DIARIO DE ANTHONY
7:38 p.m. “My God… Daddy!”, exclamó Anthony, apenas y sus oídos escucharon las primeras notas musicales de aquella canción “indie”, sublime y eterna: “I WANNA BE WITH YOU”. “I LOVE THAT SONG!”
La canción, en verdad que era bellísima y sublime…
Sus notas, de tan hermosas que eran, eran imposibles de describir con palabras escritas como éstas…
Anthony, quien ahora se encontraba sentado frente a la mesa de aquella cocina, miró a su padre Robert Mueller, quien apenas y tenía media hora de haber llegado de su trabajo como director del “F.B.I.”.
Robert Mueller, su padre, quien apenas llegar a su casa se había quitado su saco negro, ahora se veía guapísimo, estando solamente con su camisa blanca, su corbata roja y su pantalón negro.
Anthony, su hijo, lo amaba, lo admiraba y lo idolatraba lo indecible. Él, que era “autista-asperger”, casi nunca salía de casa. Durante el día, se la pasaba escribiendo. Su trabajo, cuentos de todo tema, eran publicados en una revista muy importante.
Robert Mueller, como su padre que era, sentía un orgullo indecible hacia él. Y es que Anthony, además de ser un ser muy frágil y sensible, también era alguien con una mente infinitamente creativa.
Su creatividad, que nunca dejaba de estar presente ante su padre Robert Mueller, siempre lo hacía desternillarse de la risa. Anthony nunca perdía momento ni oportunidad para decir cualquier ocurrencia “Smart”, logrando así muchas risas y carcajadas en su guapo padre.
Y, hacer y ver reír a su padre, era algo que en verdad lo hacía sentirse ÚNICO Y ESPECIAL… Cada instante junto a él, para Anthony significaba un momento eterno. Y, cada mirada, y cada caricia entre los dos, en verdad que era algo fuera de este mundo.
Ese día en especial, cuando la tarde iba muriendo en Washington D.C., Anthony, que momentos antes había terminado de escribir una nueva historia frente a su computadora, ahora había venido hasta la cocina para así poder preparar la cena, que él y su padre comerían en unos ratos más.
La cena, que en esta ocasión sería carne asada con papás, ya había sido servida en la mesa. En uno de los platos grandes, de color blanco, además de la carne y las papas, Anthony también había puesto para su padre unas rodajas de tomate, ya que a él le gustaban mucho.
Media hora después, cuando ambos ya habían engullido sus respectivas porciones de comida, como todas las demás tardes, permanecieron sentados, platicando de sus cosas, de sus respectivos días y de todo lo que les había sucedido en el transcurso de todas esas horas…
Anthony, que había logrado concebir una idea más para otra de sus tantas historias, con la alegría propia de “un niño grande”, no perdió la oportunidad para relatarle a su guapo padre partes breves de su nueva idea: “Dad… The story it will be about a group of kids that every night of Halloween come down to the earth into a magic yellow bus…”
(“Papá… La historia tratará sobre un grupo de niños que cada noche de Halloween bajan a la tierra dentro de un autobús mágico de color amarillo…”)
En parte del relato para su padre, Anthony se había puesto de pie, tan solo para así poder imitar con sus manos los movimientos que el autobús haría cuando estuviese volando en el aire…
Su padre, al ver en su rostro toda esa alegría y brillo por su nueva historia, solamente no dejaba de sentir en su corazón una dicha y un orgullo indecible por el hecho de tener como hijo a un ser tan único y brillante como Anthony…
Robert Mueller se sentía el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra. Tener por hijo a un escritor tan creativo y maravilloso como Anthony, producía en él sentimientos muchos, imposibles de describir con las palabras que su hijo siempre utilizaba en todas sus historias.
Y ahora, él no imaginaba que Anthony, de nueva cuenta, le daría a vivir OTRO INSTANTE ETERNO PARA ATESORAR EN SU MENTE, ALMA Y CORAZÓN…
Desde su asiento, Anthony -quien apenas reconocer las primeras notas de la canción- no pudo evitar sonreír, como solamente él sabía hacerlo: de esa manera tan única, bella y especial.
Su padre, al momento de mirar la belleza de su sonrisa, supo al instante de que a su hijo ¡otra vez se le había ocurrido otra ocurrencia!
“OH, SON…”, dijo Robert Mueller, como si ya lo viese venir. “PLEASE, TELL ME NOW WHAT YOU WILL ASK ME TO DO…” (Oh, Hijo. Por favor, dime ahora qué me dirás que yo haga…)
A lo que Anthony enseguida le respondió, pero no con palabras habladas, sino con unos movimientos propios de su cuerpo.
Poniéndose de pie, caminó hacia su padre y… Apenas estuvo frente a él, le dijo, en un susurro: “TO DANCE…” (Bailar).
“Dance?”, repitió su guapo padre, director del “F.B.I.”
“Yes, Dad!”, replicó Anthony. “Dance!”
Y Robert Mueller, que sabía que cuando su hijo le pedía algo nunca podía evitar huir de ello, moviendo se cabeza a manera de resignación, extendió su mano para así entonces agarrar la de su hijo, que lo seguía esperando.
Breves instantes después, LA ESCENA MÁS HERMOSA, SUBLIME Y ETERNA COMENZÓ A TOMAR SU FORMA Y LUGAR DENTRO DE AQUELLA COCINA: PADRE E HIJO AHORA BAILABAN AQUELLA CANCIÓN BELLÍSIMA, QUE TENÍA UNAS NOTAS MUSICALES PARECIDAS A LAS DE UN HERMOSO VALS…
La canción se llamaba “I WANNA BE WITH YOU”, y lo cantaba un artista “indie” casi des-conocido. Pero Anthony, como en otras muchísimas otras cosas más, era una de esas poquísimas personas que sí lo conocía. Y la canción, además de ser una de las más bellas, en lo que a canciones indies se refiere, también era una de sus favoritas.
Robert Mueller, cuando sus oídos al fin notaron la belleza musical en la canción, solamente tampoco pudo creerlo: “¡CÓMO ERA POSIBLE QUE UNA CANCIÓN COMO ÉSTA PUDIESE EXISTIR Y SER REAL…!” Y es que, la canción, solamente parecía sonar A UN PEDAZO DEL CIELO SOBRE LA TIERRA.
Y sintiéndose precisamente en el cielo, Robert Mueller no paró de sentir y preguntarse si todavía seguía en esta tierra, o si su cuerpo ya había muerto y ascendido al cielo, donde su hijo Anthony y él bailaban ahora esta bellísima canción…
Anthony, pareciendo adivinar sus pensamientos, suavemente le pisó uno de sus pies, para así poder decirle que todo lo que él ahora vivía REALMENTE LE ESTABA SUCEDIENDO EN ESTA TIERRA, EN ESTA VIDA, Y NO EN OTRA…
“Oh, Son!”, se quejó el padre de Anthony, cuando sintió la opresión en uno de sus zapatos. Y Anthony, dirigiendo su hermosos ojos grandes y cafés hacia los suyos, le dijo así: “You were dreaming awake”. (Es que estabas soñando despierto).
El tiempo inexorable siguió su curso… Personas nacieron, y personas murieron. Galaxias nacieron, y galaxias murieron…
PERO ANTHONY Y SU PADRE ROBERT MUELLER SIGUIERON Y SIGUIERON BAILANDO “I WANNA BE WITH YOU”, CREANDO ASÍ, EN ESTA TIERRA, LA ESCENA MÁS BELLA, SUBLIME Y ETERNA.
Un baile, un vals eterno entre… PADRE E HIJO.
DOS CORAZONES… DOS ALMAS UNIDAS EN ESTA VIDA, EN ESTA TIERRA Y EN OTRAS MUCHÍSIMAS MÁS, COMPLETAMENTE INEXISTENTES…
UN VALS ETERNO ENTRE ROBERT S. MUELLER Y SU HIJO…
Anthony “Swan” Smart
Octubre/06/2023
8:46 p.m. Friday