MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿Qué puede hacer un gobernador acorralado al que le quedan 66 días en el poder? ¡Usarlo!
Esa es la repuesta a la pregunta “¿de parte de quién?”, que hizo Enrique Ochoa Reza respecto de las filtraciones en el diario Reforma, la revista Proceso y el portal de Carmen Aristegui que cuestionan y ponen bajo sospecha de ilícito la liquidación de 1.2 millones de pesos que recibió al renunciar a la dirección General de la Comisión Federal de Electricidad.
La pueril pretensión es descalificar, en términos de deshonestidad no del monto supuestamente de un acto ilegal, al presidente nacional del PRI con el fallo que emitirá este lunes la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del Revolucionario Institucional, respecto del status militante priista del aún gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, a quien incluso la PGR investiga por la presunta comisión de enriquecimiento ilícito.
El michoacano Ochoa Reza, en todo caso, está en condiciones de llamar a cuentas, como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, a los 16 diputados federales veracruzanos que en la víspera firmaron, junto con cuatro de sus contrapartes del PVEM en la Cámara baja, un desplegado en defensa del gobernador Duarte.
Empero, el dirigente del tricolor sabe que los diputados federales responden a órdenes e instrucciones del gobernador de su estado, quien incluso les aporta una dieta como complemento a sus ingresos, dizque apoyo a la tarea legislativa.
Por eso y no obstante el cúmulo de pruebas que no solo sustentan la expulsión del gobernador Duarte de Ochoa de las filas del PRI, sino una solicitud de orden de aprehensión para someterlo a proceso penal, los legisladores federales priistas y verdes lo defendieron en el desplegado, aunque algunos deslindaron su firma. Lo cierto es que prácticamente todos, de una u otra forma, fueron privilegiados política y económicamente en el gobierno de Duarte, administración que fenece el próximo 30 de noviembre.
¿De parte de quién? Cuestión de levantar la alfombra en la oficina principal del CEN del PRI para encontrar los lodos de aquellos polvos que le hicieron la guerra interna a Manlio Fabio Beltrones y que César Camacho Quiroz no quiso ver para aparentar la unidad que logró con el reparto de espacios a los verdaderos jefes del priismo, que son estos gobernadores cuyas gestiones caminan en espacios de la corrupción. Esta praxis que Ochoa Reza prometió combatir.
Pero se ha encontrado con los brujos que nunca se fueron del PRI; igual con los aprendices que presumen lealtades mas no dudan en firmar desplegados del espejo en el que se miran y hasta filtran documentos de ñoña manufactura porque son públicos y el INAI lo respalda.
¿Fuego amigo? La tarde del pasado 18 de julio, el antecesor de Enrique Ochoa Reza en la presidencia nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones twiteó: “Comiendo con mi amigo @EnriqueOchoaR, presidente del @PRI_Nacional, compartiendo experiencias, ideas y compromisos”.
Ochoa Reza reprodujo el mensaje en su cuenta de Twitter, en una muestra de acuerdo con lo manifestado por Manlio. Ambos comieron y platicaron durante más de tres horas en un restaurante de Polanco.
Ochoa tenía apenas una semana de haber asumido la dirigencia nacional del tricolor, en un procedimiento que molestó, más que incomodar, a priistas que han sido todo, incluso gobernadores y altos funcionarios públicos. Los leales y comprometidos que no se van del PRI porque sin el PRI son nada y en la oposición tienen rango de apestados.
Pero, bueno, Manlio seguramente, además de informarle que días después habría una comida de ex diputados federales con él, que fue su coordinador en la LXII Legislatura. Pero, además, sin duda, le puso al corriente de esos etcéteras que se encuentran en cada archivero y expediente del CEN priista. Algo que va más allá del debe y el haber, y que tiene que ver precisamente con los grupos de cuyo poder oscuro empieza a conocer el michoacano Ochoa Reza.
¿Por qué se fue Manlio del PRI? Porque lo traicionaron aquellos que, durante sus días de gloria en el Senado y en la Cámara de Diputados le juraron lealtad y hasta complicidad. Imágenes hay miles de aquellas negociaciones en el Palacio Legislativo de San Lázaro, con estos gobernadores que iban a pedir apoyo a Manlio para una mayor tajada del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Y esos gobernadores le dieron la espalda en la elección de por lo menos siete de 12 de sus sucesores. Manlio no pudo cumplir su palabra de ganar por lo menos nueve y se quedó con cinco. Esos desleales, los autores del fuego amigo, son los que Enrique Ochoa Reza enfrenta porque se resisten a ser auditados, no quieren rendir cuentas. Son los mismos brujos.
Vaya, en congruencia con su previsión de responder a cada ataque y descalificación de sus contrincantes políticos y partidistas, Ochoa retó a sus críticos embozados y quienes acusan recibo de la lucha frontal priista contra la corrupción en su interior: “no nos vamos a detener”, les dijo ayer, mediante un video y un pronunciamiento escrito divulgado por su oficina de prensa.
Lo cierto, es que en esa respuesta a la pregunta de Ochoa Reza, no se descarta a los tres priistas de alto rango –Javier Duarte, Roberto Borge, que ayer entregó el cargo en Quintana Roo, y César Horacio Duarte– que han sido acusados, incluso ante la Procuraduría General de la República, de la comisión del delito de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y actividades con recursos de procedencia ilícita.
Ochoa Reza recordó que Luis Donaldo Colosio decía una frase cuando veía ataques filtrados en la prensa, como los que hoy aparecen: ¿Por qué ahora? ¿De parte de quién? Y advirtió que, ante estos ataques y los que vienen “les digo con todo respeto, pero con toda claridad: no nos vamos a detener. En el PRI seguiremos combatiendo la corrupción y la impunidad de todos los partidos políticos”.
¿El PRI quiere ganar la elección en Coahuila, Estado de México y Nayarit y luego la presidencial? Bueno, la guerra está declarada, dentro y fuera del PRI contra el dirigente nacional priista y sus aspiraciones de un nuevo PRI.
Enrique Ochoa Reza no se sacó la rifa del tigre, fue la entrega del mando, en una batalla que ha perdido en alto grado el presidente Enrique Peña Nieto, porque el enemigo está en casa.
Las resistencias al cambio, las alianzas soterradas del priismo vergonzante que traicionó a Manlio Fabio Beltrones porque éste se negó a negociar espacios, son las mismas que desde el día que Beltrones renunció a jugar el papel de comadrona en los oscuros partos de estancos de poder y evitó enfrentarse con el Presidente, tendieron la emboscada contra Ochoa Reza, quien ahora deberá confirmar a su amigo Enrique Peña Nieto que, en efecto, en su equipo hay traidores y vividores del poder. ¿De parte de quién? Digo.
LUNES. Interesante, interesante, el periplo del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, por Campeche y Quintana Roo. Con el pretexto de acudir a la unción de Carlos Joaquín como gobernador quintanarroense, estuvo con la militancia perredista. En campaña, total, qué tanto es tantito. Conste.
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