Primera parte.
-Victor Roccas.
Así como muchos periodistas de renombre, raigambre y jerarquía han sido connotados defensores de la llamada democracia y voto al igual que otros traicioneros y rastreros, los hay politiquillos parásitos sin distinción a quienes el sufragio les provoca orgasmos mentales defendiéndole con rabia y constancia más por el hueso que por defensa de la voluntad ciudadana enarbolando cínicamente el voto como el derecho principal y más importante de todas las obligaciones ciudadanas, pues recuerde el lector que para los políticos los ciudadanos tenemos primero obligaciones después responsabilidades y al final derechos a diferencia de ellos que sólo disfrutan de derechos. Por ello no se cansan al recordarnos anécdotas de la sangre que en la historia se ha vertido para que, nosotros, el pueblo gocemos de ese derecho como ¡Responsabilidad de obligación!, y para ello, nuestros abnegados políticos, estarán siempre dispuestos incluso a sacrificar nuestras vidas por defender ese derecho y responsable obligación, como ya ha sucedido para gloria de la patria, conveniencia de la clase dominante y sacrificio perpetuo del pueblo pendejo.
Igualmente mi posición antagonista, contraria al voto fácil, ya que afirmo el voto se define como una responsabilidad ciudadana antes que un derecho que obliga a dispensar sufragio por quien sea sin importar si inclusive conlleva votar por el primer pendejo que casualmente pasa y desde luego siempre por el pendejo menos peor.
Sólo que hasta el más prosaico entiende que todo derecho implica alguna responsabilidad propia, ¿Recuerda usted querido lector? “Ya tienes edad para conducir y tienes derecho a utilizar el automóvil, pero recuerda que, con ello hay una gran responsabilidad”… Tal grado de responsabilidad debe entonces abarcar consciencia, conocimiento, razonamiento y compromiso mucho antes que obligación, de ahí que hasta el momento sólo los mayores de 18 años pueden votar.
Obligación es entonces votar con responsabilidad, pero los hay quienes creen que el voto es obligación sin condición y cuando el llamado del poder lo exige el deber obliga a responder de inmediato patrióticamente, ¿Rescata el lector el aroma marcial, rígido y subyugante de lo que ellos disfrazan como derecho? Pero así es el llamado de la democracia que no es libre sino impuesta, por ello a quienes nos resistimos a regalar nuestro voto fácilmente ni a cuadrarnos ante el poder en turno se nos considera, apátridas, desleales, ingratos, haraganes, indolentes, ¡Abstencionistas!, que cómodamente nos rascamos el ombligo parasitando de las mieles de lo que ellos suponen es una democracia exitosa, pero evidentemente no lo es, siempre imperfecta, patriotera para quienes votan resulta hasta heroica celebrándose así mismos como ciudadanos ejemplares, obedientes y temerosos de levantar la mano ante el poder sin un permiso, sin su anuencia.
Y efectivamente no soy ni periodista, ni comunicador de oficio, ni tengo años de experiencia que ostentan algunas vacas sagradas del medio periodístico, intelectual o político, pero eso no me resta a mi consciencia ni a ellos les abona razón. Digamos que las opiniones entre nuestras posiciones son divergentes en parte, pues ni yo afirmo el voto responsable sea inservible ni ellos garantizan la responsabilidad y libertad de cada ciudadano al sufragar.
Lo cierto e irrefutable es que haber aceptado acudir a votar en un ejercicio electoral tan, pero tan desaseado como la reciente elección del 2 de junio 2024, fue un completo error, un fracaso, una completa irresponsabilidad y hoy esas luminarias del pensamiento y la comunicación como López Dóriga, Ciro Gómez Leyva y tantos otros han rendido la plaza ante el poder del estado, casi complacidos, después de enarbolar rabiosamente la bandera de la oposición y votar como el gesto más glorioso de todo ciudadano espoleando el descontento, sublevando e incendiando el ánimo de millones de incautos en una batalla de antemano reconocida por sus promotores como perdida, que vamos pues, aquí no se jugaba el honor de la damisela en apuros, ni el honor de la esposa ultrajada sino el futuro de un montón de ojetes que en colaboración y bajo la bota del régimen negociaban sus privilegios, convenciendo mediante acalorados discursos de merolicos de ocasión a los ya apasionados votantes sobre las virtudes de vivir en la alternancia de un partido o de otro pero siempre bajo la tiranía partidista.
Como si la democracia se tratase únicamente de alternancias o mayorías, lo cual explicaré más adelante.
Pero con todo ello, insisto, el resultado fue un fracaso para la tropa de la oposición, una irresponsabilidad para sus milicianos y sobre todo para aquellos que con ánimo patriota, más parecidos a la fanatizada futbolera o a sus enemigos jurados los cuatroteros, azuzados por las arengas y parloteo del ¡Viva la democracia! (que igualmente ni puta idea tenían y tienen de que carajo es democracia) acudieron al unísono de las mareas rosas y a votar cual revolución de colores clamando restauración de una democracia falsa, sin la menor consciencia de lo que se estaba realmente gestando, si, se arremolinaron para defender esa “democracia imperfecta”, aquel cascarón vació llamado democracia que se les dijo estaba extinguiéndose, apagándose, pero que ellos mismos pudrieron durante décadas de participación devota, como el “soldado que en cada hijo te dio”, cual último lance de obligación patria, como el ejercicio inobjetable de la nación, pero siempre con total irresponsabilidad, ignorando la democracia ya estaba hueca, seca, estéril, pero aún muy útil, valiosísima, para quienes como antes y como ahora le enarbolan y le atesoran bajo resguardo, protección y arbitrio de aquel que coincidentemente tiene hoy la potestad de la voluntad del pueblo gracias al voto irresponsable.
Pues al final, se podrá afirmar otra verdad pero la realidad es que Claudia Sheinbaum es la elección del presidente y jamás del pueblo, ni de la base partidista de MORENA, vaya que ni al menos de la cúpula del partido, fue elección del Peje y punto, la faramalla de la elección de las “corcholatas” tan solo disfrazó el dedazo en un ejemplo de lo que es elección mayoritaria por condición y no por cantidad.
Algo similar sucedió con Xochitl quien prácticamente se tropezó con la puerta de palacio en el momento justo para fortuna y conveniencia del Peje. Peor aún pasó con Máinez quien fue la elección durante una tarde etílica entre el privilegio del poder palaciego en donde al junior Gobernador de Nuevo León le apeteció candidatear al primer pendejo a la vista, es decir a Máinez.
El gentil lector tampoco podrá negar que al excelentísimo Sr. Presidente de la República le fueron señaladas más de trescientas reconvenciones por violentar las normas electorales que al final le hicieron lo mismo que el viento a Don Benito Juarez.
Ni tampoco se podrá negar que la campaña electoral de Claudia Sheinbaum Pardo, rebasó por mucho, muchísimo el calendario electoral, vaya pues que Claudia, la desde ahora también excelentísima Doctora Sheinbaum, estaba en campaña ya hace un lustro y que su jefe de relaciones, publicista, padrino y fan “number one”, fue y sigue siendo el mismísimo defensor de la voluntad del pueblo y la democracia, el presidente de México.
Y aún con semejante grupo de lideres no se encontrará lamentablemente a quien no acepte que el territorio mexicano esta plagado de narcotráficantes y que son ellos los que gobiernan en al menos una buena parte de los municipios rurales y algunos urbanos si no a complacencia al menos a resguardo de las autoridades.
Igualmente duele aceptar que el asesinato de candidatos ha desvirtuado el ambiente electoral más que la muerte violenta de más de 180 mil personas en este solo sexenio.
Ni que referir de las independencia y soberanía del INE tras la llegada de la Sra. Tadei y Co. cuasi embajadores plenipotenciarios de presidencia.
Y que tal la nefasta mancuerna que la oposición “civil e independiente” aceptó como asociada, empresarios y políticos impresentables, PRI, PAN y PRD como jefes de campaña para enfrentar una elección ya reconocida como desigual y pletórica de inconsistencia e ilegalidades.
Con todo lo anterior el clamor, no del pueblo rosa, sino de los intereses del viejo PRI,PAN y PRD se unificaron con el obsoleto sentimiento Macartista y anticuada propaganda anti-cubana que mediante la voz de comunicadores, intelectuales y uno que otro mexicano proyanquí que vive en Miami, armonizaron en una sola ridícula arenga ¡Muera Castro, el Che y el Comunismo! Acompañada, “of course”, de una agenda proto-capitalista que modeló a una parte de la población como un ejercito militante con mucha pasión, con un lema cursi, casi en pasarela, un objetivo fresa o rosa, total indolencia, y desprecio ante lo que enfrentaban, la cruel realidad que lacera y debería avergonzar representada por otro ejercito de miserables, hambrientos, sedientos, desocupados, marginados, enfermos, analfabetos, desposeídos, niños de la calle, viejos en abandono, personas tan agobiadas y cansadas de la injusticia social y los privilegios que les hieren constante y profundamente, una hueste que se conforma del 50% de la población que el Peje ha hipnotizado y que actúa como enjambre de zombies por un raquítico mínimo mensual o bimestral cual gota de agua que mantiene al sediento ni vivo ni muerto pero agradecido con su nuevo Dios, o como al perro que a base de sobras se le conserva hambriento pero leal a su amo.
Así a los votantes opositores les dijeron hasta el hastío que el voto es su derecho y obligación, pero olvidaron hablarles de la responsabilidad al ejercerlo, no les hablaron de la responsabilidad social, de la responsabilidad política y sobre todo humana de la empatía más allá de aquellos privilegios frívolos de los cuales si se les habló y mucho, no les advirtieron que después de entregar su voto no habría marcha atrás, tampoco les avisaron que al votar en tumulto, por muy patriótico, heroico incluso que pareciera, se estaría refrendado ese proceso totalmente desaseado que estaba resultando ser la elección personal del Peje, mucho menos les hablaron de la necesidad y posibilidad de exigir detener, resistirse, rebelarse ante una elección considerada por ellos mismo desigual, ¿Quién por más inconsciente que fuese querría participar y jugarse el futuro y privilegios en una gesta desigual? Carajo, ¿Pensaron acaso que esta era una película Holywoodense en donde el pequeño protagonista blanco termina en un acto de sexo consensuado con la chica rubia después de haber derrotado al terrible y feo villano? ¡Por favor! Fue una total pendejada aceptar participar en esta elección en condiciones desiguales, fraudulentas, controversiales e ilegitimas.
La respuesta del ejército beneficiario de la limosna de los programas del bienestar fue contundente, obligada, furiosa, rencorosa, y enfocada en contra de aquellos “fifis” con ínfulas sobradas de arrogancia capitaneados por el canto de las sirenas desde el privilegio de politiquillos parásitos, empresarios tranzas, intelectuales despechados y heraldos del American Way of Life que se encontraron sorpresivamente con una marejada de votantes “chairos”, que con la misma falta de responsabilidad, acudieron a votar por su verdugo idolatrado, su Dios Peje.
Pero claro para los promotores del voto irresponsable mis argumentos esconden a un tipo que se rasca el ombligo cómodamente en un sillón mientras les dice pendejos a quienes aceptaron firmar/votar semejante contrato/elección, pues la única solución alternativa, proclaman, son las armas y hasta preguntan; ¿A ver quien quien se anima?, lo cual es una total ridiculez pero un argumento muy convincente y repetido que curiosamente le he escuchado a Gerardo Fernández Noroña en un par de ocaciones, y que funciona muy bien para continuar eternamente manteniendo a esta democracia hueca que tanto beneficia a lideres institucionales, de partido y de oposición, todos sanguijuelas del voto irresponsable.
Hoy se comienzan a escuchar las voces de la dirigencia opositora exclamando ¡resistencia, resistencia! como la siguiente etapa de una estrategia tan estrafalaria y falsa como convincente.
¿Resistencia? Eso es lo que desde hace años he ponderado, resistencia a participar en una farsa, resistencia a obedecer a un poder corrupto, resistencia a colaborar con aquellos que no nos garantizan en absoluto nuestros derechos como no sea el derecho a participar de sus farsas para habilitarlos y reivindicarlos en el poder, ese derecho que tanto exigen que tanto nos obliga, el derecho al voto pero sin responsabilidad. Resistencia a esos que ayer dirigían multitudes con arengas de libertad, democracia y sufragio y hoy se empinan para que el líder les ausculte el orificío anal en actitud de rendición y sumisión.
Continuára…
-V.Roccas.