“Una pendejada hecha con solemnidad es un excelente acto de gobierno”: Jorge Saldaña
• Seguridad y Economía, sin salida
• Para Luis Videgaray reclamos sin respuesta
• Clara visión del fracaso de la reforma fiscal
• Urge transformar imagen en el exterior: RM
• Mexicano, ciudadano que vive con el miedo
• Reporta INEGI: inseguridad va en aumento
Octubre 7, 2015.- Tan fue abrumadoramente aburrida e incomprensible por la serie de datos amañados, la comparecencia ante el Senado de la República del encargado de las finanzas del país, Luis Videgaray, que los legisladores que hicieron preguntas decidieron retirarse antes de terminar de escuchar las respuestas. Manifestó explicaciones sobre la forma y las fórmulas que se siguen para determinar el porcentaje de crecimiento del país y los precios de petróleo, aunque nunca reconoció que en ambos se han equivocado brutalmente y que sus números a la alza sólo han provocado desestabilización económica y pérdida de confianza tanto de los inversionistas y empresarios nacionales como extranjeros. Ni que decir de lo que respecta al cuidado de la macro economía en tanto se aumenta el número de millones en extrema pobreza, que se hunden en la miseria.
Una y otra vez se habló del fracaso de la reforma fiscal, y una y otra vez se dieron esperanzas de que pueden hacérsele modificaciones sin señalar para cuando y mucho menos en qué renglones. Nada nuevo pudo argumentar el titular de Hacienda cuando lejos de hablarse de una adecuación fiscal, lo que se aprobó fue una reforma hacendaria. Ahí comenzó una etapa poética a cargo del tamaulipeco Manuel Cavazos Lerma que no se detuvo en hacer reflexiones que dejaron pasmados a sus compañeros y al compareciente. Al aparecer el ex gobernador, con el rostro y los ojos inflamados, más de uno se preguntó si estaba en sus cabales o bajo la influencia de algún enervante ya que habló de la reducción del precio tanto del petróleo como de los dólares como si ambos estuvieran dentro de la jurisdicción mexicana.
No hubo ninguna respuesta para los renglones que se marcaron para la recepción de impuestos y que serían destinados al renglón salud, como el que se determinó para los alimentos chatarra y los refrescos. El sello en este sector sigue siendo el de las enfermedades de la pobreza, de la miseria. Estos ingresos no se han destinado al combate a la obesidad y a las áreas de salud correspondientes. Se habló con energía con que se ha permitido la explotación laboral, de lo absurdo de un salario mínimo con el cual no puede adquirirse ni siquiera una reducida a su máximo, canasta básica. También de la competencia que existe entre los Estados del país para ofertar tierras a cambio de que se instalen maquiladoras que poco o nada aportan de tributos al país como sucede con las armadoras de autos.
En un resumen de esta comparecencia, se sitúa la responsabilidad y la carga que tiene el mundo entero, todo el entorno internacional, en las crisis que vive el país, nada tienen que ver los errores, las fallas, la corrupción, la impunidad, los desvíos, los malos cálculos, el detenimiento del crecimiento, la aceptación de fuertes intereses por la deuda que sigue imparable, el costo financiero del endeudamiento, el retiro de subsidios que, como el del campo, debieron ser revisados pero nunca cancelados, la balanza comercial que sigue siendo deficitaria, las mínimas operaciones que se tienen dentro del mercado interno y que por ende repercuten tanto en la captación tributaria como en el empleo. Todos estos renglones sólo merecieron fuertes dosis de demagogia, de la misma que se sigue cuando se habla del Presupuesto y de las partidas destinadas a los servicios para ciudadanos con todo y sus recortes. Ni qué decir de lo que acontece en las Entidades, también se trató de la verborrea en su máxima expresión y no de no menos culpabilidad por malas administraciones.
Y si bien esta presentación tiene que ver con la realidad que se vive a diario en el país y con lo que se espera para la segunda mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto, con lo que más le apura al mexicano actual: el empleo, el poder adquisitivo, el salario, la paga de impuestos y el desarrollo que garantice el futuro de las nuevas generaciones, de hijos, de nietos, la imagen que en el exterior se tiene del país también mereció fuertes críticas hacia la compareciente del martes próximo pasado, Claudia Ruíz Massieu, a quien calladamente le temen por el respaldo con el que cuenta y del que dicen puede influir fuertemente en la decisión sobre la sucesión hasta llevarla a ser la abanderada del priísmo en la contienda por la presidencia.
Para los que de política exterior saben, doña Claudia enfrenta el reto de revertir el severo escrutinio internacional al que han sometido a México, pero esta misma plataforma le permitirá aparecer en los diarios del Mundo y, por ende, hacerse de una imagen que la lleve a recibir beneplácitos exteriores que, en lo que respecta a Derechos Humanos y economía, puede ser un factor de influencia que se una al interno a través de quien se ha dicho que “mueve la mano que mece la cuna”, es decir, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. También se habla de la dificultad para ver disminuidos los datos que a diario se generan por violencia, por corrupción, por las alianzas que fuera de esta tierra se presuponen entre las autoridades y las mafias encabezadas por personajes muy conocidos como “el chapo”.
La falta de confianza en el país que impera en el exterior es otro de los renglones que debe cambiar la práctica de la dependencia encargada de las Relaciones Exteriores. Lo que respecta a la protección a mexicanos, es otro de los puntos que se le exigen así como el recobrar el legado juarista: “el respeto al derecho ajeno es la paz”, para dejar de mantener a México como el traspatio de los EU, su cinturón de seguridad, su aduana migratoria y sobre todo de convertirse en enemigo, en punto para ser atacado por aquellos que están en contra de las prácticas del gobierno estadounidense.
Para uno y para otra la tarea es titánica y ambos ambicionan una posición en la que otros tienen una responsabilidad mucho más agradable, aunque igual de inútil para lograr un cambio que se traduzca en bienestar para millones de mexicanos.
INSEGURIDAD REINANTE
En materia de seguridad, México va cuesta abajo. A pesar de los cuantiosos recursos presupuestales que se destinan a los cuerpos e instituciones encargados de resguardar la seguridad de los mexicanos, y garantizar la administración y procuración de justicia, de los altos salarios que perciben sus titulares, y de los maratónicos discursos de los políticos que los encabezan, empezando por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en los que insisten que la inseguridad en el país está siendo controlada, siete de cada 10 mexicanos considera que vivir en su ciudad es inseguro, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Conforme transcurre el sexenio, los compromisos de las autoridades federales encabezadas por el presidente Enrique Peña Nieto, se convierten en promesas incumplidas en materia de seguridad, administración de justicia y respeto a los derechos humanos. Esto además tiene altos costos económicos. El año pasado alcanzó 226.7 mil millones de pesos, que equivale en promedio, a 5 mil 861 pesos por persona afectada. En 2013, el costo estimado de la inseguridad en el país fue de 213.1 mil millones de pesos. Estas cifras no incluyen los costos por pérdida de inversiones a causa de la inseguridad, ni el pago de extorsiones por parte del crimen organizado.
El número de mexicanos víctimas de delito aumenta considerablemente año con año. Por ejemplo, en el 2014 el número de mexicanos víctimas de delito aumentó al pasar de 22.5 millones de personas registradas en 2013, a 22.8 millones, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad (Envipe) 2015, publicada también por el Inegi. El año pasado, la tasa de incidencia delictiva por cada cien mil habitantes fue de 41 mil 655, manteniéndose en nivel similares a 2013, con una tasa de 41 mil 563.
Las cifras reales de delitos y víctimas de los mismos son sin duda alguna mucho más altas, porque el nivel de delitos no denunciados o que no derivan en averiguación previa, en los que se basan las estadísticas oficiales, fue de 92.8 por ciento a nivel nacional el año pasado. Los motivos que llevan a la población víctima de un delito a no denunciar son circunstancias atribuidas a la autoridad, como considerar la denuncia como una pérdida de tiempo con 32.2 por ciento y la desconfianza en la autoridad con 16.8 por ciento. También el temor de que a pesar de ser víctimas de un delito, las autoridades las consideren como perpetradores del mismo.
CAMBIO DE HÁBITOS
La incidencia delictiva ha llevado a los mexicanos a cambiar hábitos y costumbres. El 65.8 de los mexicanos entrevistados señaló que dejó de llevar cosas de valor cuando sale de casa; el 58.5 por ciento indicó que no permiten que salgan de la vivienda sus hijos menores; el 50.2 por ciento de la personas consultadas respondió que dejó de caminar por los alrededores de su vivienda después de las 8 de la noche; y 30.4 por ciento comentó que dejó de visitar a parientes o amigos.
Los temores de los ciudadanos son más que fundados. El 73.2 por ciento de los mexicanos encuestados manifestaron que en los últimos tres meses escucharon o vieron alrededor de su vivienda consumo de alcohol, el 66.6 robos o asaltos y el 57.6 por ciento vandalismo. El 23 por ciento señaló que atestiguaron disparos de armas, el 34.3 por ciento actividad de bandas violentas o pandillerismo, y el 42.1 por ciento venta o consumo de drogas. Además, el uso de armas de fuego en las principales ciudades del país para cometer delitos ha aumentado, así como la incidencia de delitos violentos. Por ejemplo, en el Distrito Federal más del 50 por ciento de asesinatos registrados son cometidos con pistola u otro tipo de arma. En todo el país se estima que circulan más de 15 millones de armas, de las cuales al menos 13 millones están registradas.
“NO VA A MEJORAR”
Un tercio de los mexicanos residentes en zonas urbanas (29.8 por ciento) considera que la seguridad pública empeorará en los siguientes 12 meses. Este es el máximo nivel desde que inició el levantamiento de datos en el tercer trimestre de 2013. Así, la cantidad de ciudadanos encuestados que tiene la esperanza de que las condiciones mejoren en el próximo año cayó a mínimos desde que se tiene registro para colocarse en 12.9 por ciento. El 34.9 por ciento contempla que las condiciones seguirán igual de mal.
Las estrategias para combatir el delito aplicadas por las autoridades son erráticas e ineficientes. En el Estado de México, por ejemplo, en donde se registraron el mes pasado 656 denuncias por el robo a transporte público, en diferentes municipios se aplicaron revisiones al mismo en el que escuadrones de policía impedían el paso de camiones y “peseras”, bajaban al pasaje y revisaban sus pertenencias para verificar si traían consigo alguna arma o drogas. Sin embargo, los asaltos en el transporte público continuaron a tan sólo unos metros de estos retenes policíacos. Lo único que hicieron los delincuentes fue cambiar de lugar de operación, para no caer en los aparatosos retenes que además se prolongaban por semanas en el mismo lugar, por lo que eran fácilmente identificados por los amantes de lo ajeno.
DE LOS PASILLOS
La PGR detuvo en Toluca, Estado de México, a Jesús Arelí Navarrete Castelán, “el papayo”, presunto líder de la organización criminal de “los Rojos”, y considerado uno de los delincuentes más buscados por el FBI. Cabe preguntar si la captura de este criminal y la relación que “los rojos” tuvieron en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, llevarán a la construcción de nuevas pistas para dar con su paradero y para escudriñar en las causas que propiciaron su desaparición forzada. Nada raro sería que los investigadores de la PGR construyan nuevas líneas a seguir, sin importar que sean inverosímiles, sobre este caso que está en la mira de la atención internacional.
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