Moisés Sánchez Limón
Lo dicho. La renovación de los cuadros dirigentes del sistema de partidos en México entraña un reto para la sobrevivencia de los institutos políticos que, paulatinamente, enfrentarán a políticos independientes que han irrumpido en el escenario nacional como vientos frescos con la propuesta alejada de la demagogia, aunque en muchos casos no logran desprenderse de la misma oferta de justicia social.
Aludía en este espacio al imperativo que, en su momento, planteó Gustavo Carvajal Moreno para fortalecer al Partido Revolucionario Institucional, mediante la formación de cuadros curtidos, entrenados y capacitados por el organismo doméstico tricolor encargado de apisonar el camino del tricolor para enfrentar los nuevos tiempos.
No hay, empero, una estructura de jóvenes priistas que, hoy por hoy, pueda integrar al equipo de Enrique Ochoa Reza, un cuarentón que llega a la dirigencia nacional del PRI bajo los auspicios y la bendición del presidente Enrique Peña Nieto.
Y ya verá usted que, al momento de presentar a su gabinete, Ochoa Reza deberá echar mano de viejos y no tan viejos, pero nada jóvenes, prohombres y mujeres que habrán de concretar la estrategia político-electoral para enfrentar al PAN y al PRD, de tú a tú la contienda por tres gubernaturas clave el año próximo, en el preámbulo de la carrera por la Presidencia de la República.
¿Cuántos jóvenes –hombres y mujeres– acompañarán al cuarentón moreliano Ochoa Reza en esta cruzada para demostrar que el PRI no se quiebra?
¿Cuántos jóvenes acompañarán a la casi cincuentona –en julio de 2017 cumplirá 50 años—Alejandra Barrales Magdaleno, nueva presidenta del CEN del PRD en esta ruta que sus antecesores cimentaron en la alianza con el PAN?
Y, con quiénes iniciará Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional del Partido Acción Nacional, la etapa de consolidación del trabajo político-electoral que este año le dio el triunfo en siete de doce gobiernos estatales.
Se trata de un asunto de sangre nueva en los partidos políticos. Sangre nueva pero con experiencia política, probada militancia. Por supuesto que en el ascenso en los cargos pesa la relación, pero sería un despropósito cuestionar las relaciones, amistades e incluso compadrazgos en esto de asumir liderazgos. Pocos, muy pocos dirigentes pueden presumir pureza de sangre en la carrera política. Relaciones son relaciones, pero en la marcha se demuestran los alcances, arrestos, capacidades.
Una severa prueba ha sido la de los gobernadores, del PAN, PRD y PAN que llegaron como esperanza de buen gobierno y han concluido gestiones entre el escándalo y severas acusaciones de ser delincuentes de cuello blanco, enriquecidos en el cargo, integrantes del nuevo circuito de nuevos millonarios en esta familia revolucionaria que no tiene colores ni rubores.
Empero, así es esto de las nuevas generaciones; el relevo y el destino de la Renata es para muchos políticos que, como suele decirse, ya bailaron y tiene que sentarse, eufemismo de la jubilación.
En este escenario irrumpe el Partido Nueva Alianza, cuyo presidente, Luis Castro Obregón, es un joven cincuentón que abrió la puerta del partido a las nuevas generaciones e incluso nutrió candidaturas, en el pasado proceso electoral, con mujeres como Ariana Onofre, una joven oaxaqueña que fue a Ixtepec en busca de la presidencia municipal.
Y ayer, el joven Roberto Villarreal Vaylón asumió ls presidencia del Partido Nueva Alianza en el estado de Puebla. ¿Se sacó la rifa del león? Lo cierto es que Roberto tiene una importante trayectoria militante en Nueva Alianza en esa entidad gobernada por Rafael Moreno Valle Rosas, quien se ha manifestado abierto aspirante a la candidatura del PAN a la gubernatura poblana.
Moreno Valle tiene en Nueva Alianza a un partido que ha sido su aliado pero igual demandante de respuestas a sus militantes en el estado, cuyos votos indudablemente tienen el carácter de fiel de la balanza.
El caso es que Villarreal Vaylón dio ayer el paso que recordará como el reto fundamental de su trayectoria política, una vez que asumió, por prelación, la presidencia del Comité de Dirección Estatal de Nueva Alianza en conformidad con lo establecido en el artículo 97 de los estatutos aliancistas, en el que se considera “en caso de ausencia del Presidente Estatal, el Secretario General Estatal asumirá sus funciones”.
Gerardo Islas Maldonado, antecesor de Villarreal, también un joven político, presentó su renuncia al cargo para sumarse al gabinete de Rafael Moreno Valle Rosas.
En su mensaje, al rendir protesta en el cargo, Villarreal Vaylón refrendó su compromiso por dar continuidad al proyecto turquesa por la transformación de Puebla.
“Seguiremos por el camino del crecimiento de Nueva Alianza, de construcción partidista de la mano de nuestra militancia, así como fortalecer la labor de nuestros representantes en los diferentes niveles políticos”.
Y agradeció la confianza recibida por la militancia y simpatizantes aliancistas durante los procesos electorales en los cuales participó en su calidad de Secretario General, posición que ocupó desde el 24 de octubre de 2011. Sangre nueva en los partidos. Este es el reto para la sobrevivencia de los institutos políticos en México. Conste.
VIERNES. ¿Y para qué la foto de Manlio y Enrique? Digo.
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