Claudia Rodríguez
No todos los espectadores que se han asomado a ver la muy galardonada película Roma de Alfonso Cuarón, han descubierto la traición que en esta se presenta casi a cada milímetro de la cinta, lo que para los mexicanos en general, tiene un gran significado.
Sin estar en el rango de las críticas, las múltiples opiniones que dan una mala nota a la película Roma, parece que olvidaron ya, las propias traiciones que distintos Gobiernos mexicanos han perpetrado en contra de sus gobernados.
Más allá de los dos principales personajes femeninos que en la cinta reflejan las historias de deslealtad a las que fueron sometidas, ambas perpetradas no sólo por la figura del hombre, sino de la autoridad y el poder; también se muestra la felonía que el Gobierno suele poner en práctica, cuando sus intereses de grupo son trastocados.
Lo que lleva a levantar al menos la ceja y esbozar en silencio una mueca de desagrado, es que entre aquellos que dan una mala nota a la realización del cineasta mexicano, coinciden en que la historia es un lugar común y nada más. Más justo esto último, es lo que debe ser asunto de urgente atención ya que no debe ser algo natural la traición y el sujeto de la misma, un ente pasivo, sin que se trate de una venganza.
De manera tangente a Roma, el filme, surge una crítica incesante a las mujeres que no quieren a sus hijos y que llegan hasta la práctica del aborto por lo que mínimo, son acribilladas verbalmente. Pero a muchos se les olvida, así nada más, que también hay hombres y mujeres que abandonan a las familias y eso si bien tiene una defensa legal en la obligada entrega de una pensión alimenticia; nadie ve extraño o anormal que se renuncie a los hijos y se queden sobre todo, con quienes se encarnen como madres.
Roma dibuja la deslealtad con la que solemos en un instante, perjudicar la vida de muchos de quienes más nos quieren y necesitan, e incluso para quienes nos debemos como es el caso de los gobernantes o cualquier dirigente de institución distinta.
La cinta de Alfonso Cuarón –aun cuando no haya sido su intención–, deja ver, que la vida de cada uno de nosotros, es violentada por los intereses personalísimos de un tercero.
Con la traición se crece y se vive.
Acta Pública… El Papa Francisco sabe de las traiciones que la Iglesia Católica, ha perpetrado en contra de muchos de sus fieles y creyentes.
Para advertir… Cada uno tenemos un listado de traiciones hacia nosotros. Quizá nos falte revisar el compendio de deslealtades propias.
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