En lo que toca a la política, las comparaciones sirven para saber si se avanza, se retrocede o se permanece en el mismo estadio.
Ahora que el presidente Enrique Peña Nieto nos advierte que no le gusta hacer comparaciones porque prefiere acreditar lo que ha hecho su gobierno, pero nos recuerda que en materia de empleo su gobierno va mejor que los de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, valdría la pena advertir que como a sus antecesores a Peña Nieto le molestan las críticas y se muestra intolerante ante las expresiones de quienes no perciben grandes logros en su Administración, e incluso no creen en las verdades históricas, ni en que no existan conflictos de interés con varios funcionarios, incluso del mismo Peña Nieto.
Intolerante Vicente Fox, quien se mostró intransigente ante las críticas a su gestión y también a los cuestionamientos al cómo se hizo de una gran fortuna, y que inclusive llamó vulgar y mal entrevistador al periodista Rubén González Luenguas, cuando en su programa En Contexto de Telemundo, fue confrontado el ex presidente panista por la titularidad de unos ranchos en Guanajuato.
Felipe Calderón nos regaló también en varias ocasiones sus muestras de intolerancia, pero sólo basta recordar cuando advirtió a sus críticos: “Mientras el consumidor tenga una gran incertidumbre del futuro, mientras les estemos diciendo una y otra vez que todo está mal, como decía un programa de cómicos de mis tiempos: ‘Nada les parece, todo les molesta, todo está mal hecho’. Mientras les sigamos diciendo al mexicano que aquí no hay futuro, que aquí todo está mal, que está como si fuera África oriental, etcétera, Estado fallido y otros temas, en esa medida el consumidor no va a consumir y la propensión de las personas al consumo es muy relevante para ustedes, porque es un actor crucial del mercado interno.”
Así Peña Nieto como Fox y Calderón, ahora critica a sus críticos y advierte de su “actitud pesimista” al no querer reconocer la baja inflación, el incremento en el consumo y los registros de trabajadores formales en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y que todos estos beneficios tangibles para la población son gracia a las reformas estructurales.
En política vale comparar, lo malo es que el resultado muestra que todos los presidentes de México son iguales. No les gusta la crítica y cuando ésta coincide con su mal gobierno, se muestran harto intolerantes.
Acta Divina… Felipe Calderón, ex presidente de México: “Si Brasil tiene 25 homicidios y México 14, ¿por qué Brasil puede llevarse a Río de Janeiro –ciudad mucho más peligrosa que todas las de México con excepción de Juárez– los Juegos Olímpicos y el Mundial de Futbol. Tengo una hipótesis, porque jamás he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil.”
Para advertir… No es hablar mal, sino de la verdad, de lo que el pueblo de México vive y siente.
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Amables lectores y editores, nos reencontramos el próximo viernes.