Eduardo Sadot
Las tiranías ni saben ni aceptan leyes, su lema es “y a mí, no me vengan con que la ley es la ley” porque aquí no hay más ley que la que yo dicto, porque para eso tuve treinta millones de votos y eso me da un cheque en blanco al portador y yo hago lo que se me de mi “rechingalada” gana con la Constitución, “faltaba más” pues si para eso es “mi calidad moral” que está por encima de la ley, sí, eso a propósito de aquella ley que prohíbe dar a conocer datos sensibles inclusive de la prensa – en particular de la corresponsal del New York Times en México Natalie Kitroeff – y al ser reconvenido, pues ahí escupió la solución, sacada de la chistera como cualquier cosa, “pues que cambien su número telefónico”, así de simplista, de irresponsable y pedestremente estúpido, en el más amplio sentido del uso del término estúpido – no como insulto – sino en su más profunda reflexión basada en la obra de Carlo María Cipolla y de los manuscritos de Dietrich Bonhoeffer, para que se pongan a estudiar los fanáticos morenistas, ah y si no les gusta leer ya hay audiolibros y video-síntesis en seis minutos.
Así leído de corridito, será increíble dentro de unos años, quizá treinta, cuando muchos de nosotros ya no estemos, parecerá increíble que alguien en 2024 dijera eso, será historia.
En los últimos cinco años hemos vivido cosas que nos obligan a citar la frase del libro del “cantar del Mio Cid” cosas “tenedes (veredes) Cid, que faran fablar las piedras”.
No hay nada peor que le pueda suceder a un pueblo que tener como gobernante (en cualquier sistema de gobierno) a una persona rencorosa, agresiva, resentida, envidiosa, acomplejada, mentirosa, un gobernante con uno solo de esos defectos es una calamidad para sus gobernados, pero una sola con todas esas “cualidades” es una fatalidad.
El origen del odio de “obrador” contra la Suprema Corte, está en su terquedad de querer dominar y controlarla a su antojo y capricho y que no pudo, porque la presidencia de Zaldívar le alimentó la creencia de que sí podría manejarlo, el mismo Ministro Juan González Alcántara, quien fuera amigo de “obrador” demostró que la Patria, el pueblo y la constitución están por encima de la ambición de cualquier gobernante, pero obrador nunca lo aceptó, por su vocación autoritaria, baste recordar que en alguna reunión, aventaba a sus correctores el “ustedes cuántos votos tienen” porque yo tengo 30 millones, con lo que los callaba, como si eso fuera un certificado para hacer su voluntad sin razones.
El coraje (berrinche enfermizo) de “obrador” ha desencadenado una lucha estéril contra el Poder Judicial Federal, que no contra los poderes judiciales locales que son los que interactúan directamente con la ciudadanía – esto debiera saberlo obrador y lo sabe – pero mejor manipula la información para apuntar sus baterías contra el otro poder de igual rango que el ejecutivo que encabeza. La frase de Juárez – que por cierto tampoco es de Juárez – “El respeto al derecho ajeno es la paz” provoca una crisis entre poderes, levantando al Judicial que poco a poco irá empoderándose con el poder de los ciudadanos, lo que está haciendo otra vez es enfrentar a la sociedad, dividida en dos bandos, uno las “bandas” ya conocidas que apoyan a los poderes ejecutivo y legislativo federales y el otro bando, el de los ciudadanos que apoyan al Poder Judicial Federal a México y a la Patria.
Es un mal presagio, porque si comienzan – como ya van a comenzar – las movilizaciones legítimamente ciudadanas que se mueven sin recursos ni acarreados y frente a los acarreados y manipulados del gobierno, van a dar por resultado que el poder ejecutivo y el legislativo se queden sin fuerza legitimadora y el judicial se empodere con la fuerza sin acarreados y entonces México habrá de enfrentarse y surgirá – como ya está surgiendo – la exigencia y resistencia de la fuerza real – no ficticia manipulada y comprada por el gobierno – de la ciudadanía pensante, para que entonces sí el legislativo con su sobre-representación se vea acotada con la real fuerza ciudadana y desenmascare la vocación delincuencial que se ha manifestado los últimos seis años.
Qué espera obrador, una lucha desigual, empujar a su sucesora a la represión, y crecer en su ambición de pasar la historia de no ser represor, por favor si todos sabemos que su brazo represor ha sido la delincuencia. Eso es criminal.
Ya párele señor, no le deje un México incendiado a su sucesora, tenga tantita vergüenza y amor al pueblo, a México y a la patria, ya lo conocemos y ya sabemos quién es usted.
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