“Para triunfar en política debes dominar el arte de destruir al que sea capaz de sustituirte”: Jorge Saldaña
• AMLO se fortalece
• Fallas de EPN lo impulsan al 2018
• Enemigo a vencer, para Beltrones
• SHCP y Banxico gozan hundimiento
• Endeudamiento “no preocupa”: FA
Noviembre 20, 2015.- La decepcionante administración de Enrique Peña Nieto adelantó la carrera presidencial de 2018. Las fallas en el terreno de la gobernabilidad y la seguridad pública, la militarización del país, las incumplidas promesas de crecimiento económico, la corrupción y la impunidad, le han cerrado el margen de maniobra para construir una sucesión a modo. Los yerros en el terreno económico y la “casa de Malinalco” cancelaron las posibilidades de Luis Videgaray. Las fallas en la seguridad pública nacional eclipsaron a Miguel Ángel Osorio Chong. Sólo quedan el delfín Aurelio Nuño, con un tigre en la CNTE enfrentada a la SEP, y un as bajo la manga negra que podría ser José Antonio Meade, a cargo de la maquinaria electoral en que han convertido a la Sedesol.
Pero ninguno de los anteriores prende el entusiasmo del electorado mexicano, que tiene su vista puesta en un verdadero cambio, con un candidato opositor: Andrés Manuel López Obrador, que ya les lleva mucha ventaja –más de 3 millones de spots- por su conocimiento de la geografía nacional, su experiencia como candidato presidencial y su congruencia política. Panistas y priístas lo quieren parar a como de lugar, pero se encuentran entrampados en sus negociaciones para anular al líder de Morena. Sus componendas se ha empantanado porque el PRI no acepta que haya segunda vuelta electoral, y el PAN permitiría que se mantenga la campaña anticipada de López Obrador rumbo a las presidenciales de 2018.
Los panistas admiten que “a estas alturas ya no podemos modificar las reglas para el proceso electoral de 2016, por lo que el hecho de revisar el modelo de comunicación política no va a permitir frenar la campaña anticipada que hoy vemos todos, porque la legislación ya no se puede cambiar”.
Pero el líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, enfila sus baterías a desparecer a Andrés Manuel López Obrador de los medios de comunicación. Horacio Duarte, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE), considera que “de ese tamaño es el miedo que les genera. Nos queda claro que jamás escucharemos de Manlio, por ejemplo, respecto a las violaciones de su partido, y también de su aliado el PVEM, que debió perder el registro como partido”.
Según Duarte, el PRI y el PVEM, junto con los otros partidos satélites, “se perfilan para regresar al modelo de comunicación en donde los partidos puedan comprar a su antojo tiempos en radio y televisión, generando jugosos contratos con sus amigos de las televisoras más importantes del país. También señaló que Beltrones parece ser el jefe de algunos consejeros del INE, porque “en Morena nos parece lamentable el grado de sumisión y captación que ciertas autoridades tienen hacia algunos personajes de la vida pública del país”.
No le falta fundamento a los razonamientos de Duarte. El líder del PRI no puede ver ni en pintura a López Obrador. En la semana, durante la Mesa Política del Foro “Para entender a México”, organizado por un diario capitalino, Beltrones se refirió al ex candidato presidencial en estos términos: “no me preocupa que aparezca en spots, lo que me preocupa es que, en 2006, el país estuvo a punto de un grave problema constitucional porque este señor alegó falta de equidad en el proceso electoral y acusó a Felipe Calderón de ser un presidente ilegitimo”. Y abundó: “el problema no es esta persona que ahora anda otra vez martirizándose, que esta mente retorcida que sólo emite descalificaciones y nunca una buena idea, haga una campaña anticipada, lo que me preocupa es que nuevamente vuelva a acusar falta de equidad en procesos electorales, pues aunque la ley se modificó en 2007 para evitar que esto se volviera a dar, nuevamente existe esa amenaza”.
EPN APUNTALA A AMLO
Las preocupaciones del dirigente nacional del PRI tendrían que centrarse en cómo hacer desaparecer en el imaginario nacional las fallas de la administración de Enrique Peña Nieto, que son las que realmente han apuntalado la campaña, anticipada o no, de Andrés Manuel López Obrador.
No hay que pasar por alto que el gobierno de Enrique Peña Nieto tiene el menor nivel de aceptación registrado históricamente en nuestro país. El regreso del PRI a la Presidencia de la República no se ha reflejado en mejores condiciones de vida, crecimiento económico, seguridad y paz pública. Todo lo contrario. Se ha despojado al país de su patrimonio y en medio de una severa crisis de violaciones a los derechos humanos no impera el Estado de Derecho. A la mitad de la gestión de Peña Nieto sigue imperando en el país un ambiente de inseguridad generalizado, con los delitos de alto impacto, como los homicidios dolosos, a la alta.
La economía registra un crecimiento mediocre de 1.8% del PIB promedio anual, insuficiente para cubrir las necesidades de la población y la demanda de empleo formal y bien remunerado. Las finanzas públicas se mantienen a flote no por la fortaleza de la economía o por la honradez de la administración pública, sino por un endeudamiento que alcanza casi la mitad del Producto Interno bruto y por la recaudación fiscal que recae fundamentalmente en los contribuyentes cautivos.
Más personas han caído en situación de pobreza y cada vez más se profundiza la desigual distribución del ingreso. Las reformas estructurales no han generado los resultados esperados. La impunidad y la ausencia de un control institucional para el manejo transparente de los recursos públicos, rendición de cuentas y la sanción para quien infrinja la ley, representa una afrenta más al pueblo mexicano
México es el imperio de la corrupción y la impunidad. De acuerdo con evaluaciones de Transparencia Internacional y de organismos no gubernamentales del país, la percepción de la corrupción es muy alta. En el índice de percepción de la corrupción de 1998 al 2013, México cayó 51 lugares en 15 años, del sitio 55 al 106 de entre 377 países.
La corrupción del sector público ha infectado al sector privado. El Instituto Mexicano para la Competitividad presentó esta semana un informe sobre la corrupción, en donde se exponen datos que son demoledores para este país, pues el 46 por ciento de los empresarios reveló que autoridades gubernamentales les piden soborno a cambio de contratos y/o oportunidades de negocios, y que la corrupción en el país cuesta 900 mil millones de pesos anuales, es decir, hasta un 5 por ciento del Producto Interno Bruto.
La impunidad es espeluznante. La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha señalado que de 12 millones de delitos al año sólo se sentencian a 120 mil, es decir, el uno por ciento. La Universidad de New York declaró que México ocupa el lugar 77 de 96 lugares en niveles de impunidad, narcoviolencia e inseguridad.
Estos son los hechos que apuntalan la campaña de López Obrador y que llenan de inquietud a los jerarcas del PRI porque no tienen como responder al electorado ante este adverso panorama.
Para Enrique Peña Nieto, el tabasqueño se ha convertido en una obsesión a la que califica de “populismo” y considera su Némesis. Sin nombrarlo, se lanzó contra el dirigente de Morena en su discurso, en julio, al recibir el abrazo de la jerarquía del PRI; al rematar su informe de tercer año de gobierno, en Palacio Nacional; y en la tribuna internacional más importante, en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La arenga presidencial contra el “populismo”, es traducida por los analistas políticos como un intento por concentrar el voto duro del PRI, esperando que le alcance, con la contribución de sus aliados satélites, para retener la Presidencia de la República en 2018.
De ahí también que sea el PRI el más interesado en impulsar las candidaturas independientes, con el fin de dividir el voto opositor, lo que beneficiaría al candidato priísta.
En la próxima campaña presidencial, tal vez se vea un escenario de “todos contra AMLO”. Es decir que a la estrategia del PRI se sumarán el PRD de Agustín Basave y el PAN, más cercano al proyecto priísta que al cambio de modelo que propone el tabasqueño.
CAMPANAS AL VUELO
Como consecuencia de las cifras favorables que presentan los indicadores del mercado interno, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a cargo de Luis Videgaray, decidió no modificar el rango de crecimiento para la economía en este año, que se ubica entre 2.0 y 2.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El FMI había ya adelantado que el crecimiento económico de México este 2015 sería de 2.25% del PIB.
La mañana del viernes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) anunció que al tercer trimestre del año el PIB nacional se ubicó en 2.6%, en relación con el mismo periodo del año pasado, superando el estimado oportuno de 2.l4%. La dependencia resaltó que el crecimiento del PIB se ha dado en un contexto internacional de mayor volatilidad y un entorno complejo, donde las expectativas de crecimiento global y de las economías emergentes han ido a la baja.
El subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, aseguró que el buen desempeño de la economía al tercer trimestre del año se debió principalmente por el impulso favorable del mercado interno impulsado por la inversión y el consumo.
En esta fiesta de optimismo oficial, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, dijo que se puede esperar una economía más vigorosa en el país hacia delante. ¿Es decir que en este sexenio nos olvidemos de ello? Porque todo el sexenio de Peña Nieto se la han pasado prometiendo más crecimiento del PIB.
A los titulares de la SHCP y al gobernador del Banco de México se les parece olvidar que México no podrá superar el crecimiento que registra desde los últimos 20 años, como consecuencia del bajo crecimiento mundial, precios bajos del petróleo y la desaceleración de países como China.
Esta euforia también parece dejar de lado los riesgos que representa para la economía mexicana una expansión menor a la prevista de sus socios comerciales y el regreso de la volatilidad financiera global, sin mencionar el impacto que ha tenido la caída en los precios del petróleo y la baja productividad del crudo en el país.
Cabe destacar el hecho de que las autoridades financieras locales han subastado unos 23,000 millones de dólares en el mercado cambiario para garantizar su liquidez y tratar de contener la depreciación del peso frente al dólar por la incertidumbre que ha generado el próximo movimiento de la Reserva Federal de Estados Unidos. Esa impresionante cantidad de dólares simple y sencillamente se ha volatilizado.
Tuvo que llamarles la atención el FMI sobre lo inadecuado de esta práctica para el país, para que el gobierno mexicano ajustara su intervención en el mercado de divisas del país con la suspensión de la subasta diaria de 200 millones de dólares sin precio mínimo, aunque se extienda el plazo de vigencia de la venta al mejor postor con precio mínimo de la divisa a ofertar al mercado.
El FMI giró esta semana una recomendación al gobierno mexicano de limitar el uso de las reservas internacionales a periodos de condiciones desordenadas del mercado, y reconstituirlas gradualmente una vez que las presiones sobre los precios de los activos disminuyan.
No obstante, el Banco de México puede convocar a partir del próximo lunes a una o varias subastas de dólares “suplementarias” con precio mínimo por un monto adicional de 200 millones de dólares.
Otro asunto en el que parece que los funcionarios de la SHCP pecan de exceso de confianza o de “valemadrismo” es el que se refiere al crecimiento de la deuda externa que al final del sexenio se estima que llegue al 55 por ciento del PIB. Al cuestionársele sobre el particular, Fernando Aportela respondió: “no hay ninguna preocupación”.
Sin embargo, el jueves, el sector empresarial manifestó su preocupación por el incremento en los niveles de deuda pública mexicana y advirtió que, de seguir creciendo ésta, el país tendrá que sacrificar parte del presupuesto gubernamental para cubrir el servicio de la deuda, lo que a los tecnócratas de Hacienda les tiene sin cuidado.
DE LOS PASILLOS
Mientras las preocupaciones en el gabinete político de Peña Nieto siguen incrementándose, la figura política de Andrés Manuel López Obrador continúa consolidándose. Al arrancar el II Congreso Nacional Ordinario de Morena, los delegados y simpatizantes se manifestaron a favor de que el tabasqueño presida al partido. Alejandro Esquer ocuparía la secretaría de Finanzas; César Yáñez, la cartera de Comunicación, Prensa y Propaganda; y Gabriel García quedaría al frente de Organización.
Luego de que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) anunciara que tomará el control total de la vigilancia de impuestos federales en Sonora hasta el 31 de diciembre, tras hallar múltiples irregularidades que provocaron un daño al erario de la Federación por mil 705 millones de pesos, el senador panista Héctor Larios censuró el “linchamiento público” del que está siendo sujeto el ex gobernador Guillermo Padrés, señalado por haber beneficiado a sus allegados con perdón de impuestos en esa entidad.
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