La tecnología digital que llegó para quedarse también puede hacernos pasar muy malos ratos. Hace años mi abuela Beatriz le decía a mi mamá que el servicio de la casa, es decir la gente que nos ayudaba a hacer el aseo o conducir el coche, muchas veces estaban demasiado atentos a nuestras conversaciones. En pocas palabras mi abuela decía que podían estar buscando chismear o más aún utilizar la información que escuchaban, por lo que siempre recomendaba ser prudentes en presencia de terceros ajenos a los temas que se estaban discutiendo. Años después a mi mamá la privaron ilegalmente de su libertad y extorsionaron con información proporcionada en parte por gente cercana. Como dato curioso uno de los extorsionadores años después estuvo involucrado en el lamentable caso de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
También de niño mi papá me decía que los choferes y escoltas eran espías pagados. Lo anterior basado en su experiencia del tiempo en el que fue cercano a personajes que en los años 60´s y 70´s dirigieron instituciones de seguridad nacional en nuestro país.
Pues ahora resulta que las barredoras y aspiradoras eléctricas no solo nos escuchan y graban, sino que como sucedió hace dos años con la famosa Alexa de Amazon que publicó horas de audios y de datos personales de algunos de sus clientes, la barredora Roomba J7 se ha visto involucrada recientemente en un escándalo similar. Resulta que el aparato desde que llega a casa está tomando videos que a su vez reenvía de manera automática a sus fabricantes con la idea de poder entrenar mejor a los sistemas de Inteligencia Artificial o AI por sus siglas en inglés.
Un grupo de estudiantes del MIT se encontraron con que el sistema de dicha empresa no estaba tan seguro y había subido a la red fotografías de todo tipo de casas muy variadas en donde se encontraba funcionando dicho modelo de equipo. Las fotografías incluían a una joven sentada en el escusado con los shorts abajo y otras de niños o de mamás jugando en el piso con sus hijos.
Pero si esto es posible de manera incidental, es decir sin que nadie lo pida o genere, imaginemos un poco más allá que podremos hacer o que podrán hacer los amigos de lo ajeno. Hace unos días me hackearon mi WhatsApp. Desde el 23 de diciembre hasta el día 10 de enero no pude utilizar mi servicio de mensajes. El delincuente me envió un mensaje desde la cuenta de un amigo, es decir no era un desconocido, pero en realidad mi amigo nunca me envió el texto, sino que ya era una copia. En cuanto abrí el archivo me bloqueó el acceso a mi App y unos minutos después me llegó un mensaje a mi cell pidiéndome una cantidad de dinero por darme las nuevas claves de acceso. Afortunadamente tengo base de datos de mis contactos en otro equipo por lo que me di el lujo de mandar al diablo al delincuente y de inmediato contacté a WhatsApp para tratar de resolver el dilema lo que tardó 3 semanas. Afortunadamente era época de vacaciones y no había mucho que hacer, pero naturalmente muchos de mis contactos me reclamaron en enero por no responder a sus felicitaciones de navidad y de año nuevo. He de decir que parte de mi valentía vino de saber que yo no tengo ninguna cuenta bancaria o datos financieros almacenados en mi cell. Debo de ser una muy rara excepción porque todos, o casi todos mis conocidos traen sus datos bancarios enlazados a sus celulares.
Pero ¿qué pasaría si con un saludo nos pueden robar? Afortunadamente ya no es necesario esperar a saber si eso es o no posible. Naturalmente usted recordará las películas de James Bond o de Misión Imposible en las que con un scanner le robaban datos personales a las víctimas y como olvidar la película Total Recall protagonizada por las muy guapas Sharon Stone y Richel Ticotin acompañadas del fortachón Arnold Schwartzenegger, en dicho film le implantaron a Arnold un chip para borrar su memoria y saber cada paso de su vida como empleado de una corporación interplanetaria.
Retomando el punto, hoy ya no es necesario esperar a ver si eso puede o no suceder, como usted sabe los microchips para el cerebro son una realidad y están en espera de ser aprobados por las autoridades sanitarias de algunos países como EUA. Pero ya hay personas que se han adelantado al futuro como lo es el Ingeniero Brandon Dalaly de 41 años de edad es un ingeniero de sistemas que vive en Detroit y ha decidido tomar la ciencia en sus manos. Literalmente en sus manos a las que ha injertado ya varios microchips para controlar su entorno.
Naturalmente no se sabe si hay más Brandones en el mundo, pero lo más seguro es que sí. Por lo pronto Brandon tiene un chip en su mano derecha abrir su casa y su cochera, uno más en su mano izquierda para abrir y encender su Tesla, otro que es sustituye a su cartera y otros 4 que para controlar otros equipos. Lo interesante es que él comenta que el costo de cada chip es como de $200 dólares y la instalación subcutánea es como de $100 dólares realizada en cualquier lugar que haga piercing dejando el costo de la programación a lo que el ingeniero quiera cobrar. Lo delicado viene cuando él mismo admite que los chips pueden ser utilizados como escáneres para adquirir información de cualquier otra fuente electrónica que esté en su proximidad. Es decir que como cualquier scanner puede copiar la información de nuestro cell o de nuestra cartera, eso sin mencionar las claves para acceder a los controles de nuestros llamados enseres domésticos inteligentes como Alexa o Roomba. Fascinantemente también comenta que su próximo chip será para dejar de usar el teléfono físico y tal vez para monitorear sus signos vitales.
En verdad esto es fascinante, no solo los chips para hacer operaciones bancarias o abrir tu casa o tu auto, sino también los llamados BCI, microchips que permiten la conectividad entre el cerebro humano o de un animal y una máquina como ya está demostrado en animales que han aprendido a jugar juegos en la TV con su cerebro. El riesgo es que esos chips sean escaneados y hackeados como mi cell. Así vendrán los súper humanos pero también los infrahumanos.
Obviamente no hay forma de evitar este desarrollo, pero hay formas de prevenir nuestro grado de exposición. Éxito y cuide sus datos en especial su dinero. Por lo mientras me acuerdo de mi abuela y de mi papá, estos equipos son espías pagados que serán utilizados por delincuentes o gobiernos para saber todo de nosotros e incluso decirnos qué hacer al borde del libre albedrío como en la película Total Recall de hace más de 20 años.