La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
A la rusa bastaba nombrarla Stolichnaya V y contra toda lógica, no habría pedo
Es de fama pública, que el presidente López Obrador considera que con los mínimos satisfactores materiales se puede ser feliz, feliz, feliz.
Un par de zapatos, un carro viejo, una modesta casa habitación, un traje de Milano para las ocasiones especiales y un cilicio para corregirnos, si la ambición nos domina, es suficiente. Viajes, universidades privadas, auto del año y demás, son sinónimo de corrupción.
A este tipo de vida la denominan pobreza franciscana y justamente, los que deciden llevar moditos monacales, hacen votos en tal sentido.
Pues bien, los teóricos de la 4T, convencidos de que el pueblo bueno sigue a pie juntillas los designios de YSQ, han decidido hacer una prueba que demuestre el compromiso del respetable para con el catecismo oficial y esta consiste, en que demuestren que tienen paciencia de santo.
Dicho examen moral, radica en aguantar vara frente a la computadora o celular, hasta que la página web mivacuna.salud.gob.mx cargue y se pueda llevar a cabo el registro de quien corresponda, asunto que por el momento puede tardar 24, 48 o 72 horas.
Luego de superar este nivel (que no obstáculo), habrá que esperar (sentados), a que lleguen las vacunas ‘spuni’, debido a que las que ‘Trun’ iba a regalar, por razones obvias, se perdieron. El único detallito es que, en esta última etapa, la muerte se puede hacer presente, pero bienvenida, porque de otra forma, nadie nos guardará un minuto de silencio.
En toda esta historia, no falta el apostata (además de sedicioso) que se pregunta: ¿acaso para hacer mole no hay que tener primero el pollo?