La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Con el cencerro en la mano gritó: yo no soy
En los buenos tiempos del partidazo, cuando se tenía claro quién era el elegido del Gran Dedo, se iniciaba un fenómeno llamado la ‘cargada’ o ‘bufalada’, cuyo objetivo consistía en demostrar apoyo incondicional al futuro candidato.
Desde luego, esto incluía el linchamiento político de los otros aspirantes que no aceptaban, por medio de una declaración pública, las bondades del seleccionado, se aclimataban o se acli-chingaban.
Los que se allanaban (Bartlett con Salinas), pervivían los siguientes seis años, los que se resistían (Camacho con Colosio-Zedillo), iban directo al ostracismo o la oposición.
Hoy, en los tiempos de la 4T, con un proceso sucesorio adelantado, estamos recreando las mismas circunstancias, los dados cargados en favor de una de las ‘corcholatas’, revivieron la citada estampida, misma que está atropellando a los que no se incorporen.
Uno de los principales damnificados, del acelerado trajín, es el senador Ricardo Monreal, que ha sido atacado con suma rudeza, por Martí Batres, Cuitláhuac García, César Cravioto, John Ackerman o Layda Sansores, por citar unos pocos nombres.
Sin embargo, si los envalentonados cancerberos de no sabemos quién (jejeje), tuvieran la sensatez de estudiar la historia reciente, pondrían freno a su intemperancia. En su momento, el zacatecano, se ha subido al ring con el ex presidente Zedillo y, de alguna forma, con el presidente López Obrador y, en cualquier sentido, sigue vigente.
La ‘plenitud del pinche poder’, es un mal referente para tomar decisiones, sobre todo, para los aprendices de brujo. Recuerden: madrazo que no mata…fortalece.