniero civil sonorense (adoptado como sinaloense) Alfonso Durazo Montaño, hoy flamante Gobernador de Sonora. Y gracias a la recomendación de Galindo Quiñones, Jackson recomendó para el mismo cargo pero en la delegación Miguel Hidalgo a Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, exprocurador de Sinaloa en los períodos de Leopoldo Sánchez Célis y delegado estatal de la PGR en el sexenio de Francisco Labastida.
El abogado mazatleco Álvarez Fárber fue cobardemente asesinado a principios de los noventas en el Parque Hundido de la CDMX, mientras se ejercitaba, tocándole la investigación a su excompañero de gabinete en el gobierno de Labastida en Sinaloa, Diego Valadés.
Una memorable gesta que tuvieron juntos Jackson y Galindo, fue cuando participaron en la ‘Marcha Plural en Defensa de la Soberanía’, llevada a cabo en 1986.
Enrique Jackson, Heriberto Galindo, Jesús Salazar Toledano, Porfirio Muñoz Ledo, Pablo Gómez, Rolando Cordera, José Carreño Carlón, Enrique Rubio, Alejandro Carrillo, Juan José Bremer, Celso
Delgado, Gabino Fraga, Natividad González Paras, Carlos Tello, Armando Labra, fueron algunos de los asistentes.
Jóvenes exgobernadores de la talla de Cuauhtémoc Cárdenas, Beatriz Paredes, Mariano Palacios y Pedro Joaquín Coldwell… sólo por citar algunos.
Una “reserva moral” del PRI, indiscutiblemente, la que ahí se vio en ese evento.
Esta fue una marcha histórica plural de centro izquierda. Durante la administración de Miguel De la Madrid; verdaderamente histórica.
Ronald Reagan había invadido Granada y amenazó con invadir Nicaragua.
Esta marcha plural fue en defensa de la soberanía nacional, por si a Reagan se le ocurría amenazar a México.
Aquí algunas fotos:
Ya como profesionistas, dentro del círculo luminoso del “estrellato político”, que algunos alcanzaron más pronto que otros, se conocieron o se reencontraron. Es el caso del propio Enrique Jackson Ramírez y de Heriberto Galindo Quiñones.
“Lo recuerdo muy joven, como el primer director de la CONAMPROS (Comisión Nacional Mixta de Protección al Salario Mínimo), a donde llegó recomendado por el administrador general del Congreso del Trabajo y colaborador de todas las confianzas de Don Fidel Velázquez, Ramiro Ruíz Madero”, comentó Heriberto Galindo.
Y continúa en su relato el también exsecretario General Adjunto del CEN del PRI: “Después nos reencontramos y trabajamos en algunas estrategias de campaña, cuando fue subdirector del desaparecido IEPES (Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del CENdel PRI) durante la campaña de José López Portillo, en 1975, bajo la conducción de Jorge Tamayo”.
“Un par de hechos me conmueve profundamente recordar”, destaca Heriberto Galindo, a propósito de la gran generosidad de Enrique Jackson.
El primero, que ocurrió cuando interrumpió –siendo presidente de la Junta de Coordinación Política y de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados- y estando reunidos en medio de una sesión bastante áspera, declaró un receso, para dentro del mismo, discutir y aprobar el nombramiento de un servidor (Heriberto Galindo) como Cónsul General de México en Chicago. “Si no hubiera sido así, por lo ríspido de la discusión y del tema, mi ratificación hubiera tardado meses” recuerda Galindo.
“Y el otro suceso, fue que era fiel a su palabra cuando se comprometía… la cumplía contra viento y marea”… “Es el caso de cuando siendo un servidor Embajador de México en Cuba y Enrique, Presidente ya de la Junta de Coordinación Política del Senado, donó para la Avenida de los Presidentes de La Habana, Cuba, una hermosa estatua en bronce del Presidente Benito Juárez y la fue entregar ya instalada, al Comandante Fidel Castro para su formal develación, en compañía de 11 senadores más”, acota Heriberto Galindo.
Y continúa relatando: “El único orador en el acto fue el senador mexicano Enrique Jackson, en un cautivador discurso eminentemente liberal y “juarista” que erizó la piel a todos los presentes”.
“De noche, tuvimos una de las veladas más gratas que podríamos recordar… ni en la época de estudiantes la pudimos sostener… el Comandante nos invitó desde aproximadamente las 7 y media de la noche, a una cálida cena a los senadores mexicanos y a un servidor, con mi esposa, Carmen Díaz de Galindo; cena que se prolongó entre las delicias de las cocinas cubana y mexicana, música tradicional y una muy amena plática política, donde los priístas Jackson y un servidor, le dimos detalle del resultado de la elección presidencial, donde nuestro paisano, Francisco Labastida desempeñó la campaña de su vida y aún así, ganó el PAN; cena que concluyó… hasta las 5 y media de la mañana, porque el Comandante Castro estaba francamente inetresado en la conversación sobre el sistema político mexicano”.
“Cabe destacar que a esa visita, por razón de su reciente fallecimiento, no pudo acompañarnos quien también integraba el cuerpo senatorial de esa legislatura, el inolvidable Fernando Gutiérrez Barrios, entrañable amigo de Castro y de la Revolución Cubana; habría fallecido semanas antes”.
Una última conversación con Enrique Jackson, relata Galindo Quiñones, es la que sostuvo vía zoom, 48 horas antes de que falleciera, el lunes por la tarde- noche, con la mayoría de los integrantes del “Chilorio Power”.
“Participamos Enrique Jackson (+), David López Gutiérrez, Héctor Lié, Pascual Cervantes, Carlos Fernando Almada, Héctor Morales, César Ángulo y un servidor (Heriberto Galindo)”.
Conversaron de las 5.30 a las 7 de la tarde.
Enrique estuvo muy alegre, muy contento, muy simpático, a decir de Heriberto.
Todos lo querían mucho y lo reconocían como líder por su trayectoria y por su generosidad.
Jackson se retiró del zoom casi a las 7 en punto pues debía llegar a las 7.30 a una sesión de fisioterapia que le practicaban dos o tres veces por semana, para atenderlo de problemas en su columna vertebral, dada su caída de un equino de hace tres años, que lo dejó afectado.
Antes de su retiro, el doctor Lié Verduzco propuso realizar otra sesión del ‘Chilorio Power’ por zoom antes de la navidad.
Galindo reviró y sugirió que fuera presencial y que fuese una comida de todo el grupo.
Y David López Gutiérrez propuso que esa comida fuera el 9 de diciembre y todos aceptaron, incluido Enrique Jackson… aunque él ya no podrá asistir físicamente… sólo en espíritu.
Enrique partió 48 horas después de ese encuentro sostenido por zoom del lunes con su grupo, el legendario ‘Chilorio Power’.
El enorme Enrique Jackson, que pudo haber sido presidente de la República.
Mucho mejor candidato que Madrazo, Montiel, Enrique Martínez y Bours Castelo de aquellos días.
Descanse en Paz, Enrique Jackson Ramírez.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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